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Ibrahim Bangura, director de Transición Internacional de Sierra Leona. | Foto: Cortesía para El País

"Colombianos deben decidirse entre la paz y la justicia": experto en desarme

Ibrahim Bangura, experto en reintegración de excombatientes en Sierra Leona, dice que la sociedad deberá luchar contra el miedo y las dudas para que la paz sea exitosa.

27 de octubre de 2017 Por: Jessica Villamil / Reportera de El País

Ibrahim Bangura, director de Transición Internacional de Sierra Leona, experto en desarme, desmovilización y reintegración política de excombatientes, hace parte de los expertos que visitó Colombia esta semana, para compartir su experiencia en la VI Gira Sur Sur, de asociatividad, participación política y enfoque comunitario en el posacuerdo, organizado por la Agencia Colombiana de Reicorporación.

El africano explicó que ningún proceso de paz puede ser trasplantado a otro país porque las experiencias y los errores cometidos son diferentes, sin embargo, resalta que el acuerdo para la terminación del conflicto colombiano es uno de los mejores que conoce en el mundo y que en corto tiempo se han logrado avances importantes de implementación de las dos partes.

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Dice que es necesario que la sociedad entienda que debe decidir entre impartir justicia, erradicar el odio, el temor y propender por la paz.

Ha pasado un año desde que se firmó el acuerdo para terminar el conflicto entre el Gobierno colombiano y las Farc. ¿Cómo ha visto ese proceso de implementación?

Considero que existe una buena demostración de compromiso por ambas partes y este debe ser el caso debido a que parece que hay bastante buena voluntad para cumplir con las disposiciones del acuerdo. Sin embargo, se necesita hacer mucho más para construir la paz con el fin de asegurar sostenibilidad y fluidez. Lo importante es evitar reincidir en la violencia.

En Colombia todavía hay mucho odio, rencor, mucha resistencia al perdón. Según su experiencia, ¿Cuánto tiempo cree que tiene que pasar para que los colombianos cambien su actitud con los exintegrantes de esa guerrilla?

El proceso de transición de un país desde la violencia a la paz generalmente se mezcla con miedos y dudas sobre el potencial de algunos actores de desviarse del proceso. Además, la falta de información o conocimiento de los principales detalles del proceso deja a las personas en duda, lo cual conlleva a la posibilidad de que comiencen a intercambiar acusaciones. Este puede ser el desafío en Colombia con las Farc. Como tal, se debe ver a los exguerrilleros haciendo un esfuerzo consciente para asegurar la conciencia pública de sus actividades y su deseo de cumplir con las disposiciones del acuerdo. Esto fortalecerá el proceso y creará el nivel de confianza requerido para hacer la transición del país a la paz.

Pero en este momento hay grupos que no quisieron acogerse a la paz y están generando zozobra en el país...

Siempre dentro de grupos como las Farc puede haber saboteadores potenciales que tienen intereses que no favorecen la paz y, como tal, pueden frustrar internamente el proceso creando tensión y una potencial recaída en la violencia. El liderazgo del grupo tiene que evaluar todos estos potenciales desafíos y tratar de ganarse la confianza del pueblo de Colombia.

Uno de los jefes de las Farc decía en días pasados que más fácil se reconcilian quienes estuvieron inmersos en la guerra. ¿También está de acuerdo en esa apreciación o cuál ha sido su experiencia?

La reconciliación nunca es un proceso fácil y se deben utilizar enfoques más amplios, más inclusivos y con mejor sentido, orientados a restablecer la confianza que se pudo haber erosionado durante el conflicto. Además, este proceso debe ser inclusivo e integrador con un interés genuino en abordar los factores que generaron el conflicto en primer lugar. Como tal, uno no puede afirmar que es un proceso fácil.

Aquí en Colombia la búsqueda de la paz, generó más división. ¿De qué manera se puede combatir esa polarización?

El camino a seguir es tener un proceso muy constructivo de consolidación de la paz orientado a promover la reconciliación, la cohesión social y la curación nacional. Esto requerirá un liderazgo significativo y voluntad y compromiso político. Esto podría ser respaldado por mecanismos restauradores de justicia transicional que busquen la reparación de las víctimas, documenten lo que salió mal y proporcionen recomendaciones sobre lo que se debe hacer para garantizar que los legados históricos del pasado se aborden para evitar una recaída en la violencia.

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Al abordar los efectos del pasado, la nación tiene que construir sistemas y estructuras que sean creíbles, no nepotistas y con una perspectiva nacional, y que no estén basados en líneas tribales o étnicas.

Actualmente hay una discusión en el Congreso sobre si los jefes de las Farc deben primero pasar por la Justicia y luego participar en política ¿Usted cree que son sanos esos cambios que se están dando en el camino por vía legislativa a lo que se acordó en La Habana?

Se debe tener cuidado en este momento al evitar sugerencias que puedan obstruir el proceso. Si bien la verificación y la depuración son importantes para el proceso, la pregunta fundamental que los colombianos deben responder es la cuestión de la paz versus la justicia, y cuál es más relevante en este momento y puede reconciliar al país.

Incluso con la justicia, un enfoque restaurativo suele ser más aceptable para quienes tienen armas de fuego que un enfoque retributivo.
Adicional a esto, están las preguntas de tiempo y secuencia. Los cambios tienen que ser discutidos y acordados por las Farc para evitar sospechas de que el acuerdo fue utilizado como una táctica para convencer a las Farc de firmar el acuerdo con el objetivo de castigarlos al final.

Estados Unidos está presionando a Colombia porque no se han cumplido metas en el tema de erradicación de cultivos ilícitos. ¿Cuál es su visión sobre cómo se debe manejar este problema en un país que es uno de los mayores productores de coca en el mundo?

La lucha contra la coca no se puede ganar si hay limitaciones en la aceptación local y en la voluntad de superarla. Para superarla, existe la necesidad de una voluntad y un compromiso político serio, con saboteadores dentro y fuera del gobierno identificados y comprometidos constructivamente. Además, existe la necesidad de una intensa sensibilización con las comunidades locales comprendiendo las implicaciones del comercio y la necesidad de combatirlo. Sin embargo, un liderazgo efectivo es esencial y esto debe estar disponible en todos los niveles.

¿Qué piensa de que el mismo Gobierno reconozca que hay situaciones que se le salen de las manos por los procesos propios de la burocracia?


Es normal que ese tipo de situaciones ocurran en un país que estuvo durante tanto tiempo en un conflicto armado, sin embargo, el posacuerdo no puede tener éxito si no hay un compromiso real. El Gobierno tiene la responsabilidad de crear un ambiente saludable para que los excombatientes quieran regresar a la sociedad.

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