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"Apoyo de la ONU garantiza la seriedad del desarme": Presidente Santos

El presidente Juan Manuel Santos dice que la guerrilla despejó dudas sobre si estaban decididas a dejar las armas y la violencia. Cree que la resolución de la ONU de verificación saldrá rápido. Explica cómo operará.

24 de enero de 2016 Por: Argemiro Piñeros, Colprensa

El presidente Juan Manuel Santos dice que la guerrilla despejó dudas sobre si estaban decididas a dejar las armas y la violencia. Cree que la resolución de la ONU de verificación saldrá rápido. Explica cómo operará.

El presidente  de la República, Juan Manuel Santos,  ya no disimula su optimismo por el que considera inminente éxito del proceso de paz que llevará a la terminación del conflicto armado con las Farc. 

Incluso ya destaca los pasos dados por esa guerrilla para su desmovilización e ingreso a la vida política.

En entrevista con Colprensa  el Mandatario dice que con el acuerdo para una verificación tripartita del cese el fuego, alcanzado esta semana, se despejaron las dudas sobre si querían dejar la violencia de lado.

Asegura que muy pronto la ONU estará expidiendo la resolución para dar el mandato a esa misión política especial, y explicó cómo será su labor en el terreno. 

El Jefe de Estado también  se mostró confiado en que la fecha del 23 de marzo para firmar el acuerdo final se puede lograr, y dice que así lo prevé el cronograma fijado por las partes el viernes en Cuba. 

El acuerdo logrado esta semana en La Habana, ¿es el paso definitivo que se necesita para terminar el conflicto armado?

El acuerdo logrado esta semana en La Habana es un paso gigante y una garantía fundamental para el Gobierno, para las Farc, y sobre todo para los colombianos, de que avanzamos en serio hacia el fin de la guerra y la dejación de las armas por parte de la guerrilla.

Algunos dudaban de que las Farc llegaran a comprometerse  a  cesar la violencia en todos sus aspectos y a abandonar las armas, y esto despeja todas las dudas. 

Tener una misión de la ONU, que le reporta al Consejo de Seguridad, nos asegura la mayor seriedad en el cumplimiento tanto del cese al fuego bilateral y definitivo como del desarme de las Farc.

Ya el Secretario de la ONU aceptó realizar la verificación. ¿Cuánto tiempo pasará para que el Consejo de Seguridad oficialice ese proceso?

Entiendo que la resolución va a salir bastante rápido. Hay mucho interés y eso es muy bueno porque nos permite preparar las cosas desde ya. 

El mundo, no solo Colombia, está interesado en que alcancemos la paz porque sabe de sus beneficios en todo sentido: menos vidas perdidas, mayor progreso social, mayor efectividad en el combate al narcotráfico y mayor protección al medio ambiente, entre otros.

Destacó usted que la presencia de los cascos azules no era necesaria en el caso colombiano. ¿Por qué?

Porque no se trata de una misión de mantenimiento de la paz. El ejercicio de la protección de los colombianos es, y será siempre, una función exclusiva de nuestra Fuerza Pública. 

Se trata de lo que se llama técnicamente una misión política especial, que cumple únicamente funciones de monitoreo y verificación. No es la intervención en un Estado fallido o en problemas, sino la contribución a la solución de un conflicto de medio siglo que nosotros mismos estamos resolviendo.

¿Sugerirá usted algunos países de la  Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para que estén en la verificación?

La verificación la harán, bajo el mando de la ONU, observadores que provendrán de los países miembros de la Celac; la ONU será autónoma en la selección de cuáles serán estos países. 

Quisimos que fueran países de América Latina y el Caribe porque conocen mejor nuestra cultura, nuestro idioma, nuestra idiosincrasia, y algunos, como los de Centroamérica, tienen valiosas experiencias para compartirnos.

En líneas generales –porque aún en la Mesa lo están pactando–, ¿cómo será el trabajo que harán los observadores?

Los observadores cumplirán dos tipos de tareas: el monitoreo y la verificación. 

Monitoreo significa recolectar información en el terreno y resolver los problemas que siempre surgen en un cese al fuego. Eso se puede hacer muy bien con un mecanismo tripartito. Esa es una práctica común que ha resultado exitosa en muchos procesos del mundo y que crea confianza: que se hable directamente de los problemas que surgen en el terreno. 

En cuanto a la verificación, se trata de establecer si se están cumpliendo las reglas de juego y plasmar ese cumplimiento o incumplimiento en informes, y esto solo lo puede hacer una Misión Especial como la de las Naciones Unidas.

¿Qué tipo de seguridad tendrán esos verificadores en su labor? ¿La brindarán el Gobierno y las Fuerzas Militares?

Tendrán la seguridad que sea necesaria, proporcionada por nuestra Fuerza Pública.

¿La concentración de las Farc durará un año? ¿Es decir, el tiempo que estará en vigencia esa verificación ONU-Celac?

Hay que diferenciar el tiempo durante el cual se le ha solicitado a la misión de la ONU estar en el terreno, que es de doce meses prorrogables a petición de las partes, y el tiempo que tomará la dejación de las armas. Sobre este último punto, aún no se ha llegado a un acuerdo en La Habana.

¿La guerrilla podrá mantener las armas durante el tiempo en que estén en las zonas de concentración?

Como le dije, el proceso de dejación de armas aún está en discusión en La Habana. Lo que sí está claro, porque así lo acordamos en septiembre, es que las Farc comenzarán a dejar las armas a más tardar a los 60 días luego de la firma del Acuerdo Final.

Por último, si no se firma el 23 de marzo, ¿qué pasará con el proceso de paz?

En La Habana están trabajando intensamente para terminar lo antes posible, con ese plazo en mente. El acuerdo del viernes pasado en el sentido de trabajar continuamente y conformar una Comisión Ejecutiva para acelerar las negociaciones apunta en esa dirección. 

Lo importante es que los colombianos seamos conscientes de la trascendencia de lo que está sucediendo. Vamos a pasar de ser el único país de América en guerra permanente en sus campos, en sus zonas fronterizas, en sus selvas, a un país normal, tranquilo, que podremos recorrer sin miedo; que destinará sus recursos a la educación, a la vivienda, más que a la guerra; que será un polo de atracción para los inversionistas y los turistas; que nos llenará a todos de orgullo. Esa es la nueva Colombia a la que acuerdos, como el logrado esta semana,  nos acercan cada día más.

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