La violencia en Yumbo
Militarizar a Yumbo es la decisión lógica si se busca evitar que la violencia siga sometiendo a ese municipio del Valle.
Militarizar a Yumbo es la decisión lógica si se busca evitar que la violencia siga sometiendo a ese municipio del Valle.
Sin embargo, la medida no es suficiente para garantizar el fin de los asesinatos, la corrupción y el narcotráfico que han azotado a su población durante años.
Los crímenes contra políticos o funcionarios públicos, así como las amenazas de muerte no son asunto nuevo.
Desde que el narcotráfico se apoderó de la principal ciudad industrial de Colombia y permeó la política, los hechos de violencia no han cesado.
En la última década han sido asesinados tres candidatos a la Alcaldía, otro más al Concejo, un excongresista y varios funcionarios municipales; también han sido destituidos seis alcaldes, mientras que los atentados se presentan de manera constante.
Por ello hay que reconocer la importancia de ordenar la militarización de la ciudad, indispensable para brindar seguridad a sus habitantes.
Pero también se debe pedir la presencia del Estado en su conjunto, comenzando por la Justicia, que es la encargada de descubrir quiénes están detrás de los crímenes cometidos, así como de castigar a los involucrados.
Si hay algo más grave que la violencia en ese municipio, es la impunidad de la que han gozado los jefes del narcotráfico, los corruptos y quienes han permitido que esas mafias se asienten en Yumbo.