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"Todo este sufrimiento se pudo evitar": Sigifredo López

Sigifredo López dice que exigirán juicio de responsabilidades por el intercambio humanitario que no se hizo con los diputados.

6 de diciembre de 2016 Por: Olga Lucía Criollo | reportera de El País

Sigifredo López dice que exigirán juicio de responsabilidades por el intercambio humanitario que no se hizo con los diputados.

“Si fue posible firmar la paz, que era más difícil, obviamente que era posible, factible, firmar un acuerdo humanitario para sacar del medio a los civiles que habían quedado atrapados en la guerra”. Sigifredo López, el único sobreviviente del secuestro de los diputados del Valle, anuncia la siguiente cruzada que animará a las familias de los políticos que murieron a manos de las Farc en junio del  2007. “Era una obligación moral, ética y política para los gobernantes y, sin embargo, no hubo poder humano para que el presidente (Álvaro) Uribe firmara ese acuerdo humanitario”, sostiene el pradereño a quien el semblante le cambió desde el pasado sábado, cuando ‘Pablo Catatumbo’, en nombre de las Farc, le pidió perdón por su secuestro y por no haber aclarado oportunamente que él no era cómplice del plagio de sus compañeros de la Asamblea. Del juicio de responsabilidades que le exigirán al Estado, de lo que significó su revictimización y de la lucha personal que seguirá dando  ante la Justicia, López habló con El País.   ¿Cómo se siente después de que las Farc vinieran a Cali a pedir perdón por el secuestro y asesinato  de los diputados del Valle y a reivindicar su buen nombre? Sin duda es importante que los victimarios hayan dicho la verdad, hayan pedido perdón por el secuestro de los doce diputados del Valle, por la masacre de los once y, en mi caso, por haber callado la verdad, no haberla dicho de manera completa y con eso permitir que me revictimizaran luego. Pero la reflexión es: este país está tan enfermo de violencia, que la verdad de las víctimas no importa. Yo he luchado con la fuerza moral de saberme inocente y la Fiscalía me exoneró. Sin embargo, después que el Fiscal General me pidió perdón, de que todos los testigos falsos fueron condenados y de que RCN me pidió perdón, fue necesario que los verdugos también contaran su pedazo de verdad para poder que creyeran. Es una tristeza, porque a las víctimas hay que creerles por encima de los victimarios. O sea que hoy ya salió de su casa con la frente en alto... Siempre he tenido la frente en alto porque me sé inocente y con esa fuerza moral he dado la batalla, primero por mi vida, luego por mi libertad, y ahora por mi buen nombre, pero tengo que decir que refresca que ese pedacito que faltaba también se diga..., porque para mí ha sido supremamente duro sobrevivir, ser ciudadano en Colombia: me secuestraron, después de siete años de eso me ponen preso y me exhiben ante el mundo como un criminal. He sido estigmatizado; mucha gente dejó de hacer negocios conmigo porque decían que no hacían negocios con guerrilleros; a mis hijos en los colegios y universidades les gritaban usted es hijo de un guerrillero, los taxistas me decían asesino y en las redes sociales ni se diga…Le agradezco a Dios que ha hecho posible que las Farc pidan perdón, quién se imaginaba que esta gente, después de tanto tiempo, pidiera perdón y viniera aquí, tal como lo exigí, que tenían que venir a Cali.  Las víctimas de este hecho aceptaron el perdón de las Farc, pero también pidieron que  el Estado asuma su responsabilidad, ¿por qué? Todos los familiares estamos unidos exigiendo al Estado que pida perdón también porque ocho días antes habíamos dicho que había un alto riesgo de secuestro porque las Farc habían anunciado el secuestro de políticos y no nos dieron la protección que solicitamos. Pero además queremos que el Estado haga un mea culpa, una reflexión, una autocrítica y que se haga un juicio de responsabilidades al interior del Establecimiento, porque si fue posible firmar la paz, que era más difícil, obviamente que era posible, factible, firmar un acuerdo humanitario para sacar del medio a los civiles que habían quedado atrapados en la guerra, los protocolos de Ginebra así lo establecen, el Derecho Humanitario así lo exije, forma parte del bloque constitucional, era una obligación moral, ética y política para los gobernantes y, sin embargo, no hubo poder humano para que el presidente Uribe firmara ese acuerdo humanitario. Pero la guerrilla tampoco cedió... Es cierto que las Farc no quisieron, querían sacar provecho y Uribe negado, y entonces entraron en un círculo vicioso de inamovibles y prácticamente nos condenaron a vivir de olvido, que es la peor de todas las muertes. No es posible que se juegue con la vida humana, todo este sufrimiento y este dolor hubiera podido evitarse. Entonces estamos exigiendo, no con el propósito de enjuiciar al presidente Uribe ni de demandarlo ante la Corte Penal Internacional o la Jurisdicción Especial para la Paz, que se haga un juicio de responsabilidades para que esto no vuelva a suceder en Colombia; para que se llegue por fin a la terminación del conflicto con el ELN, se haga una oferta de sometimiento a la justicia a las bandas criminales, todos esos factores de violencia que nos están cobrando muertos todos los días cesen, la vida humana se ponga por encima de cualquier interés político y los gobernantes entiendan que casos como los diputados del Valle o Bojayá o la masacre de Urrao no pueden volver a repetirse nunca más. ¿Y van a