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"Es un error hablar de los costos de la paz": Representante del Pnud para Colombia

Arnaud Peral, representante del Pnud, dice que suerte del acuerdo dependerá de lo que pase en los primeros 18 meses siguientes a la firma.

24 de mayo de 2016 Por: Katherine Vega, colprensa

Arnaud Peral, representante del Pnud, dice que suerte del acuerdo dependerá de lo que pase en los primeros 18 meses siguientes a la firma.

El representante interino del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud en Colombia, Arnaud Peral, habló con Colprensa sobre los programas en los que vienen trabajando con miras al posconflicto y con los cuales se pretende hacer que el proceso de paz con las Farc sea un éxito.

Afirma que es necesario hablar de las inversiones de la paz, sin denominarlas como costos, pues, con o sin acuerdo, hay brechas que se tienen que cerrar, teniendo en cuenta los objetivos de la agenda 2030.

El diplomático hace un llamado sobre  la necesidad de darles voz a las regiones y dejar de canalizar toda la atención en los debates políticos.

¿Cómo ven desde Naciones Unidas los dos últimos acuerdos de La Habana sobre el blindaje jurídico y las condiciones para que los niños salgan de las filas de las Farc?

Son noticias alentadoras. Dos acuerdos en la misma semana era algo que no habíamos visto desde hace un buen tiempo. Nos da esperanza de estar muy cerca de la firma del acuerdo final.

¿Qué tan cerca?

Esperamos, como todos los que lo esperan, que pronto se dé la firma del acuerdo, que sea efectivamente una cuestión de semanas.

Ya se está trabajando en las zonas de concentración…

Hay un grupo de avanzada de la Misión ONU que está aquí trabajando en temas administrativos y operativos, viendo aspectos logísticos y financieros.

¿Se sabe dónde serán?

No tenemos esa información. Es un tema que hemos venido hablando con la misión de avanzada de la ONU, porque nos interesa que los programas que estamos adelantando sean complementarios en los territorios donde se va a hacer el proceso de desmovilización, desarme y reintegración.

¿Está Colombia preparada para el posconflicto? En el Congreso se dijo que sólo el 2 % de las víctimas ha recibido atención psicosocial...

Creo que hay que distinguir lo que son las tensiones políticas alrededor del proceso de paz. Hay muchas voces que están ocupando las primeras planas en los medios y creo que es importante escucharlas, pero también hay que escuchar a otras voces en los territorios. En los dos años que llevo en Colombia recorriendo el país he visto muchas experiencias extraordinarias de reconciliación sobre las cuales construir y que dan esperanza de que el día de mañana, cuando se firme el acuerdo, se van a poder potenciar. Pero tenemos esta preocupación de que  se canaliza demasiado en esos grandes debates que invisibilizan lo que se está haciendo en territorio.

¿Como la resistencia civil que propone el expresidente Uribe?

No lo diría de esa manera. Esas son opiniones políticas que hay que respetar. Hay que entender que hay escepticismo, dudas y es normal. Estamos hablando de un acuerdo que va a ser histórico, que va a tener muchas repercusiones, pero también tenemos que ayudar a que se escuchen esas voces desde los territorios, desde el optimismo, desde la esperanza que va a traer este proceso de paz. Hay tanto que se está haciendo en este país que es una lástima que no se escuche más en los medios de comunicación.

Es cierto que va a haber cooperación internacional, ¿esos recursos van a  alcanzar?

Hay un gran compromiso de la comunidad internacional con Colombia, pero los esfuerzos mayores van a venir del pueblo colombiano. Esas necesidades de la paz hay que verlas en el sentido de inversiones, porque es un error hablar del costo de la paz. Las inversiones  hay que hacerlas con o sin acuerdo, porque estamos hablando de resarcimiento de víctimas, de generación de empleo, y otros programas que hay que hacer. 

Mientras llega la firma final, ¿cómo está trabajando el Pnud con la Alta Consejería para el posconflicto?

