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Una semana que puso a prueba el liderazgo de Santos

El país debe acostumbrarse a un nuevo estilo de gobierno, dicen analistas.

20 de febrero de 2011 Por: Fenner Ortiz Rodríguez

El país debe acostumbrarse a un nuevo estilo de gobierno, dicen analistas.

La tendencia del presidente, Juan Manuel Santos, de delegar temas cruciales del país en sus ministros, no en todo los casos parece estarle dando los frutos esperados. El manejo de las crisis que se han registrado, sobre todo en la última semana, tienen al Mandatario en la mirilla de la opinión que ya le comienza a exigir mayor liderazgo en la toma de decisiones cruciales.Si bien algunos sectores reconocen que el tema de la emergencia invernal fue una eventualidad, también tienen claro que episodios como el ‘engaño’ de las Farc en las liberaciones, el tratamiento del orden público, las denuncias de ‘micos’ en el Plan de Desarrollo y el manejo que se le dio al paro camionero, representan elementos concretos que el Jefe de Estado tiene que asumir de frente a la opinión pública.La politóloga Laura Gil asegura que “falta un liderazgo del Gobierno para resolver grandes problemas” y resalta que eso se “evidenció con el paro camionero, cuando un ministro (el de Transporte) estuvo perdido y se ‘ranchó’ en que no dialogaba y no dio espacio de solución”.Este tratamiento a la crisis, según Gil, redundó directamente en que el Gobierno cediera a las pretensiones que tenían los transportadores de carga, tanto que luego sale “el Presidente a decir que la tabla de fletes desaparecerá, cuando eso se pudo haber manejado a través de un espacio de transición. Faltó liderazgo para socializar el decreto”.De inmediato, la analista cuestiona: “¿Ahora, quién le cree al presidente Juan Manuel Santos?”. Cosa diferente piensa el ex presidente Ernesto Samper, quien dice que “me parece que el Presidente ejerce un liderazgo” y sustenta esta afirmación argumentando que “el país estaba acostumbrado a Uribe, pero Santos mantiene un liderazgo institucional”.Precisamente sobre este cambio de modelo en la forma de gobernar, la periodista María Isabel Rueda, en reciente columna, deja en evidencia cómo es el esquema actual. “A diferencia de Uribe, Santos delega mucho. Eso les da a los ministros una autonomía que implica que si en unos meses los que no están funcionando no comienzan a funcionar, no habrá Presidente que salga a defenderlos, como hacía Uribe con los suyos, a quienes zarandeaba en los consejos comunales pero sostenía en sus cargos hasta la muerte”.Esta afirmación es secundada por el ex senador Parmenio Cuéllar, que salva de responsabilidad a los ministros del actual gobierno, de quienes dice que “la culpa de lo que pasa no es de ellos” y explica que “lo que sucede es que en Colombia el esquema cambió, y el que manejaba el presidente Uribe se tenía que agotar”.Contrario a la visión de Cuéllar, el presidente del Congreso, Armando Benedetti, sí les otorga responsabilidades de los hechos que se registran en el país a los ministros. “El problema con los ministros es que, como todos se sienten galácticos, hablan de cosas y los hechos terminan sobrepasando lo que ellos hablan”, dice Benedetti.El congresista llama la atención sobre el comportamiento de los titulares de las carteras que, según él, “se cuelgan al show de los medios de comunicación y no en lo que deben hacer. Falta incontinencia mediática”.El analista Alejo Vargas, entre tanto, considera que los hechos que se han registrado son “etapas normales que afrontan los gobiernos, sobre todo en un país como éste” y piensa que “es aquí donde se debe analizar la capacidad del Gobierno para atender esas demandas sociales y los mecanismos para resolver conflictos”.Y recalca: “Considero que son temas normales, esto no es el paraíso terrenal. No veo eso como algo negativo”.Más debateOtra arista que surge en la controversia es la que plantea la necesidad de que el presidente Santos afronte más el debate público sin temer a los costos políticos y de opinión que esto le pueda generar.Laura Gil recuerda que en el Plan de Desarrollo se vinculó una reforma pensional que, finalmente, tuvo que retirarse ante la queja de los senadores, quienes consideraron que el Gobierno quería meter “un gol al Congreso”, tal y como lo advirtió el congresistas liberal, Camilo Sánchez Ortega. En el primer análisis a ese proyecto, el Partido Liberal, uno de los principales aliados de la Unidad Nacional, le