buscar al expresidente Uribe para que haga ese mea culpa? No, le hemos solicitado al comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, que el Gobierno haga una autorreflexión y que pida perdón por no haber hecho el intercambio humanitario en su momento. Tiene que hacerlo el Presidente de turno, en nombre del Estado colombiano. A partir de allí, si hay responsabilidades históricas, que quede en la Comisión de la Verdad porqué no se hizo ese intercambio cuando había media sociedad que lo respaldaba y los protocolos de Ginebra obligaban al presidente Uribe a hacerlo. Él dará sus razones políticas y que queden consignadas allí. Nuestro propósito no es pendenciero, es no político, no es hacerle daño a nadie, es que no se repita, que no haya más víctimas y que quede absolutamente claro para la historia que, si se firmó la paz, había podido hacerse un acuerdo humanitario que era más fácil y  una obligación. ¿Le resulta paradójico que ahora él sea el principal opositor del proceso de paz con las Farc? Yo no personalizo. Lo que debo decir es que la guerra ha dado réditos políticos en Colombia y en otras partes del mundo. Hay políticos que se alimentan de las heridas, del odio y del resentimiento y lo convierten en un discurso político invitando a más guerra y eso da resultados...  yo digo: cómo es posible que la gran mayoría de las víctimas en Colombia hemos perdonado y los que no han sufrido un solo rasguño no perdonan, tienen el corazón más duro. Es una paradoja porque esta sociedad quedó enferma de violencia, se ha alimentado del odio y luego exterioriza eso. Sobre todo la gente joven, ha recibido un discurso de odio y de incitación a la venganza y por eso son más duros. ¿Y qué hacer  para tratar de disminuir ese odio de cara a la implementación de los acuerdos? En La Habana se acordaron puntos como la disminución de la brecha social y las causas objetivas de la guerra, pero no el tema del perdón y cómo llegar a la reconciliación, porque eso no se puede acordar; eso se construye desde las víctimas, desde el ejemplo, desde el interior de la sociedad civil. Estoy convencido que en este país se han repetido muchos ciclos de violencia porque aquí nadie le ha pedido perdón a nadie; han pasado 86 guerras civiles desde el Siglo 19 y los dolores se han acumulado a lo largo de la historia. Nuestra forma de relacionarnos es agresiva, todo queremos resolverlo a tiros y hay gente que incita al odio, a la venganza, y eso genera más violencia. Un paso importante, ad portas del posconflicto, es que los victimarios pidan perdón, porque una cosa es el perdón individual, que se otorga como cristiano, y otra el perdón ciudadano, que se otorga a partir de victimarios pidiendo perdón  y de víctimas otorgando el perdón. Por eso estoy convencido de que lo que sucedió en Cali el sábado es histórico. Los familiares de los diputados dimos un ejemplo de grandeza e integridad moral enorme al perdonar a los victimarios que tanto daño nos han causado. Queremos decirle a Colombia: nosotros ya perdonamos, hágalo usted también. No  por los victimarios, hágalo por las nuevas generaciones, para liberar a estos muchachos del odio, que es el peor de los secuestros. ¿Y qué sigue ahora para usted? Estoy luchando, ya están condenados todos los falsos testigos, solo faltan los fiscales corruptos que hicieron el montaje. Me refiero a Pablo César García, fiscal 38, está impune, a dos señoras fiscales que las tengo en proceso ante la Corte Suprema de Justicia y que espero que resuelva en derecho, porque ella ha pertenecido a  altas cortes y posa de ser amiga de los magistrados… entonces espero que se falle en derecho y no por estas cosas, y que Martha Lucía Zamora, de quien hay evidencia de que coordinó la investigación en mi contra, le diga a Colombia cómo aparecieron los cinco falsos testigos, de la noche a la mañana, en contra de diez años de investigación, donde al Fiscal 38 le bastaba leer mi inocencia en más de cien declaraciones que habían tomado, pero  prefirió buscar en una semana, al parecer, por orden de la doctora Zamora, entonces quiero que ella y Marlen Barbosa, que cuando le dijeron: ‘estamos viendo el video y ese que aparece no es Sigifredo’, contestó a una investigadora del CTI: ‘es muy tarde para dudas, continúe con el procedimiento’, y a sabiendas de que yo no era, ordenó mi captura... El único pedacito que nos falta de esta larga tragedia de Sigifredo López en busca de la justicia es que se condene a los fiscales corruptos que participaron en mi caso. Mucha gente critica que, después de estos casos, las víctimas demanden al Estado. ¿Usted lo hará? Yo demandé al Estado por el secuestro y también por la captura y la privación injusta de la libertad. Estamos dando la lucha. No soy un ciudadano vergonzante de mis derechos, lucho por ellos y lo haré hasta el último día de mi vida. No puedo ser un defensor de derechos humanos, invitándolos a que luchen y, a la hora de demandar para exigirlos, decir que no. Este Estado no nos protegió ni la vida ni la libertad y permitió que a mis compañeros los asesinaran, porque si hubieran hecho un acuerdo humanitario esto no hubiera sucedido; permitió que me secuestraran siete años, con todo el perjuicio moral, y me puso preso. A este Estado tengo que exigirle la reparación por esos derechos y no lo voy a dejar de hacer, porque el que daña paga, y la ley es para todo el mundo, incluyendo el Estado. Entonces que no me vengan a decir que no demande. ¿Cómo así?

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