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Una propuesta polémica

Pocas veces una propuesta ha logrado concitar el rechazo inmediato y casi unánime, como la presentada por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, con respecto a la eliminación de las Cajas de Compensación Familiar y de los intereses a las cesantías, así como la limitación de la entrega de esa última.

23 de enero de 2020 Por: Editorial .

Pocas veces una propuesta ha logrado concitar el rechazo inmediato y casi unánime, como la presentada por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, con respecto a la eliminación de las Cajas de Compensación Familiar y de los intereses a las cesantías, así como la limitación de la entrega de esa última. Son derechos que la legislación colombiana ha reconocido y cuyas bondades en el aspecto social han sido demostradas a través del tiempo.

Se entiende que Anif es un gremio privado y entre sus objetivos está la de hacer propuestas para los negocios que permitan a las empresas mejorar sus perspectivas y sus utilidades, la esencia de la economía de libre mercado. Por ello, y según se desprende del documento mediante el cual presentaron y justificaron sus propuestas, el tomar esas medidas reducirá en un 5% los llamados parafiscales a las nóminas, aumentando los beneficios a las inversiones y estimulando la creación de empleo que desencadena el aumento en los márgenes de utilidad. Según la propuesta, con ella se crearán un millón ochocientos mil empleos en los próximos diez años.

Sin embargo, nunca ha estado claro que el reducir esas contribuciones se traduce en más empleo. Por el contrario, las Cajas llevan sesenta y ocho años realizando una labor reconocida por la sociedad colombiana y ha merecido el reconocimiento internacional como ejemplo de lo que la economía solidaria puede hacer para combatir la desigualdad y ofrecer oportunidades en materia educativa, de vivienda o de salud, entre otros temas. Por su parte, los intereses a las cesantías han demostrado desde su creación su importancia como reconocimiento financiero a un ahorro, además de ofrecerles liquidez a sus propietarios, lo cual redunda en mayor demanda de los bienes y servicios que ofrece el sector empresarial.

Otro tanto puede decirse de la posibilidad que a los propietarios de las cesantías les otorga ese ahorro, además de lo discutible en términos jurídicos que sería el limitarle su disposición, obligándolos a guardarlas mientras consiguen otro empleo. Lejos de mejorar el clima de concordia, tales propuestas pueden ser interpretadas como la aplicación a destajo de filosofías neoliberales que ya han sido superadas mediante el consenso para fijar reglas de juego acordes con la realidad de nuestro país. Y como el aprovechamiento de la coyuntura que ocasiona la necesidad de generar puestos de trabajo y de reducir el empleo informal para justificar la reducción de contribuciones que han demostrado sus bondades para la sociedad.

A menos de 24 horas de conocerse la propuesta de Anif, el presidente de la República, los dirigentes políticos, los voceros de los gremios empresariales y los representantes de los sectores sociales de Colombia han expresado su rechazo enfático. Es el síntoma claro de que el interés nacional se enfoca en encontrar soluciones a las dificultades en la generación y formalización del empleo sin recurrir a desmontar lo que hasta ahora se ha construido en materia de economía solidaria y de reconocimientos al ahorro de los empleados y trabajadores.

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