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Tienen bebés... y son guerrilleras: estas son sus historias

El País las encontró entre las filas de subversivos que empiezan a agruparse en el Cauca para desmovilizarse. Así son las jóvenes mamás de las Farc.

5 de febrero de 2017 Por: Por Olga Lucía Criollo, reportera de El País

Bien podría llamarse Paz, pero el naciente instinto maternal de Manuela le hizo saber que a los diálogos con el Gobierno todavía le faltaban varias contracciones para parir el acuerdo.

Ya bastante incertidumbre había sentido nueve meses atrás, cuando un retraso le hizo saber que sus escarseos amorosos con Romaldo traerían una nueva vida a  la columna móvil Gabriel Galvis, que operaba en el Cauca.

Claro, la historia dice que en el verano del 2015 el presidente Juan Manuel Santos le hizo saber a las Farc que en cuatro meses decidiría si continuaba o acababa el proceso en La Habana, dados los pocos avances que anunciaban los negociadores desde la isla.

Entonces lo que pululaba en el país urbano era la incertidumbre. Pero la zozobra también viajaba por las montañas de Colombia interpelando los sueños, las expectativas, las vidas  y hasta los amores de los que estaban monte adentro.

Todo eso debió pesar en el corazón de la guerrillera aquel domingo 15 de mayo, cuando supo que el fruto de su amor tenía forma de mujercita para convencer  a su enamorado Romaldo de que lo mejor era honrar a doña María, el ser que le diera vida a ella 33 años atrás y colocarle ese nombre a la bebé.

Pero a esta enfermera la ternura de la maternidad no le ha borrado un ápice de su espíritu revolucionario, así que el segundo nombre de su primogénita evocará siempre al cubano Camilo Cienfuegos.

Lo cierto es que hoy, nueve meses y una paz firmada después, en La Elvira, una de las 26 zonas veredales donde las Farc deberán dejar sus armas durante los próximos 180 días, la esperanza mide 70 centímetros, pesa 8 kilos, tiene ojitos ‘achinados’ y mucho pelo negro.

Una ilusión que se vuelve certeza al ver cómo su aún mueca sonrisa se reparte  dadivosa entre todos los subversivos que van y vienen atareados por el área que funcionará como ‘recepción’ una vez  sea construida la zona donde vivirán los desmovilizados.

Lea: Por lo menos 80 guerrilleras embarazadas están en zonas veredales, dicen las Farc

Y como a los nueve  meses poco importan los  rangos, María Camila tampoco tiene que esforzarse para que Pablo Catatumbo -quien hasta antes de su viaje a Cuba comandaba todas las operaciones militares del Bloque Occidental de las Farc- deje a un lado las muchas ocupaciones que conlleva la implementación de los acuerdos y permita que la pequeña manita se pierda entre sus redondos dedos.

No hay duda, tras 50 y más años de confrontación armada, la paz invita a apreciar cómo la vida y los sentimientos también florecen del otro lado  de la trinchera. O más bien cómo ahora se pueden expresar con más libertad afuera y adentro de los campamentos.

Otra prueba de ello es Karina, una morena de ojos claros que a mitad de enero sumó sus objetos personales a sus  seis meses de embarazo y dejó las  selvas chocoanas de San Juan en busca del hogar donde nacerá Sofía Salomé, para quien ya sueña una niñez tranquila y una juventud vestida de bailarina.

Junto a varios de sus compañeros del Bloque Móvil Arturo Ruiz partió a las tres de la madrugada y viajó todo un día con la ilusión de que la implementación de los acuerdos permita que el  apoyo que le brindaron sus jefes guerrilleros allá se pudiera complementar con una mejor atención médica acá.

[[nid:615902;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2017/02/bebes-farc.jpg;full;{Entre los más de 200 guerrilleros agrupados en la vereda La Elvira, Cauca, hay varias mujeres embarazadas y niños nacidos en los últimos meses.José Luis Guzmán - El País}]]

Y así ha sido: tras una ecografía tomada en Popayán, ella espera el arribo de Iván, su compañero que ya camina también rumbo a La Elvira, para  contarle que las maluqueras y el susto inicial por el embarazo no planeado valieron la pena porque la bebé está sana.

Más aún, “si hay las condiciones de seguridad” y se logra agilizar el trámite de los documentos de identidad, la pequeña nacerá en un hospital, de seguro rodeada de quienes están felices de ser sus tíos de sangre.

Sin embargo, Karina tiene muy claro que si bien su hija  no cargará un fusil, sí hará parte del movimiento político que sucederá a las Farc, esa otra familia en cuya construcción ya trabajan muchos de los hombres y las mujeres asentados en aquellas empinadas lomas de la cordillera Occidental que distan tres horas y varios tramos de mala vía  desde Cali.

Esa misma certeza tiene Evelin, quien en marzo dará luz  a Sara Michel, otra hija de la paz que desde el vientre convenció a su madre de que el aborto ya no es la única opción para las guerilleras, de que ya no se trata ‘de traer niños al mundo a sufrir’, de  que ahora es posible soñar con que alguien de la familia podría  ser la defensa  estrella que ella, futbolista frustrada, no fue.

Pero la rubia oriunda de Risaralda que desde el 2014 está en el frente Franco Benavides tampoco reniega de su inclinación subversiva. Solo que ahora, en tiempos de reconciliación,  sus preocupaciones son otras: calmar el antojo de chontaduro con miel que a veces la asalta, y confiar en que su primogénita nazca ‘ojiazul’, como quieren su mamá y sus hermanos. Sin embargo, al preguntarle por el papá de la bebé guarda silencio y un suspiro parece traicionarla... Debe ser  que la paz también permite que afloren los dolores del corazón.

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