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Por estas razones usted no debería abstenerse de votar hoy

Decidir el camino político que debe tomar el país es la potestad que tiene cada ciudadano este domingo. Sí o No a los Acuerdos de La Habana. Todos a votar.

2 de octubre de 2016 Por: Alda Mera, reportera de El País

Decidir el camino político que debe tomar el país es la potestad que tiene cada ciudadano este domingo. Sí o No a los Acuerdos de La Habana. Todos a votar.

Llegó la hora cero. Hoy estarán los ciudadanos frente a las urnas para decidir el futuro político de Colombia.

 No se votará para elegir gobernantes ni delegados a corporaciones públicas. Tampoco  darán puestos, becas,   cemento ni tamales. La única contraprestación será que su voto  definirá en qué clase de país quiere  vivir.      

Catalina Montoya Montoya, directora de la Unión de Acción Vallecaucana (UAV) entidad  que lidera la campaña ‘Tu voto tiene poder’, advirtió que el mayor riesgo de no salir a votar es que no se cumpla el umbral del 13 % de los  votantes, requerido para  validar el plebiscito. “Si hay un alto índice de abstención, no queda muy legitimado, ya sea la aprobación o  la desaprobación de los acuerdos”, señaló.

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Si el abstencionismo se impone,  la primera consecuencia es que se cae el acto legislativo para la paz, que es el que le ofrece al Presidente los instrumentos para hacer las reformas legales y constitucionales, “porque en su artículo cuarto dice que  entra en vigencia si gana el  sí después del plebiscito”, señala Alberto Valencia, sociólogo de la Universidad del Valle.

“Lo otro es que el acuerdo de paz queda en un limbo y ponerlo a  andar de nuevo no es nada fácil y en mi opinión,  se prolongaría por muchos años más”, sentencia Valencia. 

Montoya dejó entrever otro  temor que subyace entre  votantes: creer que para qué vota en el plebiscito,  si ya se firmaron los acuerdos entre el gobierno y las Farc, lo cual es un gran error.

En su concepto, es importante que la gente entienda que los acuerdos se firmaron entre el Gobierno y las Farc, pero  justamente el presidente Santos les dio el poder a los colombianos de decidir si estos se implementan o no.

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“El plebiscito no es un adorno. Todo lo contrario, el Presidente renunció a un poder que él tenía para implementar los acuerdos y les dio  esa capacidad a los colombianos para que decidieran si se implementaban o  no, si se acogían a ellos o no. Es importante que la gente lo entienda”, comenta.

Entonces, explica ella, “lo que hace el plebiscito es refrendar y ahí sí,  darle la autoridad al Señor Presidente para implementarlos y que él haga los cambios y ajustes necesarios para que se puedan dar las transformaciones según  lo acordado en La Habana”.

El  otro aspecto es que la legitimidad de los acuerdos depende de que haya una muy buena votación. “Mientras más voten el Sí, los acuerdos tienen más peso, más fuerza y se hace más viable su implementación en términos políticos”, considera Valencia.

Mejor dicho, lo deseable para quienes apoyan el Sí no es solo que este se imponga sino que lo haga por un amplio margen.

Mario Alberto Cajas, graduado en derecho de la Universidad del Cauca y doctorado  en la Universidad de los Andes, argumenta que difícilmente se encuentra  un momento histórico donde la ciudadanía tenga la posibilidad de expresar su voluntad y participar en la toma de la decisión sobre   la trayectoria política del país, de la próxima  o  más generaciones.

 “El plebiscito le  pregunta a las personas si están de acuerdo o no con  un pacto que se ha firmado entre el Gobierno y un grupo guerrillero. Es una decisión trascendental para la vida  política del país, pero no  solo para el poder político, sino para  la comunidad política”, sostiene Cajas, docente de la Universidad Icesi.

“Por eso es un voto de mucho más impacto”, explica Cajas.

Alejandro Sánchez López, coordinador de la Misión Observación Electoral, MOE, para el Valle del Cauca, sostiene que en el escenario de que no se alcance el umbral del 13 % de los sufragantes habilitados, advierte que “el plebiscito arrojaría un manto de duda acerca del consenso que se espera construir  para la aprobación de lo pactado o la desaprobación del mismo”. 

Sánchez aclara que el Sí o el No necesita grandes consensos porque lo que se está tomando es una decisión de política pública: “A diferencia de las otras elecciones, lo que se le está preguntando a la gente es si quiere que estos acuerdos se conviertan en política pública, sí  o no”.

Si la participación se sitúa muy  por debajo del promedio histórico, significaría que  no existe el  consenso para respaldar  esa  política pública de los acuerdos, sea para implementarlos o para no implementarlos, y eso hace que sea difícil la ejecución posterior de lo pactado.

Valencia destaca que en los últimos 70 años de la historia del país ha habido tres grandes acontecimientos transformadores. Primero, el plebiscito del 1 de diciembre de  1957, que aprobó el Frente Nacional. Otro, la séptima papeleta para la Asamblea Nacional Constituyente que daría  vida a la Constitución Política del 91 y el de este domingo.

