Contra la impunidad

Luego del comportamiento incomprensible del anterior Fiscal General de la Nación, quien poco o nada hizo para avanzar en el caso, el ente acusador acaba de declarar como delito de lesa humanidad el asesinato del dirigente conservador y periodista Álvaro Gómez Hurtado, ocurrido el 2 de noviembre de 1995.

Aunque la decisión no significa que se conozca la verdad o se sepa quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de ese hecho, sí permite que se siga investigando un crimen que demostró la fragilidad del Estado en una de las épocas más oscuras en la vida de la República.

Han pasado 22 años desde el día en que el doctor Gómez Hurtado fue baleado cuando salía de dictar su clase en la Universidad Sergio Arboleda, en un atentado en el cual también murió el conductor que lo acompañaba.

A partir de ese momento, varias entidades del Estado se encargaron de enturbiar y desviar las investigaciones judiciales con hipótesis tanto descabelladas como infundadas.

Esa es la razón para que el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, así como el de tantos otros periodistas y dirigentes políticos, permanezcan en la impunidad para vergüenza de la administración de Justicia y para deshonra del Estado de Derecho en Colombia.