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“Si el ‘no’ gana en el plebiscito, el proceso de paz se acaba”: Mininterior

Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, sostiene que ningún proceso de paz en Colombia ha sido sometido a un escrutinio como el de La Habana.

6 de diciembre de 2015 Por: Argemiro Piñeros Moreno, Colprensa

Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, sostiene que ningún proceso de paz en Colombia ha sido sometido a un escrutinio como el de La Habana.

Pocas horas después de que el Gobierno logró un importante triunfo en el Congreso de la República, tras la aprobación del plebiscito para la paz con el cual se convocará a los colombianos para que refrenden los acuerdos con la guerrilla, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, aclaró las dudas que aún rondan sobre cómo convocará.

En entrevista con Colprensa, el funcionario habló sobre la revisión que deberá enfrentar la Ley de Plebiscito en la Corte Constitucional, la forma como se hará la campaña tanto por el sí como por el no, pero también del umbral y la importancia de haberlo bajado.

¿Por qué se debe entender que el plebiscito es un valor agregado que el presidente Juan Manuel Santos le está dando al proceso de paz?

Está claro que el Presidente no tenía ninguna obligación constitucional ni legal para someter los eventuales acuerdos de La Habana a la votación del pueblo colombiano. El mandato constitucional al Presidente para buscar la paz y sus facultades son suficientes. Sin embargo, siempre ha considerado que esta no es la paz de Juan Manuel Santos, ni de su gobierno, sino de todos los colombianos.

El valor agregado es ese. Él tomó la decisión porque consideramos que es totalmente esencial que en una paz después de 50 años de conflicto, participemos todos los colombianos, opinando por el sí o por el no. 

Haciendo un debate abierto, divulgando acuerdos en su totalidad y dando garantías para que tengamos como preámbulo a esa Colombia en paz un debate democrático, deliberante, respetuoso, tolerante alrededor de los costos de la paz, pero también de los costos que supondría continuar con la guerra.

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En el debate, tanto en el Senado como en la Cámara, la oposición quiso tildar al Gobierno como una dictadura que quiere cambiar la norma del plebiscito e imponerlo a su manera. ¿Qué les responde?

Ellos llevan tres años en esa misma estrategia. Hablando de castrochavismo, de entrega del país, de leyes habilitantes que solo existen en la imaginación de la oposición. 

Nosotros no reconocemos enemigos de la paz en Colombia, sino unos contradictores del proceso de paz que tienen unas dudas, hacen unos cuestionamientos,  no les gusta la manera cómo se lleva adelante el proceso, pero que tendrán todas las garantías durante la campaña del plebiscito, de escuchar de la opinión pública sus planteamientos y sus críticas y que sean ellos los que resuelvan si quieren acabar con el conflicto o continuar con la guerra que tanto daño le ha hecho a nuestro país.

¿Cómo será y quiénes estarán en esa campaña del plebiscito?

La campaña obviamente no se ha definido. Tenemos que cumplir primero en el Congreso, esperar que la Corte Constitucional revise la Ley Estatutaria del Plebiscito Especial para la Paz, para que el Presidente y el Gobierno, posteriormente, puedan convocarlo, pero hasta el momento no hay organizada una campaña ni hay estrategias definidas.

Lo que hay es la voluntad del presidente Juan Manuel Santos de facilitar la participación ciudadana en el proceso de paz. Ningún proceso de paz en Colombia ha sido sometido a un escrutinio como este con las Farc.

Lo que tienen que entender, además, los críticos del plebiscito es que Colombia vive una circunstancia excepcional que amerita y requiere medidas como las que se están tomando, tanto con el Acto Legislativo para la Paz como con la Ley del Plebiscito. No se pueden analizar estos elementos como si estuvieran siendo tramitados en una situación ordinaria del país.

¿Quedó claro que la decisión que tomen los colombianos será vinculante bien sea para el sí o para el no en el plebiscito y también en el acto legislativo?

Las dos iniciativas tienen que ser analizadas en su conjunto. No se pueden analizar aisladamente. La votación de los colombianos en el plebiscito será vinculante para que el Congreso de la República, mediante el acto legislativo especial con la comisión legislativa y las facultades especiales del Presidente, desarrolle e implemente los acuerdos de La Habana.

Pero de ninguna manera significa que los colombianos, al votar los acuerdos, estos queden incorporados a la ley y la Constitución. Será el Presidente y el Congreso los que implementen ese mandato ciudadano.

La ley dice que ustedes, como Gobierno, van a poder promover ese plebiscito a través de varios mecanismos, ¿cuáles son y cómo se hará?

Hoy en la Ley de Participación Ciudadana se permite que el Gobierno pueda hacer campaña a favor del sí. Lo que está claramente prohibido es la utilización de recursos públicos del Estado para esos fines. Los funcionarios podrán hacer campaña, intervenir en medios, en foros, fijando su postura, pero no utilizando cargos oficiales frente a este propósito.

Algo distinto es la pedagogía de los acuerdos de paz, que es un compromiso del Gobierno, en el sentido de que tienen que difundirse ampliamente los textos de los acuerdos para que los colombianos conozcan hasta la última línea los contenidos de esos acuerdos y puedan decidir por el sí o por el no.

¿Esos dineros vendrían de promotores del sí o el no y no de  parte del Gobierno?

El Estado garantizará un acceso a los distintos comités para que se divulguen las posiciones respecto al plebiscito por el sí o por el no. Pero lo que tiene que ver con la publicidad como tal, eso lo financiaría cada comité y los partidos.

¿Por qué es importante para el Gobierno haber logrado bajar el umbral del plebiscito?

Estoy seguro de que van a participar más de diez  millones de colombianos en esta convocatoria del plebiscito y que la inmensa mayoría votará por el sí. El tema de la paz, en la medida en que avance la campaña, va a generar un debate importante.

Esta elección es la más importante de la historia de Colombia desde 1957, cuando se hizo un plebiscito parecido para acabar con la violencia política entre liberales y conservadores. Sesenta años después tenemos la oportunidad de acudir a las urnas para acabar esta etapa reciente de la violencia colombiana. Significa un quiebre histórico, es el paso a una Colombia en paz. 

En el umbral que se disminuyó, se cambió el concepto de umbral de participación por umbral de decisión, de no ser así, se estimularía la abstención activa. Todos los ciudadanos que no estén de acuerdo con un punto de la negociación tendrán garantías para votar el no.

Si el ‘no’ resulta ganador, que no creo que sea así,  se acaba el proceso de paz en La Habana y querrá decir que los colombianos no están de acuerdo con lo que se llegue a acordar allá.

El presidente Juan Manuel Santos aspira a que sea a mediados del próximo año que se haga el plebiscito, ¿qué pasa si se extiende, por ejemplo,  la revisión de la Corte Constitucional?

El ideal es el que ha planteado el Presidente, que la Corte pudiera darle prioridad al plebiscito para que, si finalmente se avala, se pueda convocar el primer semestre del año entrante. Si no es así, no creo que haya un daño grave al proceso, pero sí generaría traumatismos en la implementación de los acuerdos a través del Congreso con el procedimiento especial para la paz.

“No salió de la mesa”

Mientras que el Gobierno celebra  la aprobación del plebiscito para la paz en la Cámara de Representantes, el jefe de la delegación de las Farc en Cuba, Iván Márquez, advirtió que ese mecanismo no ha sido consensuado en la mesa de diálogos.

“El plebiscito es una iniciativa unilateral que resbala ante los acuerdos de La Habana. Nunca se tocó dicho tema en mesa de conver- saciones”, dijo.

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