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"En La Habana nada inaceptable fue aceptado": senador Roy Barreras

El senador Roy Barreras, uno de los negociadores de los acuerdos de paz, asegura que lo firmado no es ni a favor ni en contra de las Farc. “Es para Colombia, inclusive, los artículos más polémicos”.

26 de agosto de 2016 Por: Jessica Villamil Muñoz, reportera de El País

El senador Roy Barreras, uno de los negociadores de los acuerdos de paz, asegura que lo firmado no es ni a favor ni en contra de las Farc. “Es para Colombia, inclusive, los artículos más polémicos”.

El trabajo de los negociadores  del Gobierno de Colombia y de las Farc, que permitió el acuerdo para la terminación del conflicto armado, no concluyó en la noche del pasado miércoles con la firma pública de los documentos. Hasta altas horas de la noche hubo revisión de textos y la labor continuó ayer después de la rueda de prensa que ofrecieron los plenipotenciarios. Lea también: Este es el texto definitivo del acuerdo final con las Farc.

El senador Roy Barreras relata que, pese a la “inmensa alegría y los deseos de celebrar”, las comisiones siguieron trabajando para firmar las más de dos mil páginas que conforman los siete paquetes del acuerdo de paz que serán llevados a diferentes organizaciones internacionales.  Uno de ellos fue enviado a Colombia desde el miércoles y el presidente Juan Manuel Santos lo entregó ayer al Congreso de la República para convocar al plebiscito.

Barreras, sin ocultar su regocijo, cuenta que la ceremonia de la firma fue “muy emocionante”: “Lo viví con una ilusión enorme. Es que eran los negociadores de las Farc cantando el Himno Nacional. Una organización que combatió a las Fuerzas Militares  durante 52 años aceptó la institucionalidad y la democracia. Cobraron plena vigencia las frases del himno que usted y yo cantamos desde niños: ‘En surco de dolores, el bien germina ya’.  Mire, ¡cesó la horrible noche!”.

 Minutos antes de abordar el avión que lo traería de regreso al país y enfundado en una camiseta negra con la frase ‘sin negros no hay paz’, el senador vallecaucano, cuyo rol fue decisivo para agilizar la firma de los acuerdos, le aseguró a El País que “nada inaceptable se aceptó” en la última semana de negociaciones.

¿Cómo fue la última semana, el cónclave para lograr los acuerdos?

Fue una especie de concentración absoluta, de tiempo completo. Sin cambio de casa, las dos delegaciones juntas trabajando mañana, tarde y noche en todos los temas. Esa metodología para la fase final permitía resolver los asuntos sobre la marcha, sin recesos, sin interrumpir los momentos, palabreando. Yo creo que el cónclave fue muy útil para resolver lo que estaba pendiente.

Su llegada a la mesa causó suspicacias, pero mucho más  la llegada de otros políticos como el ministro del Interior Juan Fernando Cristo. Dijeron que ahora sí se le había entregado el país a las Farc...

El aporte final de los ministros fue fundamental porque le dio confianza a las Farc de que los temas se estaban discutiendo para la implementación y reincorporación. Los ministros les dieron la confianza de que ahí estaba el Gobierno para cumplir los compromisos.

Para muchos, ese cónclave se hizo a las carreras y  se hicieron muchas concesiones...

Ahí no se firmó la agenda de las Farc como muchos dicen, si hubiera sido la agenda de las Farc, como ha dicho con tristeza el presidente Uribe, lo de estos cuatro años se hubiera resuelto en seis meses. Hubiera sido muy fácil entregarlo todo, pero precisamente  no fue así, porque ninguna de las llamadas salvedades fueron incluidas dentro de los acuerdos. Sí hubo reivindicaciones indispensables para que las Farc hagan su tránsito a la legalidad, puedan tener garantías jurídicas y físicas, para que puedan reincorporarse a la sociedad. Entonces, las últimas 70 horas fueron de trabajo permanente, donde todo mundo aportó. La canciller (María Ángela Holguín) estuvo manejando el punto de verificación internacional. El ministro Cristo y yo estuvimos mirando la participación en política y me quedé luego con Frank Pearl trabajando la reincorporación, con el apoyo y la experiencia  del ministro Rafael Pardo,  que será quien coordine lo que se llama la Comisión de Seguimiento, Verificación y Resolución de Diferencias.

Esa es una posmesa que  empieza a funcionar  desde hoy (ayer) y la conformarán tres ministros y tres negociadores de las Farc.

Los discursos  del miércoles durante la firma fueron muy emotivos,  pero ¿por qué se guardaron los detalles de los subsidios, la cantidad de curules para las Farc, que era lo que la gente quería conocer?

