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Las dos caras de la jornada electoral de este domingo en Colombia: la felicidad de los simpatizantes del No y la triste de los seguidores del Sí.

DESEMPLEO

¿Por qué está desbordado el pesimismo en el país?

Para los expertos, además de la corrupción, la polarización por la paz y la falta de credibilidad en las instituciones inciden en el bajo optimismo nacional.

2 de marzo de 2017 Por: Redacción de El País

¿Por qué el segundo país más feliz del mundo, como lo es Colombia -según el estudio revelado el pasado 8 de febrero por la Asociación Mundial WIN- está tan pesimista?

Esa es la pregunta que se hacen en muchos sectores, tras conocer los resultados de la última encuesta de Gallup Colombia, que mostró como la mayoría de los consultados (73 %) creen que las cosas están empeorando y solo un 16 % considera que mejoran.

Ni siquiera el hecho de que el país está cerrando un conflicto armado de más de 50 años con la guerrilla de las Farc parece generar optimismo entre la gente, dado que un 49 % cree que la implementación del acuerdo de paz no va bien, frente al 46 % que piensa lo contrario.

Aunque para algunos expertos en esa percepción de pesimismo que rodea a los colombianos han incidido significativamente los últimos escándalos de corrupción, como el de los sobrecostos en obras y los sobornos de la multinacional Odebrecht, también hay otros hechos que hacen que los colombianos estén tan escépticos.

Entre esos hechos están la polarización por el plebiscito y el proceso de paz, los continuos enfrentamientos entre el Gobierno y oposición (concretamente el expresidente Álvaro Uribe y su partido el Centro Democrático) y la falta de credibilidad en las instituciones y en políticos.

Para el experto en Marketing Político Pedro Viveros, la encuesta refleja una realidad y es la polarización por el plebiscito y por la paz, pero también refleja las consecuencias de los escándalos de corrupción. “Parece que se está en contra de la institucionalidad, los políticos y hay hastío sobre todo eso”.

Pero el sociólogo Alberto Valencia va más allá de esas causales y asegura que ese pesimismo no corresponde a una situación momentánea, si no que el país en general es pesimista y la gente tiene una enorme dificultad para entender que las cosas pueden cambiar. Esa desesperanza, dice, se ha convertido en un problema estructural y forma parte ya del ADN.

“La gente no es capaz de mirar al futuro y cree que lo que viene es peor. El pesimismo es una actitud integrada al colombiano. Cuando uno lee, la historia del país siempre la describen como catástrofe y no hay manera de esperanza y eso está arraigado en las personas”, agrega el sociólogo.
Valencia pone como un ejemplo de lo anterior lo que está sucediendo con la desmovilización de las Farc. “Es increíble que se ve a todos esos guerrilleros marchando para desmovilizarse y desarmarse y eso no despierta el más mínimo entusiasmo en la gente ni ilusiona a la gente en que puede haber un futuro distinto”.

Y es que el acuerdo de paz, que para algunos colombianos ya se volvió paisaje, está alejado de la cotidianidad de las grandes urbes y parece emocionarles poco, al sentir que no les afecta.

El politólogo Alonso Moreno es de los que cree que precisamente el gran problema del proceso de paz es ese y que la gente en las ciudades lo percibe como algo rural y lejano de la periferia del poder político. “No le encuentran conexidad entre el proceso y la gente, lo ven muy alejado y no les dice nada”.

El médico y humanista Alfonso Maestre sostiene que no es que seamos pesimistas sino que frente a una corrupción galopante, donde un escándalo acalla el anterior y lo minimiza, donde no hay una respuesta objetiva ni controles visibles sino la intencionalidad oficial y mediática de tapar todo, y donde hay un aparato estatal inerme frente al desgreño administrativo a lo que se suma una carga de impuestos y servicios sociales pésimos, eso más que pesimismo es una realidad.

“No hay políticas claras en programas económicos, educativos, de salud ni de seguridad; no es simple percepción: son realidades. No estoy de acuerdo con querer minimizar la realidad rotulando al pueblo colombiano de pesimista, cuando, por conveniencia mediática también lo llaman el país más feliz del mundo”, agrega el médico.

Lo que sienten:
La mayoría de las personas que respondieron el estudio consideraron que las cosas en Colombia están empeorando en materia de corrupción, economía y desempleo, narcotráfico. También creen que las cosas están mal en lo relacionado con el costo de vida, la seguridad, el medio ambiente, la asistencia a los ancianos, entre otros temas.

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