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"El 'fast track' no es un capricho del Gobierno": Juan Carlos Henao

Juan Carlos Henao, quien participó en el primer acuerdo con las Farc, dice que si la Corte no aprueba este mecanismo, el proceso de paz “quedaría bastante herido”.

12 de diciembre de 2016 Por: Olga Lucía Criollo | Reportera de El País

Juan Carlos Henao, quien participó en el primer acuerdo con las Farc, dice que si la Corte no aprueba este mecanismo, el proceso de paz “quedaría bastante herido”.

"La muerte de los líderes sociales es una muestra  de lo que puede generarse en el posconflicto y todos los colombianos, incluidos los del Sí, los del No, los del tal vez, tenemos que estar pendientes de que eso no se vuelva a repetir, porque lo que ocurrió con la UP (Unión Patriótica) es una vergüenza para la historia de este país”.

Quien habla con tal contundencia es Juan Carlos Henao, el caleño rector de la Universidad Externado de Colombia quien intervino en la negociación del primer acuerdo con las Farc y fue invitado a la ceremonia de la entrega del Premio Nobel de Paz.

Dice que le  impresiona que el Centro Democrático siga diciendo que el segundo acuerdo  “fue maquillaje”, sobre todo porque reconoce que finalmente “se llegó a un acuerdo  más profundo y corregido”.

“Suponga que nieguen el ‘fast track’, la guerrilla fácilmente puede decir:  nos incumplieron, pues nos volvemos pa’l monte. No lo estoy diciendo como amenaza; es un riesgo que se corre”, asegura Henao antes de decir que si la Corte Constitucional no aprueba ese mecanismo de implementación, “el proceso quedaría bastante herido”.

Después de todo el entusiasmo que se vivió con la firma de Cartagena, no le dolió que el segundo acto fue como a las escondidas, un poco lúgubre?

No creo que haya sido a las escondidas, que no haya sido con el despliegue que se le dio a la primera firma, es distinto. Y no lo tuvo porque la situación política había cambiado a raíz del plebiscito, pero el Teatro Colón estaba lleno, estaba todo el cuerpo diplomático y el 90 % del empresariado colombiano. No lo sentí lúgubre, yo estaba muy emocionado y hubo una ovación muy fuerte al presidente Santos en el momento en que firmó el acuerdo.

¿El país realmente ganó con el segundo acuerdo o fue más lo que se perdió con el triunfo del No?

El país sí ganó mucho con este nuevo acuerdo. De hecho,  ha habido muchos que votaron por el No y han expresado su acuerdo ahora. Se ganó porque hubo cambios sustanciales donde se colocó atención a las observaciones de los del No. Yo diría que por lo menos la mitad de las páginas tuvieron alteraciones y creo que se  llegó a un acuerdo  más profundo y corregido. Como dice la sabiduría  popular, ‘no hay mal que por bien no venga’. No  le voy a decir que me dio tristeza que hubierámos perdido por el 0,4 % la votación del plebiscito, pero creo que a la misma negociación con la guerrilla le hizo mucho impacto que se hubiera perdido.

¿Por qué?

Creo que el plebiscito generó un ambiente  distinto para la negociación y muy positivo, porque cambió la actitud de la guerrilla en muchísimos puntos que antes hubieran sido inconcebibles. No es que se los inventaron los del No, nosotros los habíamos propuesto  pero  nos decían: primero nos volvemos para el monte antes de aceptar esas cosas, y hubo muchas cosas que terminaron aceptando.

¿Y cuáles fueron  las principales cosas que aceptaron?

La primera es  que van a dar el listado de bienes que tenían y que nadie les ha podido encontrar. Ni el Gobierno Uribe ni el de Pastrana ni el de Santos han podido saber dónde  tiene sus bienes la guerrilla, a pesar de que se ha solicitado colaboración a EE. UU. y Suiza, eso era un misterio en la negociación y la respuesta era: ‘¿cuáles bienes?, pues que nos los encuentren’, y fíjese que ya lo dijeron, porque era uno de los puntos que más le chocaban a la oposición, con toda razón... Lo segundo, la identificación de las  rutas del narcotráfico y de las cadenas que se forman para la exportación de cocaína, porque va ayudar a desvertebrar el narcotráfico, y hay muchos más. A mí me impresiona que algunos sectores del No, en concreto el Centro Democrático, sigan diciendo que esto fue maquillaje, esto no fue maquillaje.

¿Será que después de tanta guerra entre el Sí y el No los colombianos dejaron de creer en una paz posible?

 No creo que los colombianos hayan dejado de creer, espero que no sea así, porque la paz está siendo posible: las Farc están yendo a las zonas veredales, se están agrupando, y,  después del fallo de la Corte Constitucional, van a  empezar los 150 días en los que van a entregar las armas. Otra  cosa es que el Centro Democrático diga que aquí no va a haber paz, pero la  paz ya empezó, a pesar de la dificultad que está habiendo, porque no se puede negar que están matando líderes de tierras. 

Ya van  60 muertes de líderes sociales denunciadas. ¿Cree que el país está asistiendo a otro genocidio como el de la Unión Patriótica?

No diría que tanto como eso, pero la muerte de los líderes sociales es una muestra  de lo que puede generarse en el posconflicto y todos los colombianos, incluidos los del Sí, los del No, los del tal vez, tenemos que estar pendientes de que eso no se vuelva a repetir, porque lo que ocurrió con la UP es una vergüenza para la historia de este país.

