Otra matanza en EE.UU.

Cada tres meses Estados Unidos se conmociona por una nueva matanza, de las que no se han salvado escuelas, universidades, centros comerciales o salas de cine.Ahora son sus sedes militares y en la capital del poder, las que se estremecen por las 12 muertes que causó un exmilitar en oficinas de la Marina en Washington.Ocurrió a pocas cuadras de la Casa Blanca y del Congreso, cerca del Pentágono, en un sitio que se supone es de los más vigilados.Como se ha demostrado hasta la saciedad, el problema no es sólo por la gente desequilibrada, sino por la facilidad que tienen los estadounidenses para comprar armas y municiones, incluidos fusiles de asalto y ametralladoras como los que utilizó el asesino de Washington.Pero ninguna masacre parece convencer a legisladores y al gobierno de la urgencia de reformar la segunda enmienda constitucional que permite armarse bajo la excusa de la defensa personal.