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El senador Luis Fernando Velasco. | Foto: Foto: Archivo Colprensa

FARC

“Decir que la paz es un desastre puede dar más votos, pero no más futuro”: Luis Velasco

El senador Luis F. Velasco visitó una zona veredal del Cauca. Dice que notó desazón entre los guerrilleros. “Me conmovieron los bebés nacidos allí”.

25 de mayo de 2017 Por: Olga Lucía Criollo / reportera de El País 

¿Cuál fue el propósito de la visita que usted y el senador Iván Cepeda realizaron el lunes a la zona veredal ubicada en La Elvira, en el Cauca?

Hay dos elementos centrales: Primero, no hay que olvidar mi origen regional, yo soy de la zona del Pacífico y mi centro de trabajo político está entre Cauca y Valle, y obviamente una zona veredal tiene mucho que ver con la cimentación del fin de la guerra en una región como la nuestra, que ha sido tan afectada por la guerra. Segundo, yo soy de la Comisión de Seguimiento a los Acuerdos con las Farc, y me preocupó, y también al senador Cepeda, el impacto que podrían tener en las tropas de la guerrilla las informaciones sobre los fallos de la Corte.

¿Y qué preocupaciones les expresó la guerrillerada durante las varias horas que duró el encuentro?

Las que tienen que ver con la tumbada del decreto que creaba las comisiones de seguridad para la propia guerrilla y también el fallo de la Corte que de alguna manera toca lo que sería el esquema de seguridad jurídica para blindar los acuerdos. Son problemas que si no se explican pueden generar desazón. Obviamente fuimos autorizados por el alto comisionado Sergio Jaramillo y nos invitaron Henry Acosta y el miembro del secretariado Pablo Catatumbo y la conclusión fue que era importante subir, conocer lo que estaba pasando allá y hablar con la tropa guerrillera, absolver dudas, explicar el mecanismo de funcionamiento del Estado, explicar la independencia que tiene la Corte Constitucional frente a las decisiones del Gobierno, generar confianza en el sentido de que el Estado no va a ser inferior a los acuerdos. ¿Qué encontré? Evidentemente, encontré desazón.

¿Por qué, qué dicen?

Hay desazón, en el sentido de que no entienden qué está pasando: ¿Nos van a cumplir o no nos van a cumplir? Y es normal, cuando oyes ese debate y no tienes un conocimiento profundo de la materia política, del control constitucional, que te genere preocupación, pero también quiero decir que encontré una cantidad de campesinos que tuvieron que terminar en la guerra con ganas de aportar para que se acabe de verdad la guerra. Por ejemplo, me impactó mucho ver mareas de campesinos antiguos guerrilleros con sus bebés nacidos en los campamentos diciendo ‘nos la estamos jugando para que se acabe esta guerra, no queremos volver a la guerra’. O sea, encontré una decisión humana y política en la tropa de mantener su palabra, a pesar de que en la zona hay grupos que tratan de comprar y de captar tropa para nuevas organizaciones criminales. Y en los comandantes también encontré una firme decisión política de respeto, pero también piden ser tratados con dignidad.

¿Y qué significó para usted, representante de la institucionalidad, haber llegado a la zona veredal y compartir con los guerrilleros?

Desde que tenía 17 años hago parte de las comisiones de paz del Cauca y a los 19 fui presidente de Caucanos Por la Paz, de modo que siempre he creído en la salida negociada del conflicto. Incluso, he visitado campamentos guerrilleros, en pleno conflicto, para hablar con líderes guerrilleros buscando salidas. Yo aporté mucho en el proceso de paz con el Quintín Lame y estuve muchas veces con el secretariado general de las Farc, cuando el presidente Pastrana intentó hacer el proceso de paz, para buscar el canje que permitiera liberar secuestrados civiles y militares a cambio de guerrilleros que estaban en las cárceles. Así que siempre guardé la esperanza de ver que la guerra con las Farc se acabara, pero llegar a un campamento y que la gente me pregunte recurrentemente ‘¿cómo nos van a ayudar a reinsertar’, qué vamos a hacer hacia adelante’?, me conmovió y de alguna manera me hizo sentir que el esfuerzo no siempre comprendido por todos los sectores de la sociedad de jugárnosla a fondo, con todo el costo político que eso tiene, para crear condiciones que permitieran la negociación, ha valido la pena.

Además fue su regreso a remotos parajes caucanos...

Ir a una zona de mi tierra que conocía, pero a la que hacía mucho tiempo no podía ir por la guerra, y entrar y ver al Ejército y a la Policía, que antes combatían a la guerrilla, ahora dándole protección y seguridad perimetral es otro país, otra visión, es creer que Colombia sí es capaz de hacer cosas realmente grandes, a mí me impactó para bien y me conmovió.

