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¿Cómo se haría la verificación del proceso de paz en Colombia?

Hasta ahora, la mayor operación de mantenimiento del cese al fuego de la ONU fue en Costa de Marfil. Aquí, debido a cifra de desmovilizados, se precisaría más personal y logística. ¿Dónde y cómo concentrarlos?

1 de noviembre de 2015 Por: Olga Lucía Criollo / Reportera de El País

Hasta ahora, la mayor operación de mantenimiento del cese al fuego de la ONU fue en Costa de Marfil. Aquí, debido a cifra de desmovilizados, se precisaría más personal y logística. ¿Dónde y cómo concentrarlos?

Colombia estaría a 45 días de ser sede de la operación de mantenimiento de la paz más grande que haya desplegado la ONU en el mundo hasta ahora, luego de que el presidente Santos anunciara la posibilidad de adelantar el cese al fuego bilateral e indefinido con las Farc.

Por eso, para los expertos, más allá de que entre en funcionamiento el próximo 16 de diciembre, el 1 de enero, en febrero o en marzo, lo que realmente importa con respecto a la terminación de las hostilidades es que las reglas de esta queden claras no solo para esa guerrilla y el Gobierno sino para todos los colombianos.

En ese medida, es necesario que las partes negociadoras en La Habana se pongan de acuerdo “en una fórmula específica”, pero  que no puede ser  muy compleja para que se dé con prontitud el otro gran ingrediente que le daría viabilidad al cese definitivo del conflicto entre las Farc  y la Fuerza Pública: que la  ONU sí acepte hacer la verificación del mismo.

Esa fórmula específica debe definir, sin embargo,  dos asuntos claves: “¿Se incluye un cese de hostilidades contra la población civil: secuestro, extorsión, o no? y ¿se congelan las posiciones militares que tienen las dos fuerzas enfrentadas sobre el terreno, sin concentración de tropas, o se concentran en pocos lugares bien determinados?”, plantea el sociólogo Jorge Hernández, profesor de la Universidad del Valle.

Sobre lo primero,  el consultor internacional en seguridad Jhon Marulanda es contundente: “Las Farc deben hacer la promesa formal, en un documento firmado, de que no van a seguir participando en extorsión, minería ilegal y narcotráfico, porque es cierto que han bajado las acciones armadas pero estos delitos no y ellos también implican  una violación a los derechos de los colombianos”.

A su vez, el coordinador del área de dinámicas del conflicto y negociaciones de paz de la Fundación Ideas para la Paz, Eduardo Álvarez Vanegas, dice que “se debe diferenciar la violencia social del conflicto armado del crimen común”, aunque es claro que la verificación del cese tendría que dar cuenta de una baja en actividades como el boleteo en las áreas de influencia de la subversión.

"Y es que la verificación sería de mayor envergadura  no solo por el número de frentes de las Farc sino también por las condiciones geográficas del territorio nacional y el difícil acceso a algunas. Esto demandará grandes retos logísticos y de seguridad, más allá de los económicos", dice Álvarez.

Concentración

 Reunir a la totalidad de  los  integrantes de la guerrilla en varios puntos del territorio nacional resultará una tarea titánica a nivel económico y  logístico.

Raúl Eduardo Sánchez, docente invetigador de la Universidad del Rosario, destaca que se estaría hablando de siete mil subversivos activos más los milicianos y los auxiliadores, lo que podría sumar al menos 25 mil personas.

“Imáginese lo que le costará al Estado la manutención de todo ese grupo por al menos 20 meses”, anota para plantear que lo que podría darse en diciembre o enero es una “formalización de un cese de hostilidades tácito que el país ha venido registrando en este último tiempo” y que ya en febrero se dé la concentración como tal.

Para Hernández, sería más sencillo reunir  a las Farc en un solo lugar, pero “la fórmula que están por acordar en La Habana puede ser más bien en varias regiones,  más difícil de verificar”.

Sobre los sitios específicos donde se haría la concentración, Marulanda anota que “sin duda la guerrilla propondrá que sea en las fronteras con Venezuela y Ecuador, donde su presencia es más fuerte y por donde sale la mayor cantidad de coca del país”, además de Tolima y Cauca, “su antiguo santuario y su corredor tradicional”. 

 No obstante, confía en que eso no sea aceptado por los militares que hacen parte de la Subcomisión Técnica que discute el tema en Cuba y  que “tengan claro que, entre menos puntos de concentración, mejor”.

Verificación

Para los analistas es un hecho que la verificación de la terminación de las hostilidades  estaría liderada por la ONU, dada la petición hecha esta semana por el presidente Santos, como cabeza del Estado colombiano.

En ese caso, lo que haría el organismo es, de acuerdo con  Sánchez,  crear una fuerza especial de América Latina, que incluiría a Ecuador, Perú y Uruguay, ya que siempre se busca trabajar con los países más cercanos a la sede del conflicto y donde se hable el mismo idioma.

“La misión de observación que  harían sería a través de  visitas a las zonas de concentración, pero también mediante la creación de páginas web, su interacción con diferentes actores sociales y el seguimiento a las cifras sobre los hechos de violencia”, añadió.

Álvarez, a  su vez, recuerda que las operaciones de mantenimiento de paz de la ONU, como se llaman técnicamente, fueron creadas en 1948 y que se conocen  70 opciones distintas.

“Ese proceso no se da de la noche a la mañana. Inicia con una evaluación técnica sobre el terreno e incluye operaciones de verificación y estudio   de  la situación humanitaria, que son presentados ante el Consejo de Seguridad, que expide una resolución con el tipo de operación a realizar y nombra  a un funcionario encargado”, dice.

Añade que en la actualidad operan 16 de estas  misiones en el  mundo, siendo la mayor la de Costa de Marfil, África, cuyo costo ascendió a 500 millones de dólares. “La de Colombia sería la más grande de todas, por la cantidad de frentes de las Farc y el número de  las tropas desmovilizadas. Por eso, si de 64 frentes, se pasa a 20 o 25, sería mucho mejor”.

Sin embargo, según expertos, no se puede descartar la presencia como verificador de Unasur, que ya fue pedida por  las Farc, pese a la polémica que genera por sus orígenes chavistas, ni tampoco la de organizaciones de la sociedad civil y centros de pensamiento locales y regionales “que podrían alimentar de buena manera el trabajo de la ONU”.

Para ellos, el papel de las FF.MM. en el cese al fuego no debe generar controversia, dado que su deber constitucional no estaría en juego y, por el contrario, tendrían la importante misión de combatir a los otros grupos generadores de violencia, como las Bacrim y el ELN, que podrían intentar apropiarse de los terrenos y de los negocios ilícitos que las Farc dejarían en nombre de la paz.

¿Por qué ahora?Para el sociólogo  Jorge Hernández, la decisión de adelantar el cese al fuego bilateral está motivada por el interés del Gobierno de acelerar el proceso y el interés de las Farc de contar con mejores condiciones para hacer proselitismo en sus áreas de influencia, “aprovechando ambos la pérdida de fuerza de quienes se oponen a las negociaciones de paz, como lo reveló la pasada jornada electoral”.

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