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Las razones de fondo que le dieron el Nobel de Paz a Santos

Aunque Colombia aún no pone fin al conflicto armado, el Nobel es un voto de confianza y un premio al empeño de Juan Manuel Santos por lograrlo.

9 de octubre de 2016 Por: Hugo Mario Cárdenas López | Reportero de El País

Aunque Colombia aún no pone fin al conflicto armado, el Nobel es un voto de confianza y un premio al empeño de Juan Manuel Santos por lograrlo.

[[nid:584187;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/10/santospaz_0.jpg;full;{El presidente Juan Manuel Santos, de 65 años, apostó todo su capital político para intentar poner fin a medio siglo de guerra interna en Colombia, un sueño inconcluso que recibió el espaldarazo del premio Nobel de la Paz. Video: Agencia AFP}]]

Arriesgó todo su capital político en pos de  lograr la paz; se hundió en los niveles más bajos de aceptación y popularidad por insistir en el fin de la guerra; sorteó con paciencia y fe cada ataque recibido durante el proceso y deja a Colombia ad portas de la única esperanza cierta de paz que ha tenido en toda su historia. Lea también: Las frases más recordadas de Santos sobre su búsqueda de la paz

Y aunque el fin del conflicto es aún incierto,  fue su sacrificio y fuerza de voluntad  en pro del anhelo de la paz lo que le reconoció el Comité Noruego al presidente Juan Manuel Santos el pasado 7 de octubre, cuando le otorgó el Premio Nobel.

Han considerado algunos que fue contra todo pronóstico, pero analistas consultados por este diario recordaron que la mayoría de  los Nobel  de Paz entregados en las últimas décadas no fueron por lograr el final de algún conflicto.

Camilo Sánchez, director de investigaciones sobre justicia transicional del centro de estudios jurídicos Dejusticia, aclaró que lo que busca el Premio Nobel, sobre todo, es promover los esfuerzos individuales y sociales en torno a la búsqueda de la paz.

“Lo que premió el Comité Noruego fue la iniciativa del presidente Juan Manuel Santos porque consideraron que quien más tenía que perder en la búsqueda de la paz era él; no era la guerrilla. Fue el Presidente quien realmente invirtió su capital político en este esfuerzo y seguramente eso tuvo que haber incidido”, indicó Sánchez.

El politólogo y docente Ancízar Marroquín coincidió en que este no es un premio solo para quienes hayan logrado la paz, sino que en este caso “es para motivar a Santos para que siga en su empeño de lograrla; buscando que personas que trabajan con ese propósito no desfallezcan y que a pesar de los obstáculos y dificultades, sigan en su empeño. Es como un oxígeno”.

“A Obama le dieron el Premio Nobel de Paz no porque hubiera alcanzado alguna paz, sino para que hiciera menos guerras. Y con Santos es un llamado a que no cese en su empeño por conseguirla”, aseguró Marroquín. 

Y así lo corroboró el propio Comité del Nobel en el comunicado oficial al asegurar que el presidente Juan Manuel Santos “se ha acercado de forma significativa hacia una solución pacífica del sangriento conflicto” en su país y que ha sentado las bases para el desarme verificable de las Farc y un “proceso histórico de reconciliación y hermanamiento nacional”.

“Sus esfuerzos para promover la paz cumplen por tanto los criterios y el espíritu de la voluntad de Alfred Nobel”, aseguró el Comité Noruego en la carta leída por su coordinadora, Kaci Kullman, en la madrugada del  pasado viernes al revelar el ganador. 

El premio, argumentó el jurado, pretende animar “a todos aquellos que tratan de lograr la paz, la reconciliación y la justicia en Colombia”.

Una bocanada de aire

El Premio Nobel de Paz otorgado al presidente Juan Manuel Santos, de acuerdo con analistas internacionales, no debería sorprender porque no son muchos los galardones que se han entregado por la finalización de un conflicto.

De hecho, los últimos ganadores fueron el Cuarteto para el Diálogo Nacional Tunecino, una iniciativa de varias organizaciones que buscó el pluralismo democrático en el país africano que seguía en guerra; y antes fue Malala Yousafsai, la menor paquistaní que desafió el régimen talibán  para que las niñas pudieran ir a la escuela.

Aún así, y tras los resultados del plebiscito del domingo anterior, expertos y apostadores sobre el tema de los Nobel borraron al presidente Santos de la lista y el favoritismo recayó en la militante rusa de derechos humanos Svetlana Ganushkina, los negociadores del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, Ernest Moniz y Ali Akbar Salehi, y los habitantes de las islas griegas que acogen a migrantes. Ninguno de ellos trabajando por el fin de alguna guerra.

Para Roberto Izurieta, director de Proyectos Latinoamericanos de la Universidad George Washington, está claro con la entrega del Nobel de Paz al presidente Santos, que el proceso del Sí y el acuerdo con las Farc tenía un enorme respaldo internacional.

“Probablemente el presidente Santos tuvo unas buenas conversaciones con las Farc, pero estratégica y políticamente debió haber logrado primero un acuerdo interno. Ese es su reto ahora y espero que el Nobel no lo ponga en una posición que haga más difícil ese diálogo interno”, indicó Izurieta.

Con mayor esperanza se mostró Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de análisis con sede en Washington, quien también interpretó el reconocimiento al Mandatario colombiano como un impulso a no cesar en la búsqueda de la paz.

“Puede que lo que tengan los colombianos hasta el momento sea una paz incompleta, pero hoy más que nunca vale la pena luchar por ella”, aseguró Shifter.

En la historia de los Nobel de Paz, casos como el del presidente Juan Manuel Santos abundan. En 1994 los galardonados fueron los israelíes Isaac Rabin y Shimón Peres, junto al líder palestino Yaser Arafat por su empeño en la pacificación en Oriente Medio; aunque 23 años después, el conflicto israelí-palestino permanece intacto.

Incluso, dos de los cinco  Nobel de Paz que se habían logrado en América Latina hasta el pasado viernes,  el del costarricense Óscar Arias y el de la guatemalteca Rigoberta Menchú, fueron otorgados en pleno conflicto armado en América Central.

En el caso de Óscar Arias fue por su oposición al apoyo estadounidense en el conflicto nicaragüense de los contras y Rigoberta Menchú fue premiada en 1992 por la defensa de los derechos humanos y su papel como mediadora en el proceso de paz en Guatemala, aunque  el fin del conflicto solo se logró cuatro años  después del Nobel.

Cerrar un conflicto armado es un proceso largo y complicado, coinciden los analistas, porque el ejercicio de la guerra es un negocio muy lucrativo, y lo que Santos recibió del Comité Noruego fue un voto de confianza para que no desfallezca en su empeño por la paz.

Continente por la paz Para Roberto Izurieta,  catedrático de la Universidad George Washington, el hecho de que América Latina tenga seis premios Nobel de Paz “es un refrescante recordatorio de que vivimos en una región donde somos capaces de llegar a acuerdos para vivir en paz”.

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