No. No se guardaron detalles. El acuerdo había que firmarlo primero. El acto que vimos todos los colombianos fue la firma del acuerdo, inmediatamente se subió a la página web y se hizo público. Desde anoche (miércoles) los colombianos pueden revisarlo y mirarlo, de manera que nada se guardó,  inclusive se anexó el último capítulo  sobre la ejecución del cronograma, que lo incluimos a las seis de la tarde. Lo que pasa es que era nuestro deber ofrecer una rueda de prensa hoy (ayer) para resolver preguntas como las suyas. Ahora, lo que hay que hacer es pedagogía para la paz.

¿Finalmente, cuándo será el Día D?

Eso fue definido ayer antes del mediodía. Será el 23 de septiembre con la suscripción de los acuerdos  entre el presidente Santos y las Farc. Eso significa que el Presidente respalda lo que firmó su delegado plenipotenciario. Y ese es el Día D para poder iniciar la  movilización, que es el día D+5, es decir 28 de septiembre. Tiene que estar todo el sistema de Naciones Unidas desplegado en el territorio, aunque ya  empezó hace rato. Hoy hay 120 delegados internacionales, de todas maneras tienen que estar cerca de 500. Estamos dando este tiempo a la ONU para que pueda estar en todas las zonas de verificación y tenga desplegado el mecanismo de protección. Entonces, el Día D +5 inicia la movilización. El día D+9 (2 de octubre) es el día del plebiscito.

Las Farc insistieron en que solo se movilizarían a las zonas veredales después de la amnistía . ¿Cómo quedó ese punto?

Yo sé que esos acuerdos son largos, pero  vale la pena echarles una leídita porque todo está escrito.

¿Por qué las Farc seguían a último minuto insistiendo en eso?

Se firmó un acuerdo especial que se mandó a Berna, Suiza, hace dos días, pero ya es público. En él, el Gobierno Nacional garantizará que una vez los colombianos digan que sí a la paz —porque todo depende del plebiscito— presentará las leyes necesarias para los que puedan ser amnistiables, porque las personas que tengan la más alta categoría de delitos irán a la justicia transicional. De manera que ellos van a empezar a moverse los días que estoy diciendo, teniendo en cuenta que esto es un proceso complejo, esto no es montarse a un avión y llegar a la zona veredal. Todo está en manos de los colombianos. Si los colombianos votan Sí en el plebiscito, las Farc continuarán su movilización y dejarán las armas.

Ayer Humberto de la Calle advirtió que no se amnistiarán delitos como reclutamiento de menores y de lesa humanidad. ¿O sea que ‘Timochenko’ y los otros jefes de las Farc no van a estar ni en el Congreso ni en la Presidencia?

Eso está en los acuerdos. Habrá un Tribunal de Justicia Penal Especial que revisará caso a caso y tomará decisiones. Cuáles son las imputaciones y cuáles los delitos. La novedad de este proceso de paz es que habrá justicia y un tribunal que decida. No hay un perdón absoluto ni una amnistía general,  ni ley de perdón y olvido, como en Argentina o Chile o Sudáfrica. No, aquí hay un tribunal de justicia y serán los jueces los que decidan la condición de cada cual.

Mucha gente criticó su llegada a La Habana y  contra viento y marea su firma quedó en esas páginas históricas...

Estoy muy contento de  haber aportado, ayudado a empujar esto en la recta final, cumplir el papel de acelerador de proceso. Lo hice con total convicción de que la paz salva vidas y es buena para todos, para mis hijos y para todos los hijos de los colombianos. Lo que hemos firmado no es ni a favor ni en contra  de las Farc, es para Colombia. Todos los artículos, inclusive los más polémicos: el asunto  de incorporación y el subsidio económico mensual que no alcanza ni el salario mínimo, suele ser muy criticado y  le digo dos cosas: eso es lo que siempre se ha hecho con los desmovilizados desde hace diez años, eso es lo que hacía el presidente Uribe y se sigue haciendo.  A todos  nos interesa que  estas personas encuentren un lugar en la sociedad, el subsidio es mientras permanecen en un programa productivo, educativo, para garantizar que vuelvan a la sociedad y a sus familias. ¿Qué tal que se les  abandonara el día después de la firma a su suerte para que algunos terminen  en grupos delincuenciales, como pasó en Centroamérica? Este es un proceso responsable para que la reintegración política sea exitosa. 

Hoy, ya reposado, hay algo sobre  lo que pueda decir: ¿Por qué aceptamos eso?

Nada inaceptable se aceptó: No habrá curules a dedo, no habrá sueldos ni pensiones, no habrá impunidad como en todos los procesos de paz del pasado (sino Tribunal Especial), pero sobre todo no habrá más víctimas. No habrá más terrorismo, no habrá más soldados muertos, no habrá más desperdicio de recursos en bombas y, en cambio,  sí habrá paz.

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