Cajas coincide en que este plebiscito mide la capacidad que tiene  cada ciudadano de cambiar  el curso del país, “con la diferencia de que los colombianos conocemos los acuerdos, sabemos qué dicen, mientras que en la Constituyente solo estábamos deseosos de un cambio”.

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Igual pasó con la elección de los constituyentes  que iban a estructurar la nueva constitución, pero los electores no sabían cómo iba a ser. “Esta vez, si nos preguntan si estamos de acuerdo con el texto de lo pactado, así digamos que no es suficiente, que es incompleto, abstracto o contradictorio,  es un documento concreto  sobre el cual estamos discutiendo”, argumenta el docente. 

“No estamos eligiendo a los negociadores en La Habana para que digan cómo va a quedar  el acuerdo, sino aprobando o desaprobando un acuerdo que ya fue firmado. Es una responsabilidad que no podemos evadir”, sentencia Cajas.

Para él, lo más importante es que “este plebiscito  es una decisión no solo mirando  hacia el pasado, sino hacia el futuro, no solo lo que ha sido el conflicto sino lo que será las potencialidades que genera salir de él”.

El académico de la Icesi concluye que la ciudadanía debe comprender que la abstención no es un camino porque probablemente “esta generación de los que hoy  estamos vivos, no tengamos más una oportunidad de influir tanto en el devenir de la historia del  país, como la que tenemos este domingo y no se puede dejar pasar precisamente por eso, independientemente de la postura que se tenga sobre los acuerdos”.

 Alejandro Sánchez López, coordinador de la MOE para el Valle del Cauca, dice que esperan que la ciudadanía entienda que el voto tiene poder y que ante una decisión tan trascendental como esta, es importante que se manifieste, ya sea a favor del Sí o del No, y que esa decisión respalde suficientemente el resultado para saber si  vamos o no a implementar los acuerdos.

Para Catalina Montoya, los colombianos deben saber que hace 50 años no  había un plebiscito. “Es la primera vez que se le está dando el poder al pueblo colombiano para que vote si quiere acoger lo acordado o si definitivamente no lo acepta”, reflexiona.

Su invitación es salir a votar en masa, y lo más importante, que tomen una decisión propia, a conciencia y consideren que no vamos a elegir  un presidente o un alcalde ni  por un partido o movimiento político ni por un dirigente, sino por un destino del país que nos afecta a todos.

Valencia acota que los ciudadanos deben votar por el Sí o por el No, pero considerando  que esta quizás sea la votación  más importante de toda su vida, porque lo que está  comprometido es demasiado grande, con respecto al futuro de Colombia durante los próximos 20 o 30 años.

Cajas opina  que cada ciudadano debe reflexionar “qué pensarán nuestros nietos y bisnietos, que mi papá se quedó en la casa y no votó porque dijo que no era importante. Y el país no tomó el rumbo que debía porque otra gente tomó la decisión que no era correcta. Aquí cada voto cuenta. Uno tiene una deuda con las generaciones del futuro. Un lugar en la historia”, concluye.

Ventajas

Ya las Farc no significan  un riesgo en términos de seguridad para la jornada de votación del domingo.Recordar  bien  su puesto de votación, que fue donde votó la última vez o consultar la página de la registraduría para verificarlo.Que nadie venda el voto,  se espera que no haya prácticas de ese tipo, pero  hay fuentes que dicen que  se puede dar.El plebiscito es la manera  de poner la decisión en las manos  del ciudadano.La tradición histórica  de la abstención en el país está en el 50 % en una elección normal. Por la importancia de la decisión que se va tomar, la expectativa es que pueda disminuir este índice.

Motivaciones

Mario Cajas, docente de la Universidad Icesi,  sostiene que el plebiscito va a tener una importancia enorme,  en términos de derechos de las víctimas, justicia transicional,  desarrollo económico de las áreas rurales. “Nos estamos jugando dar un paso adelante para salir del conflicto y reconfigurar la política, la sociedad, la economía, o  dejar las cosas tal y como están”. 

Es decir, no solo es un acuerdo político, ni de desarme, ni de desmovilización ni de reintegración, sino que tiene todos los otros componentes ya mencionados.

Catalina Montoya recomienda tener muy claro que no se vota “ni por el presidente Santos ni por el expresidente Uribe”. Aconseja tomar una decisión propia, desde lo más profundo de su corazón, de acuerdo con sus convicciones, recurriendo a  fuentes de información fidedignas y no estén sesgadas.

También destaca que es importante ser conscientes de Colombia es un país que está en un proceso de construcción de paz y que es  responsabilidad de todos aportar a ello. Sin saber lo que pase, hay una tarea de los colombianos, en especial de los vallecaucanos, por ser una zona que está recibiendo alto número de desmovilizados, de participar en generación de oportunidades y de integración social, porque con acuerdo o sin acuerdo, hay que reintegrarlos a la vida civil.

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