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Así fue el recorrido de guerrilleros del Frente 30 de las Farc hasta el Cauca

Los 16 guerrilleros del Frente 30 de las Farc llegaron anoche a la zona veredal donde permanecerán los próximos meses.

6 de febrero de 2017 Por: Ana María Saavedra | Editora de Orden de El País

[[nid:616142;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2017/02/guerrilla-de-las-farc-734.jpg;full;{16 guerrilleros del Frente 30 de las Farc llegaron en la tarde de este domingo a la zona veredal de La Elvira, Cauca, tras salir de Buenaventura en las primeras horas del día. La caravana pasó por la capital del Valle acompañada de la Policía y vehículos de las Naciones Unidas.Fotos: Oswaldo Paéz | El País}]]A pie, en lancha, en bus y en chiva recorrieron   decenas de  kilómetros para llegar hasta La Elvira, en Buenos Aires. Los 16 guerrilleros del Frente 30 de las Farc llegaron anoche a la zona veredal donde permanecerán los próximos meses. El sábado 4 de febrero caminaron varias horas por las selvas del Naya hasta llegar a Puerto Merizalde. Allí una lancha los recogió y recorrieron el mar Pacífico por dos horas y media hacia Buenaventura. De camuflado, con su fusil en mano y sus mochilas de campaña, llegaron a su primera escala. Arribaron en la lancha Niño Carlos con una bandera blanca. Los miembros del grupo de verificación venían en otra y un grupo de líderes sociales, procedentes del Naya y de López de Micay, los seguían en una  embarcación más.  En el puerto eran esperados por líderes comunitarios que querían darles la bienvenida. Allí, en el muelle del Club Sabaletas, los guerrilleros dejaron el fusil para posar como estrellas de televisión para las fotos.  Rodeado de cámaras, ‘Fidel Porras’, un llanero de 20 años que es el tercer comandante del 30, dio su discurso. “Le estamos cumpliendo al Gobierno y al país”, dijo. Minutos después le daba la mano a un oficial de la Armada, uno de sus antiguos enemigos de guerra que espontáneamente fue a saludarlos.  Mientras llegaba el bus que los iba a trasladar a un hotel, las personas se fueron acercando. Jóvenes con banderitas blancas y un letrero de la Zona Humanitaria Puente Nayeros les dieron la bienvenida. “Es que nosotros queremos la paz, yo soy pescador y he sufrido la guerra, por eso creo que es hora de que esto mejore y nos paren bolas”, decía un porteño. Otros guerrilleros, oriundos de Buenaventura, se encontraron con  amigos. John, de 20 años, fue  uno de ellos. Hace cinco años salió del puerto hacia el Naya y no había regresado. Dice que no alcanzó a avisarles a sus hermanos para verlos, pero que espera hacerlo pronto. Ana Gloria pagó la ruta desde López de Micay para poder llegar a buscar a su hija Lina. “Ella es del 30, por eso pensé que podía estar aquí. Hace más de un año no sé de ella”, dijo.  No la  halló, pero uno de los guerrilleros le contó que Lina ya está en La Elvira. Esa noche durmieron en un hotel y a las 8:45 am. del domingo abordaron un bus hacia el Cauca. Cerca a Cisneros, en la vía al mar, hicieron una pausa de casi dos horas mientras discutían cuál camino seguir hacia la zona veredal. Los guerrilleros insistían en pasar por Cali, la ruta más corta.  Después del mediodía llegaron a la capital vallecaucana. Cruzaron la Calle 5 y pasaron por la Universidad del Valle. Pitaban y saludaban, mientras carros con banderas blancas se unieron a la caravana. No pararon ni un minuto. Siguieron de largo hasta Timba, Cauca, donde almorzaron. Allí a varios de ellos los esperaban sus familias. Fue un reencuentro después de años sin verse. Luego se subieron  a una chiva y tomaron la carretera destapada.  Enfilaron la montaña, mientras el sol se ocultaba en la cordillera Occidental y llegaron a su nueva vida: la desmovilización.

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