Es un trabajo que hemos iniciado casi desde la creación de la Alta Consejería, en el sentido de intercambiar información sobre experiencias internacionales de programas de respuesta rápida, porque hemos insistido en la necesidad de poner en marcha algunos programas rápidamente después de la firma del acuerdo. Por experiencia internacional, y como hemos repetido en varias instancias, muchos acuerdos de paz han sido un éxito o un fracaso, en función de lo que se haga en los primeros 18 meses.

Hay dos programas que están en funcionamiento, ¿de qué se trata?

Uno es ‘Vamos a la paz’, que consiste en una alianza con universidades del país que envían estudiantes a diferentes programas que tienen que ver con reconciliación y fortalecimiento de capacidades municipales. Por ejemplo, al proceso de hacer los planes locales de desarrollo, con el enfoque de la Agenda 2030, de género, de paz. Hay 300 estudiantes de Nariño, Chocó, La Guajira,  y está dando buenos resultados.

¿Qué tanta acogida tuvo?

Hubo un movimiento de todas las universidades del país, tanto públicas, como privadas. Abrimos la convocatoria y solamente teníamos 300 plazas para esas pasantías. Las abrimos sin hacer publicidad, solamente se dio a conocer en las redes universitarias y en diez días había ocho mil estudiantes inscritos. Creo que es una muy buena señal de esperanza de esta generación, que ojalá conozca pronto la paz.

¿Cuándo sería la próxima convocatoria?

Los primeros grupos terminan a final de junio. Queremos hacer un balance en Bogotá y traer a un máximo de esos jóvenes para escuchar sus testimonios. En las próximas tres semanas haremos una convocatoria para el segundo semestre.

¿Cuántos cupos habría?

 Los estudiantes reciben una compensación de $500.000, entonces tenemos algunas limitaciones financieras. Esperamos que a través del Fondo para el Posconflicto podamos tener más recursos para ampliarlo, pero, para ser conservador, serían entre 250 y 300 en este segundo periodo. El alto consejero, Rafael Pardo, espera que podamos llegar a cinco mil o diez mil por año  a partir de 2017.

¿Cuál es el otro programa?

‘Manos a la obra por la paz’, que es un programa que tiene dos dimensiones. Una económica, porque va a generar empleos temporales en comunidades que han sido muy afectadas por el conflicto y que están viviendo en situación de pobreza; y una dimensión de bienes públicos, que apunta a generar bienes públicos, como puentes, centros de acopio, mejora de vivienda, de escuelas. 

¿Cuáles son las metas con ‘Manos a la obra por la paz’?

En esta primera fase estamos planeando unas 25 obras, pero va a depender de cuántos recursos podemos conseguir de la cooperación internacional. Ya el Servicio Público de Empleo manifestó su interés y está poniendo recursos, entonces se convierte en una mezcla de política pública y de programa de cooperación internacional y tenemos el interés ya expresado de algunas empresas que  entran en este esquema, así como de departamentos como Nariño, Valle del Cauca o Santander, que estarían dispuestos a cofinanciar cada obra que se haga allá.

¿Dónde empieza el programa?

En Turbo, Urabá. A partir de la semana que viene vamos a comenzar el proceso de las otras obras. Aún no tenemos el calendario de exactamente dónde, pero ya hemos identificado  municipios de Antioquia, Arauca, Bolívar, Caquetá, Cauca, Chocó, Córdoba, La Guajira, Nariño, Putumayo, Valle del Cauca y Meta.

Otros proyectosEstamos preparando proyectos para apoyar las juntas de acción comunal y otros que tienen que ver con la erradicación de cultivos y sustitución en parques nacionales (...). Se van a presentar al fondo de Naciones Unidas que se ha creado para el posconflicto y para la respuesta rápida en la primera ronda que va a haber a fin de mayo, para la selección de los primeros proyectos que tendrán financiamiento de la cooperación internacional”, precisó Arnaud Peral, represen- tante de Pnud Colombia.

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