dijo al director de Planeación Nacional, Hernando José Gómez, que el tema pensional no podía vincularse en el Plan de Desarrollo, pero el funcionario no dio respuesta a la crítica de la colectividad.Sólo unos días después, el vicepresidente Angelino Garzón, quien ha alcanzado un creciente protagonismo en este gobierno por casos como el salario mínimo y el paro camionero, logró que esta reforma saliera del cuerpo del Plan y anunciara que será presentada por separado al Congreso.Por lo anterior, la politóloga Gil considera que para ese tipo de temas “hay que darle debate y asumirlo y no meterlo como un mico” al enfatizar que “un líder debe persuadir y no hacerlo a través de decretos o micos”.Con base en lo anterior, Gil dice que “el Presidente debe asumir un rol de liderazgo, no debe tenerle miedo a los debates. Necesitamos a alguien que asuma y que afronte ese costo político, así vaya en contra de las cifras de popularidad”.Sin embargo, el analista Alejo Vargas tiene otra óptica sobre lo acontecido en el Plan de Desarrollo. “Existe una controversia en ese proyecto, porque algunos suponen que como es general caben todos los temas, pero otros sólo consideran de que se deben vincular solo algunos”, considera.Autonomía, sí, pero controladaA la cadena de observaciones que se le hacen al Gabinete, se suma el eslabón de la autonomía que deben tener los ministros para manejar sus carteras.El ex procurador General, Jaime Bernal Cuéllar, manifiesta que “debe haber un hilo conductor, porque las decisiones deben ser concertadas con el Presidente”.Al reconocer que si bien la autonomía representa “un buen sistema para no centrar todo en la cabeza del Presidente y terminar limitando a los ministros”, Bernal Cuéllar insiste en que “el Presidente tiene que tener cuidado, debido a que cada ministerio no puede tomar decisiones sin consultar. Lo que digo es que debe haber un margen de autonomía pero siempre ligado a la línea que tiene el gobierno y que ha marcado desde el comienzo”.Pero otra cosa piensa el ex presidente Samper, quien considera que en los actuales momentos los ministros son interlocutores con la opinión y aclara que “es el orden constitucional, el Presidente y sus ministros son la cabeza del Estado y deben trabajar en equipo”.Lo afirmado por el ex Mandatario es controvertido, de alguna manera, por la representante a la Cámara del Partido Verde, Ángela Robledo, quien en un blog dice que “Colombia no requiere de ministros estrellas, sino acciones coordinadas de gobierno con la ciudadanía” y anota que el gabinete debería evaluarse como grupo de trabajo, porque, en su sentir, “pareciera que al gabinete de Santos le falta cohesión”.Pero hay quienes miran más allá y advierten que la “libertad” que tienen los ministros ya es un elemento que atenta contra el Presidente mismo.Un senador, que prefirió mantener su nombre en reserva, comenta que el presidente Santos “se creyó la historia de que su gabinete es de alto nivel”, y recalca que “los hechos están demostrando que algunos de sus ministros no le están dando la talla”.Dice además que muchas de las actuaciones ministeriales le han acarreado problemas al Gobierno, dificultades que el Jefe de Estado sólo afronta cuando están muy avanzadas.Incluso, advierte el congresista, el que “ha tenido que apagar fuegos es el vicepresidente Garzón, quien se ha convertido en una pieza clave del Gobierno ejerciendo ese liderazgo que, a veces, le falta al mismo Presidente en momentos coyunturales, en los que el país pide soluciones inmediatas a las crisis que se registran”.Ministros en la miraEn el medio año de Gobierno ya son varios los ministros que se encuentran en la mira, porque, según se ha dicho, no han despegado.El primero de ellos es el de Transporte, Germán Cardona, sobre quien pesa la demora en obras como la Ruta del Sol, las irregularidades en el túnel de La Línea y el tratamiento que le dio al paro camionero.El segundo es el de Defensa, Rodrigo Rivera, de quien se dice le falta liderazgo y control de la Fuerza Pública, además de las falencias en el tratamiento en contra de las Bandas Criminales y la seguridad ciudadana.El tercero es el de Minas y Energía, Carlos Rodado Noriega, que sólo hasta hace algunas semanas designó al director de Ingeominas, pero hasta la fecha no ha tomado medidas frente a la inseguridad en las minas, y los contratos de estabilidad jurídica de las empresas mineras y petroleras.

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