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Victoria y sufrimiento

"Hollande no se encontrará con la Francia de la ‘grandeur’ a la hora de gobernar. Hallará un país con ocho millones y medio de personas que viven cerca del umbral de la pobreza y con tres millones y medio de franceses que duermen en la calle o en condiciones de hacinamiento, por culpa del problema de vivienda que tiene el país".

7 de mayo de 2012 Por:

"Hollande no se encontrará con la Francia de la ‘grandeur’ a la hora de gobernar. Hallará un país con ocho millones y medio de personas que viven cerca del umbral de la pobreza y con tres millones y medio de franceses que duermen en la calle o en condiciones de hacinamiento, por culpa del problema de vivienda que tiene el país".

Con un poco más del 52% de los votos a su favor, Francoise Hollande fue elegido como el segundo Presidente socialista de la Quinta república francesa. El resultado final se veía venir, pese a los temores que genera, incluso en la propia Francia. De hecho, el estrecho resultado revela la franca división de opiniones en la nación de los galos. La mitad del país prefirió la receta de austeridad y recortes de Sarkozy, mientras la otra se inclinó por las fórmulas de crecimiento y mantenimiento del bienestar preconizadas por Hollande.La verdad es que para el ciudadano común resultaba más atractiva la oferta socialista que la repetición de la fórmula reiterada por Sarkozy. Y, en una opción tan estrecha, el estilo de cada uno y la respectiva visión de Francia resultaron decisivas para definir el resultado en las urnas.Aunque la crisis económica no ha azotado de manera particular a Francia, le verdad es que las medidas tomadas para evitarla si han mermado las condiciones de bienestar de los franceses. Ellos miran con envidia a Alemania y con pavor a España, Portugal y Grecia. Pero pocos parecen entender que era necesario pasar por una serie de privaciones para evitar padecer como sus vecinos del sur.De alguna manera ese factor pesó decisivamente a la hora de votar. Así, aunque tanto Sarkozy como Hollande coincidieron en lo sustancial del diagnóstico, difirieron en el camino a seguir, pues mientras el primero ofreció más de lo mismo, el segundo planteó la necesidad de otorgar al crecimiento un papel más protagónico, así se corrieran riesgos que pueden acentuar la caída del país. A la hora de escoger, los franceses prefirieron caminar en el filo de la navaja antes que seguir cuesta abajo, en un declive lento pero seguro.Como se deduce, Hollande no se encontrará con la Francia de la ‘grandeur’ a la hora de gobernar. Hallará un país con ocho millones y medio de personas que viven cerca del umbral de la pobreza y con tres millones y medio de franceses que duermen en la calle o en condiciones de hacinamiento, por culpa del problema de vivienda que tiene el país. Dañada en su prestigio, Francia ha sido degradada (la agencia de notación Standard & Poor’s le retiró la triple A que otorga credibilidad a su deuda), y no deja de compararse con sus vecinos a uno de los cuales envidia y a los otros teme, como ya se dijo. “El nuevo Gobierno se va a encontrar de frente con una crisis de dimensión continental que tendrá que liderar, sin paños calientes”, de acuerdo con el economista Philippe Légé.Junto con la crisis, el quebradero de cabeza de Nicolas Sarkozy fue la inmigración. El país está ‘saturado’ de foráneos, según el presidente saliente, que quiso reducir a la mitad el número de extranjeros legales. Desde 2007 París ha expulsado a 120.000 personas en situación irregular. Y la derecha agresiva de Le Penn hoy tiene más fuerza que nunca.Y Alemania está al acecho, para recordarle al gobierno francés sus responsabilidades en la Eurozona, el cumplimiento de las normas mínimas con respecto a endeudamiento y déficit fiscal y la necesidad de dar ejemplo en una Europa aún convaleciente.Así las cosas, la victoria de Hollande no tendrá ‘luna de miel’. Lo espera el sufrimiento, pues tal vez constatará que la dulzura de las palabras electorales se amargará con las duras y crueles realidades.

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