¿Y cómo vio las obras en la zona veredal, siguen retrasadas?

Eso sí es la demostración de la inutilidad del centralismo colombiano, es una vaina vergonzosa. Hay una parte que adecuó la propia guerrilla con la comunidad y eso está listo; pero lo que tenía que hacer el Estado, es ridículo, ni siquiera han puesto el agua, sino algo provisional, han invertido no sé cuántos millones en un campamento que no está listo y que debió estarlo hace seis meses. El Gobierno debería hacerse una reflexión sobre la inutilidad de sus ‘yuppies’, que no conocen Colombia y toman decisiones sobre Colombia. Por Dios, ¿por qué no hicieron unos convenios con las propias comunidades para hacer eso? Uno de mis temores es la inutilidad de una cantidad de niñitos que están en posiciones en las que se toman decisiones en Colombia no porque sean capaces o conozcan al país, sino porque están bien relacionados, pero el darle esas oportunidades puede llevar a fracasos terribles y todo a partir de una cosa tan sencilla como era preparar unas zonas para que estuviera esta gente. Ya ellos (las Farc) no tienen esto como tema central, es algo de mi propia percepción; no fui invitado a ver eso, sino a inyectar un poco de optimismo sobre el hecho de que el proceso de paz seguía y que los acuerdos se respetaban.

¿Está hablando de Carlos Córdoba, el gerente de las zonas veredales?

Yo no sé quiénes sean los responsables, pero no hicieron su tarea y no fue solo él si no su equipo, inútiles, debería dar vergüenza.

¿No teme que, tras su visita, en redes sociales lo señalen de ser ‘amigo’ de las Farc?

Me da tranquilidad saber que si de verdad se acaba la guerra y somos capaces de construir la paz, porque una cosa es acabar la guerra y otra conseguir la paz, incluso aquellos tan agresivos en las redes sociales, van a beneficiarse de esto. Yo creo en el fin de la guerra y en la negociación y me la estoy jugando, y sé que eso tiene un costo político. De pronto hoy es más popular demostar y decir que ha sido un desastre el proceso de paz, eso puede dar más votos, pero no da más futuro, y yo sí soy de los que creo que cuando uno tiene una responsabilidad de liderazgo en la sociedad, tiene que pensar es en el futuro que se va a construir y no simplemente en los votos, una frase mal dicha puede tirarse ese futuro.

Pero tiene que reconocer que camino a La Elvira, como en otras zonas del Cauca, hay muchos cultivos ilícitos…

Claro, es que parte de la guerra de nuestro país tiene una causa, que es la pobreza. Esos cultivos ilícitos no llegaron con las Farc, están hace mucho tiempo y fueron la demostración de la pobreza; cuando la gente no tiene otras opciones termina en eso, pero qué más sacas de allá con esas vías, si son terribles... Parte del reto de construcción de la paz es construir un modelo económico en el que la gente no necesite esos cultivos de uso ilícito, y eso es lo que me da miedo: que los mismos inútiles que no fueron capaces de hacer un campamento teniendo la plata, o sea los mismos burócratas, ‘yuppicitos’ sin experiencia y sin compromiso por el país, sean los que tengan que construir las condiciones para la paz, me da miedo porque sé que no van a ser capaces.

¿Y los guerrilleros no le hablaron de la muerte de líderes sociales?

Es un tema más profundo. No tengo todos los elementos de juicio para saber qué está pasando, pero sí me preocupa saber que, a pesar de que las Farc están concentradas, no haya habido una respuesta más dura contra unos grupitos que se hacen llamar ELP -y no me lo dijeron las Farc, sino la propia comunidad y la guardia indígena-. ¿Cómo así que la guardia indígena sabe dónde están unos tipos armados y no ha habido un operativo para capturarlos? Yo esperaría una acción mucho más decidida del Gobierno para controlar esas nuevas manifestaciones de violencia.

¿Se ve haciendo políticas con las Farc, una vez se desmovilicen?

No, pero sí me veo en el futuro defendiendo un país donde no se necesiten armas ni violencia para hacer la política; defendiéndole espacios a quienes decidan en un acto que yo llamé allá, en La Elvira, valiente, porque me parece más valiente tomar la decisión de dejar un arma que tomar la decisión de tomar el arma. Sí me veo defendiendo espacios de democracia que hagan que los ciudadanos no tengan que ir a la guerra, y un modelo económico en donde la gente no tenga que recurrir a los cultivos ilícitos, en eso me veo en el futuro.

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