Comerciales en internet, la estrategia con la que las Farc inician su 'batalla' política

“Uy, amigo, ¿todo esto?, ¿tan caro?”, dice un sorprendido comensal, mientras el ruido de los platos y las copas interrumpe el sonido de violines que delata que es un buen restaurante.

“Caso Odebrecht, eso no es nuestro”, le insiste a un mesero que, con gesto pícaro, le indica que “por temas de política interna, les corresponde a ustedes cancelar”, y así continúa el diálogo, hasta que una voz gruesa remata: “No es justo que sigamos pagando la cuenta de la corrupción en nuestro país. Esto debe cambiar. Farc-EP Paz con Justicia Social”.

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Así, en un minuto y cuatro segundos de video, en YouTube se puede ver una versión condensada de la estrategia política que esa guerrilla estaría pensando implementar para lograr aquello de cambiar las balas por los votos.

Hasta ahora, el comercial de las Farc sobre la corrupción —que también alude a Agro Ingreso Seguro— registra 33.553 vistas, tras haber sido publicado en la página oficial de esa organización el pasado 18 de abril, sumando 241 ‘Me gusta’ y 105 ‘No me gusta’.

Pero no es el único. ‘La Salud es un derecho de todos, incluso de los más pobres’, subido a la misma red social una semana antes y que ha sido visto 12.217 veces, muestra un caso del llamado ‘paseo de la muerte’ y promete que las Farc, “con el poder de las palabras”, trabajarán “para cambiar el actual modelo de atención de salud pública en Colombia”.

¿Qué tan buenos son estos comerciales? ¿Qué tan efectivos pueden llegar a ser como publicidad proselitista? ¿Cuál es la estrategia ideológica que hay detrás de ellos, si se tiene en cuenta que la guerrilla está ad portas de convertirse en partido político?

Carlos Antonio Lozada, miembro del Secretariado y jefe de Comunicaciones de las Farc, dice que no es algo nuevo, ya que “nosotros hemos hecho política toda la vida”, pero reconoce que han recurrido a las redes sociales, “un espacio de democratización de las expresiones”, para poner el acento en “temas de debate nacional”.

“No es una actividad que deba llamar al debate, nosotros tenemos una opinión política y divulgarla hace parte de la implementación de los acuerdos de paz”, sostiene antes de negar que hayan aterrizado en la corrupción por ser ‘el caballito de batalla’ de todos los políticos en la actualidad.

“Nuestra preocupación por la corrupción está incluida en el aparte de los Acuerdos referido a las Garantías de seguridad, donde establecemos un nexo entre ese flagelo y el paramilitarismo”, precisa.

Sin embargo, Carlos Duque, experto en imagen pública y política, sostiene que, en estos dos comerciales, las Farc se apoyan “en lenguajes publicitarios utilizados por los partidos políticos tradicionales” y que han recurrido a temas como la corrupción y la crisis de la salud, que resultan “obvios”.

“Ellos tienen un compromiso grande con el país, así que no pueden llegar con el mismo discurso. Tienen que ser innovadores e ir más allá de los facilismos y abordar temas de fondo como el narcotráfico, además de usar un lenguaje más sincero”, dice al tiempo que reconoce que son piezas publicitarias “bien hechas, bien editadas y muy bien actuadas”.

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Juan Carlos Gómez, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana, coincide con Duque en que la temática de los comerciales resulta recurrente, pero además los califica de “subrealistas”. “Los contextos donde las trabajan, sobre todo la del restaurante, pierden autenticidad. Creo que allí los asesores de las Farc tienen que trabajar más”, afirma.

Y frente a la estrategia política que habría detrás de ellos Gómez también es crítico: “La guerrilla no tiene solvencia moral, después de 50 años de guerra, para irrumpir en el espacio público con campañas de comunicación en las que señala la culpa de otros”.

Según él, las Farc deberían hacer lo que en términos técnicos se llamaría un ritual estratégico de comunicación política, que sería una ceremonia de reconciliación en el que se identifique que ellas tenían un énfasis, una manera de actuar, y se quiere cambiar a otro”.

