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Sebastián Arismendy hijo de Héctor Fabio Arismendy diputado secuestrado y asesinado por las Farc. | Foto: Diego Pineda Colprensa / Especial para El País.

La historia del encuentro de Sebastián Arismendy, hijo de diputado asesinado, con las Farc

Sebastián, hijo de Héctor Fabio Arismendy, uno de los 11 diputados asesinados por las Farc, cuenta lo que significó su encuentro con los responsables de la muerte de su padre.

16 de mayo de 2017 Por: Paola Andrea Gómez | Jefe de Información de El País

La canción es como un milagro. No solo porque fue un éxito salsero de los años 90, que incluso logró una reseña en la Lista de los Billboard. No solo porque con ella y con un montón de detalles Héctor Fabio Arismendy, su padre, enamoró a su madre, María Consuelo Mesa.

‘Como tu amante o tu amigo, siempre quiero estar contigo, siempre seguiré adelante, como tu amigo o tu amante...’. Hoy, 24 años después de salir al mercado, ‘Tu amigo o tu amante’ tiene un poder sobre natural. Es el puente que permite que Sebastián se comunique con su padre, el compositor de un tema que con el tiempo se convirtió también en la banda sonora de un capítulo doloroso para Sebastián y para el país: la muerte de los once diputados del Valle asesinados por las Farc en cautiverio.

“Cuando quiero inspirarme o quiero que mis emociones broten escucho las canciones de mi papá. Pero cuando quiero que me hable, que me diga qué debo hacer voy a esa canción (Tu amigo o tu amante), la escucho y siento que entonces él me da una respuesta. Es algo hermoso”, cuenta.

Pareciera que sin ser consciente de ello, Sebastián hubiese heredado de su padre el talento para escribir. Esta semana el país leyó, escuchó y vio el testimonio de este joven, que hizo parte del grupo de familiares de los diputados del Valle asesinados, que el pasado 1o de septiembre tuvieron un encuentro en La Habana con Iván Márquez, Joaquín Gómez y Pablo Catatumbo, autor intelectual del secuestro de los asambleístas.

Sebastián, el chico que de 9 años deseó matar a los asesinos de su padre, 9 años después, al tenerlos frente a frente, tuvo la paz para decirles lo que alguna vez pensó, acompañado de un ‘ya no siento eso, ya los perdoné’. Eso, luego de recordarles lo que sufrió, la infancia extraña que vivió, las afugias que pasó, el llanto y todo lo que conllevó el tener un padre ausente secuestrado y luego asesinado.

Hoy Sebastián vive junto a su madre y su hermano en Bogotá. Su vida transcurre en medio de libros, esos que tanto le pidió su padre no abandonar, y  en medio del corre corre en la Universidad de Los Andes, donde estudia Administración de Empresas y Contaduría Internacional.

Ya en reposo, tras haber conmovido al país con sus palabras, Sebastián habló con El País de los recuerdos de su padre, de lo que pasó en La Habana, de lo que sintió en su interior, de lo que espera de este país y hasta de sus inclinaciones políticas:

Recuerdos con papá

A mi padre lo recuerdo cuando nos cargaba a caballito, a mi hermano y a mí. Nos hacía cosquillas.  Mi papá era como un niño. Era un sueño de papá. Y le encantaba que fuéramos a La Vaca Fantástica (un sitio entre Cartago y Pereira) a comer y a tomar yogur.

La enseñanza: Siempre quería instruirme. Me dijo desde pequeño que me leyera ‘los libros del porqué’ (por qué llueve, por qué el cielo es azul…) que eran una herencia de mi bisabuelo a mi abuelo Hernán, quien murió en un accidente trágico en la vía a Pereira, cuando mi papá tenía 8 años. En Cartago tenemos una biblioteca de seis mil libros, que era de mi padre.

El secuestro. Recuerdo que esa mañana mi papá estaba enfermo y le habían dando incapacidad. Él no iba a la Asamblea a quedarse, solo a dejar la incapacidad. Recuerdo que me levanté y le dije ‘papi no te vayas, quédate con nosotros’, pero él se fue a dejar la incapacidad. A las cuatro de la tarde veo a mi mamá llorando y llega un montón de gente a la casa que yo no conocía. Estaba en la sala jugando con mi hermano, con un carrito. Mi mamá se acerca y me dice ‘tu papá se fue a un viaje y no sabemos cuándo regresará’. Era muy difícil explicarle a un niño de 4 años qué era un secuestro. Ya luego, con los años, empezamos a darnos cuenta de lo que estaba pasando en Colombia. 

Infancia extraña. Mi niñez fue distinta a la de otros niños. No tengo recuerdos jugando, gritando. Mis recuerdos son en marchas en Cartago, Cali, ciudades cercanas con una camiseta que decía ‘te esperamos’ y la foto de mi papá. Siento que maduré muy temprano a causa de tanto dolor.

El encuentro en La Habana. Yo estoy estudiando dos carreras y mantengo muy ocupado. Veo que mi mamá me llama muchas veces de seguido. Me salgo de clases y le contesto y me dice  que Fabiola (Perdomo) le preguntó que si yo quería ir a La Habana. Le dije que bueno, pero nadie me explicó bien de qué se trataba. Me fui a esperar lo que me trajera el destino. En La Habana empezaron a hablar del tema y me doy cuenta que estarían los comandantes. Entro en shock porque no estaba preparado. 

