Valores y principios
Lo que se esperaría de una cumbre mundial contra la corrupción son respuestas concretas sobre cómo combatir un mal que...
Lo que se esperaría de una cumbre mundial contra la corrupción son respuestas concretas sobre cómo combatir un mal que le causa daño a todas las sociedades del planeta.Pero como suele suceder, esas reuniones terminan en declaraciones etéreas, en extensos documentos con tibias decisiones y, eso sí, con la divulgación de cuánto le cuesta al mundo un delito que no conoce de fronteras, ni principios, ni rubores.La cumbre que se realizó en Londres, a la que sólo asistieron representantes de 43 naciones, entre ellos el presidente Juan Manuel Santos, concluyó con un poco más de lo mismo.Si bien se les abona a Francia, Holanda, Kenia, Nigeria y Afganistán su compromiso para hacer pública la información de las empresas que se constituyan en sus naciones, los resultados serán poco significativos mientras la decisión no se tome sobre todo en los llamados paraísos fiscales, que se abstuvieron de intervenir.También se habló, como siempre, de mayor cooperación internacional, y de compromisos individuales como el de Colombia para fortalecer las políticas de prevención y hacer que los corruptos rindan cuentas.Lo que no se dijo es que para combatir ese cáncer en el corazón de muchos de los problemas, como definió el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, a un mal que ha sido especialmente devastador para América Latina, es que nada será efectivo mientras siga imperando la falta de valores y de principios en la que caen las sociedades cuando el afán de lucro prima sobre el bien común.