¿Qué pasa si la Corte Constitucional no aprueba el ‘fast track’, estaría en peligro el acuerdo de paz?

Quedaría bastante herido. Lo que está en juego es tan importante, que  si la Corte llegara a decir que no se puede hacer el ‘fast track’, con el nerviosismo que hay en la guerrilla, con razón porque están en una incertidumbre total, se puede desvertebrar en cualquier momento y empezar a regresar para el campo. Eso no lo quieren los dirigentes de la guerrilla, porque  han guardado su palabra, pero si ocurre eso se generaría una situación muy complicada en términos de orden público por la inestabilidad jurídica en la cual quedaría la guerrilla. Se necesitan leyes  que  empiecen ya, por ejemplo la de amnistía y la  justicia transicional. Si no, tocaría irse por leyes ordinarias y estamos hablando de que para finales del 2018, si nos va bien, podrían empezarse a implementar, es decir, para el 2019. No creo que este proceso, en la madurez que está, vaya a aguantar un año o año y medio, sería un atentado muy grande.

¿Y cuál sería la opción del Gobierno para salvar el proceso?

Es que hay otro punto que olvidan los del No: que es una negociación con la guerrilla y ella también tiene que decir algo. Suponga que nieguen el ‘fast track’, ellos fácilmente pueden decir:  nos incumplieron, pues nos volvemos pa’l monte. No lo estoy diciendo como amenaza; es un riesgo que se corre, pero  la gente del No tiene una actitud petulante porque siguen haciendo exigencias imposibles que la guerrilla no va a aceptar jamás. Estamos en una negociación, no en una sumisión ni en una entrega. Nadie ha podido derrotar a las Farc, pero  los del No dicen sí queremos la paz, queremos un acuerdo nacional -y yo ya siento demagógico este punto- pero cuando dicen que tiene  que haber unos cambios en el texto que no serán aceptados nunca por la guerrilla, usted lo que está haciendo es no querer la paz y me atrevo a decir que la gente que sigue diciendo  No al nuevo acuerdo es porque no quiere la paz.

Además está el riego de que los congresistas  quieran modificar lo acordado ya por las partes…

Claro, eso es otro riesgo grande que se genera y por eso el ‘fast track’ es esencial. No es un capricho del Gobierno, es esencial para que no se desarticule todo.

¿Cómo caleño, qué opina del acto de perdón que las Farc realizaron aquí con los familiares de los diputados del Valle asesinados?

Creo que fue un acto simbólico muy importante, porque la retaliación no sirve para nada; el perdón es necesario en cualquier tipo de conflicto para poderlo superar. El perdón obviamente es del campo subjetivo, pero el hecho de ver a las víctimas de ese horrendo crimen —porque no lo justifico en lo más mínimo—  darse las manos con los victimarios, es sano para el país, porque la otra opción sería que se vuelvan a repetir ese tipo de cosas. Por eso tenemos  que darle pedagogía de paz a los ciudadanos: ¿qué prefieren, ver a la gente en esta actitud de reconciliación, así sea desgarrada, o   prefieren que vuelvan a pasar cosas como La  María o los diputados del Valle? Es  mucho más sano entrar en una etapa de reconciliación nacional, a pesar de todas las dificultades subjetivas que uno pueda tener cuando ha sido víctima directa del conflicto.

¿Pero cree que, a pesar de todo, la guerrilla  sigue comprometida con la paz?

No me cabe la menor duda y  lo digo porque  precisamente siguen preconcentradas. ¿Pero por qué no entregan las armas? Es apenas natural que, primero, por temor a que los maten y, segundo, porque no saben para dónde va la situación. La guerrilla no va a ser tan tonta de entregar las armas si todavía  no tiene la certeza  jurídica y política de que, en efecto, van a poder convertirse en un movimiento político. Cuando se dé la refrendación definitiva empezarán a entregar las armas y a cumplir, como de hecho están cumpliendo. Yo no soy guerrillero ni de izquierda, pero hay que reconocer que las Farc también han tenido altura en esta negociación. O dígame  si ha vuelto a haber algún secuestro o si las Farc han seguido generando violencia.

Al ver todo el aparato de seguridad que rodeó a los jefes de las Farc en Cali, uno se pregunta cuándo podrán caminar por las calles como un colombiano más...

Desafortunadamente falta mucho tiempo, porque hay que desarticular los grupos de extrema derecha y las bacrim y luego estos jefes guerrilleros van a tener que tener  medidas extremas de seguridad. Lo peor que le podría  pasar al proceso es que  maten a los guerrilleros, sería imperdonable para la historia de Colombia.

Y también pasa por desarmar el espíritu de muchos colombianos...

Yo sé que la guerrilla es muy impopular en Colombia y hay muchos motivos para que así sea, pero hay que cambiar el chip. Si queremos hacer una negociación y sentir que vamos estar en un país civilizado, en donde quepamos todos, lo único que tenemos que permitir es que todas las personas hagan política. Y ya ese temor al ‘castrochavimo’, con el que tanto juegan los de derecha extrema, caramba, eso es para asustar a la gente; aquí dudo que vaya a haber eso porque Colombia es un país muy distinto a Venezuela. Hay que educar a la gente para que entienda que la paz vale más que la retaliación y que hay que acabar con la ley del Talión en la mentalidad de las personas.

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