Luego supe que cada uno tendría 15 minutos para hablar. Y yo pensaba, me he preparado toda la vida para mis sentimientos pero no para esto. Y no me gusta ser banal en mis palabras. Eran las doce de la noche del viernes, me fui a mi cuarto y escribí hasta las tres de la mañana las palabras que siempre había querido decirles en la cara. Lo que hubiera querido que mi padre dijera por él. Confieso que tenía mucho miedo, demasiado miedo, desde la noche anterior. Y en la mañana no fui capaz de desayunar. Con el estómago vacío me fui. 

Lo que sintió cuando vio a Márquez, Gómez y Catatumbo

Tenía mucho miedo. Pero antes que llegaran hablé con el padre Francisco De Roux y con monseñor Darío Monsalve. ‘Sebastián, le voy a pedir al Espíritu Santo que esté contigo y que puedas tener una mejor trascendencia en tus palabras’, me dijo monseñor Monsalve. Entonces me siento en un sofá y veo las imágenes de toda mi vida y las palabras que tenía para decir en mi ipad... Cuando anunciaron su llegada se me ponen las manos frías y empiezo a temblar. Pero cuando los vi entrar se me pasó el susto. Simplemente veo que llegan personas que han sido malas, pero no siento ganas de hacer algo contra ellos, si no motivación para decir con certeza lo que quería decirles desde hace años.

Le cantó la tabla al Secretariado

Me presenté, dije quién era, les mostré mi infancia, les dije los problemas que tuve por culpa de ellos. Hablé de mi dolor, de la familia que no tuve por culpa de ellos, de lo que anhelé tener a mi ejemplo de vida, al lado mío, dándome enseñanzas. Les dije cuando juré matarlos a los nueve años, señalándonos uno a uno: ‘a usted lo quería matar, a usted también lo quería matar’, pero ese rencor ya no está en mí. Decidí perdonarlos y eso me hace libre. Algo que ustedes jamás van a poder entender y sentir. Los cinco años de secuestro y después la muerte de mi padre causaron un gran destrozo en mi vida’. Les dije que ya no sentía odio, ni dolor.

Su confrontación con Márquez

Iván Márquez me dijo que ellos habían recurrido a las armas porque no tenían ningún otro recurso. Entonces le dije ‘yo sí creo que las armas no son la única salida de los conflictos. Soy de la filiación política que cree que las ideas y los votos son más poderosos que las balas’. Le dije que todos estos sentimientos eran porque quería que a mis hijos les tocara una mejor Colombia que la que me tocó a mí. Y le dije también que esperaba que me devolvieran el patrimonio de mi papá que eran sus composiciones, lo que escribió secuestrado.

Lo que sintió después. Uno se siente libre. Uno siente que descargó esas energías. En el corazón y en la mente quedan demasiadas cosas atrapadas. Con esas palabras, mis energías salieron y reconstruí una parte del alma que me hacía falta. Creo que es un paso para la reparación del alma de las víctimas, un camino para la  muestra de buena fe de los victimarios y el principio de la paz de Colombia.


Cómo llega al perdón

No es un momento exacto en el tiempo. El perdón no se decide de la noche a la mañana, es una trascendencia en el tiempo. Y ese proceso debe llevarse de manera personal, no es que alguien tenga que decirte que debes perdonar. El perdón lo hace sentirse a uno libre y feliz. Es muy difícil perdonar solo con conceptos humanos. Hay que trascender hacia las divinidades para entender el perdón. En Cartago, el padre Gustavo fue un gran soporte espiritual para mi familia.

¿Quedó satisfecho? Sí. Jamás pensé ver tanta voluntad de paz. Siento que sí fue satisfactorio pero aún no es suficiente. Soy muy realista y probablemente las cosas que mi papá tuvo en el cautiverio ya no existen. ¿Qué pueden haber guardado ellos? pero yo sería feliz con ver al menos las letras de las canciones porque esa es la muestra más grande de su sentimiento. Mi papá en las pruebas de supervivencia nos dijo varias veces que nos escribió canciones y libros.

Sigifredo López

Nunca pensé que Sigifredo fuera cómplice de esto. Sin embargo, cualquier persona que sea humana y a la que la Fiscalía le muestre unas pruebas y digan que sí y que sí, pues empieza uno a pensar ¿qué pasó?. Nunca dije que fue cómplice pero sí fue una sorpresa ver en los medios que la Fiscalía tenía unas pruebas. Nosotros vimos la experiencia de Patricia (la esposa de Sigifredo), de sus hijos, de su mamá… todos sufrieron con nosotros. Era imposible pensar que eso era cierto. Pero las personas que no vieron ese sufrimiento, seguramente pensaron que lo que decía la Fiscalía era verdad.

Con lo que dijo Catatumbo sobre Sigifredo uno queda más tranquilo. Pensé ‘qué rico haber tenido la razón’. Me parecieron muy conmovedoras las palabras de Patricia, cuando le dijo a Catatumbo ‘por favor, dígalo, que nosotros hemos sufrido, nos han revictimizado, dígale por favor a todo el mundo que no tuvimos nada que ver’.

Será político

La mayoría del tiempo dije que no quería la política por la corrupción y tantas cosas que pasan. Pero muchas personas me dijeron ‘Sebastián, es tu decisión hacer lo que quieras pero no te quejes luego por tu país, si cada vez es peor’. Esas palabras me llegaron. Si yo quiero ver a mi Colombia diferente, más construida, más equitativa no se la puedo delegar a personas que tomen el mando y las decisiones.

Quiero tomar partido e intentar mostrar mis ideas a otras personas. Primero, quiero vincularme a la industria para mantener a mi familia bien, ya después me gustaría ponerme al servicio de las personas. No usar la política para volverme rico. Lo haré como mi papá, que primero fue abogado y músico y luego sí se metió a la política. Yo pienso que el político debe ser el empleado del pueblo.

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