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Tragedia absurda

¿Acaso se entenderá alguna vez en Colombia que esa vigilancia no es un estorbo si no una necesidad para salvar vidas y evitar desastres como el de Guatapé?

26 de junio de 2017 Por: Editorial .

La tragedia ocurrida el domingo en el embalse de Guatapé, en Antioquia, pudo evitarse.

Sólo se necesitaba seguir unos protocolos mínimos de seguridad para proteger la vida de quienes pretendían pasar un rato haciendo turismo en el reconocido lugar.

Pero bastaron cinco minutos para que la alegría se convirtiera en angustia luego de que el barco El Almirante naufragara, siete personas murieran y dos más resultaran desaparecidas.

Todo sucedió frente a decenas de espectadores que hicieron lo que estuvo en sus manos para tratar de ayudar.

La cadena de absurdos empezó con darle autorización al barco para que transportara 160 personas a bordo sin que se asegurara su protección y seguridad.

¿O cómo se explica que no se le entregara a cada pasajero un chaleco salvavidas y que los que estaban al interior de la nave estuvieran inservibles?

A las autoridades habría que preguntarles si se hicieron los controles y revisiones necesarios, sobre todo cuando algunos testigos afirman que la embarcación había presentado daños recientemente, o dónde estaban los puestos de socorro que deberían ser permanentes en un embalse tan concurrido.

Como no se hizo, ahora Colombia lamenta esta tragedia, que no habría ocurrido si los reglamentos se hubiesen cumplido y las autoridades hubieran actuado a tiempo.

¿Acaso se entenderá alguna vez en Colombia que esa vigilancia no es un estorbo si no una necesidad para salvar vidas y evitar desastres como el de Guatapé?

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