Asegura que la guerrilla no lo está haciendo, por lo que “se reclamaría de ella un acto sincero y profundo de reconciliación, en el cual se acepte la propia culpa y se proponga una manera diferente de actuar... Creo que escogieron las historias equivocadas y es un error que ha convertido en un búmeran”.

Sin embargo, el jefe de Comunicaciones de las Farc ya parece estar preparado para las críticas: “Sabemos que vamos a recibir dardos de todas las partes, pero eso normal dentro del quehacer político”, dice antes de anotar que las directivas de Odebrecht exoneraron a la guerrilla de estar implicadas en el sonado caso de corrupción.

Pero la publicidad política de las Farc también tiene adeptos. Carlos Charry, doctor en Sociología y profesor de la Universidad del Rosario, resalta en ella que los antagonistas no son personas sino la injusticia social, la pobreza o el desfalco del sistema de salud, y que “sus ataques no hacen alusión a un grupo social específico, como ‘la clase dominante’ o ‘la oligarquía’, lo cual puede ser leído como innovación”.

Añade que, aunque ‘recurrentes’, las de los comerciales son “problemáticas reales sobre las cuales se debe enfocar el debate político de Colombia en el posconflicto”. “Todos los actores del juego político están usando el tema de la corrupción para catapultarse mediáticamente, desde el Partido Verde que inició esta cruzada, hasta las marchas en contra de la corrupción hechas por el Centro Democrático hace tan solo unas semanas”, anota.

Charry destaca que las piezas publicitarias no tienen un lenguaje agresivo y en cambio promueven la reconciliación y agrega que las Farc están haciendo “un gran esfuerzo” por abrirse como actor político a públicos más diversos a través de temas como la cultura de paz y el ataque al modelo económico neoliberal.

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“No obstante, dicha apertura es un camino en el que le queda aún mucho por aprender. Por ahora lo que tiene, como principal reto, es la tarea de salir del imaginario de terroristas y cortar con el pasado que las vincula con la violencia, que es como la mayor parte del país lee a esta organización”, concluye.

‘La educación es una prioridad para las FARC-EP’ fue publicado el 22 de abril y el domingo subieron ‘Los Acuerdos de Paz solucionan la problematica de los cultivos de uso ilícito’.

Sobre ellos, el profesor de la Universidad del Rosario, Carlos Charry, afirma que “lo más relevante es que los personajes a los que aluden son, principalmente, población campesina de un lado, o exguerrillera, del otro, lo cual indica que son estos grupos el público objetivo de las Farc como movimiento político, no tanto la población urbana”.

Agrega que todos los videos hablan de la importancia de los acuerdos “y de cómo ellos esperan contribuir al cumplimiento de los mismos”.
Resalta que hay imágenes que apelan a la reconciliación y al reencuentro entre ‘dos países’.

Bajo el lema ‘Por un partido para construir la paz y la perspectiva democrático-popular’, las Farc elaboraron un documento con 61 tesis que están discutiendo los guerrilleros en todas las zonas veredales, a fin de preparar el congreso fundacional de agosto próximo, en el que se creará el movimiento político que reemplazará al grupo subversivo.

El Capítulo 4, titulado ‘Nuestro partido y la perspectiva política’, indica que “la X Conferencia guerrillera definió con claridad la naturaleza del partido”, que se inspirará “en el marxismo, el leninismo, el pensamiento emancipatorio bolivariano y en las fuentes del pensamiento crítico y revolucionario de los pueblos y en particular de las FARC-EP”.

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“Además de ser un partido de la clase trabajadora, nuestro partido deberá tener la capacidad de dialogar con otros sectores de la población, particularmente de las llamadas capas medias e interpretar sus intereses y aspiraciones”, dice.

Y agrega: “Nuestra acción política deberá desarrollarse, por una parte, atendiendo el propósito de acceder a posiciones de gobierno y al poder del Estado. Por la otra, contribuyendo a desencadenar el poder constituyente de las masas a través de la organización y la producción de poder ‘desde abajo’”.