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Opinión: El regalo de las familias de los diputados

Un gran ejemplo de vida para todos.

26 de abril de 2017 Por: Francisco Moreno O.* | Especial para El País

Sri Sri Ravi Shankar, líder humanitario de la India y fundador de El Arte de Vivir, se reunió con el presidente Santos en junio de 2015 y viajó a La Habana para reunirse con las Farc buscando colaborar en el proceso de paz.

Pude ser testigo de la atención con la que ellos escuchaban las palabras de Sri Sri sobre adoptar el principio Gandhiano de la no-violencia. Inclusive pudieron experimentar la meditación quizá por primera vez en sus vidas. Recuerdo a ‘Iván Marquez’: “Ojalá podamos los colombianos abrazar pronto el principio Gandhiano de la no-violencia”.

Luego viajé a Cuba para enseñarles técnicas de respiración y meditación que brinda la fundación. Pude compartir diálogos sinceros con ‘Pablo Catatumbo’. Le preguntamos en qué momento había decidido entrar a las Farc y nos relató una golpiza que recibió a sus 18 años de la Policía y la injusticia con que esta golpeó a un lustrabotas. Fui testigo de las lágrimas de dolor que derramó al relatar trágicos sucesos que una víctima del conflicto había vivido. Allí entendí que la violencia solo genera más violencia y que en el corazón de cada persona hay alguien que está pidiendo ayuda o expresando un dolor. 

'Catatumbo’ pidió la asistencia de la fundación para facilitar un proceso de reconciliación y perdón con los familiares de las víctimas de los diputados.

En poco tiempo el primer grupo de familiares viajó a Cuba. Muchos sentían miedo, rabia, tristeza e incertidumbre por lo que iba a pasar. El encuentro fue impactante. Cada familiar pudo expresarse libremente. Luego las Farc reconocieron su responsabilidad en los hechos. Lo que más me sorprendió fue el final: la transformación de los familiares, sus caras de felicidad, alivio y paz. La interacción con las Farc permitió reconocer la humanidad que habita en cada persona, soltando el miedo y el rencor.

Tuve la fortuna de acompañar a los familiares en técnicas de respiración y meditación que desarrollamos para ellos junto con otros miembros de El Arte de Vivir. Vivieron situaciones profundamente dolorosas y trágicas, pero tuvieron la valentía de verse con las Farc y perdonar.

El perdón los liberó y también nos regalaron una gran enseñanza: si ellos pudieron perdonar por hechos tan injustos y dolorosos, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros por situaciones mucho menos graves? ¿Qué justifica que sigamos albergando resentimiento hacia personas que consciente o inconscientemente nos lastimaron? ¿Quién se perjudica al no perdonar? Escuché una vez: “Odiar a alguien es como tomar veneno y esperar que le haga daño al otro”.

Los familiares me mostraron que no hay razón para odiar a nadie. Quizá sienta compasión, pero nunca odio. Los diputados no han muerto en vano, nos han dejado a sus familias con un gran ejemplo de vida para todos.

(*)Director América Latina Fundación El Arte de Vivir

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