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Una nueva oportunidad

"Se iniciará así un nuevo proceso electoral. Pero no será una elección cualquiera, si se tiene en cuenta la gravedad de la situación y el descrédito que han padecido las instituciones de gobierno departamental. Hoy puede decirse que nunca ha sido más honda la crisis política y de gobernabilidad que padece el que fuera el primer Departamento de Colombia".

27 de abril de 2012 Por:

"Se iniciará así un nuevo proceso electoral. Pero no será una elección cualquiera, si se tiene en cuenta la gravedad de la situación y el descrédito que han padecido las instituciones de gobierno departamental. Hoy puede decirse que nunca ha sido más honda la crisis política y de gobernabilidad que padece el que fuera el primer Departamento de Colombia".

Se cumplió un paso más en el lamentable proceso que dejó al Valle sin Gobernador en propiedad. El Gobierno Nacional recibió el concepto del Consejo de Estado sobre el carácter de la vacancia producida por la sanción que la Contraloría General le impuso a Héctor Fabio Useche. Según ese concepto, la vacancia es de carácter absoluta porque la inhabilidad que produjo la sanción fue a título de culpa grave del sancionado y no puede ser subsanada por el destituido gobernador. Y como todo parece indicarlo, el Gobierno se dispone a actuar en consecuencia, designando uno de los incluidos en la terna que presente el movimiento que inscribió a Useche, en este caso el MIO, de propiedad del exsenador Juan Carlos Martínez. Acto seguido se procederá a llamar a elecciones, las cuales deberán cumplirse en 55 días hábiles. Quiere ello decir que el Valle vuelve a entrar en un proceso electoral para escoger a su séptimo gobernador en los últimos cuatro años. Con lo cual se puede formar una idea del daño que le han causado al Departamento los movimientos encabezados por el exsenador Martínez y el también destituido Juan Carlos Abadía, sea cual fuere su denominación. Prueba de ello es la ruinosa situación de sus finanzas, el desgreño administrativo y las enormes limitaciones que presenta para atender los servicios públicos que debe proporcionarles a los vallecaucanos. O sea que el nuevo gobernador deberá responder por el certamen que terminará con la escogencia de su sucesor, lo que indica que el Valle completará cuatro gobernadores en menos de un año. Es de esperar que el escogido por el Gobierno Nacional actúe con la imparcialidad y la neutralidad que garantice el ejercicio del derecho a elegir con libertad y sin las presiones económicas y políticas de quienes ejercen la función pública. Y si bien el decreto que llame a elecciones incluye la aplicación de la ley de garantías que suspende la contratación y congela la nómina departamental, no está de más recordarle a la persona escogida que es representante de todos los vallecaucanos y no sólo de una facción o grupo político. Se iniciará así un nuevo proceso electoral. Pero no será una elección cualquiera, si se tiene en cuenta la gravedad de la situación y el descrédito que han padecido las instituciones de gobierno departamental. Hoy puede decirse que nunca ha sido más honda la crisis política y de gobernabilidad que padece el que fuera el primer Departamento de Colombia. Y que el clientelismo aberrante y la corrupción sin freno han llevado al Valle a un estado de postración sin parangón en sus 102 años de historia. Frente a tan grande desafío, la dirigencia política y los vallecaucanos están llamados a asumir la responsabilidad de cambiar el destino del Departamento. Ya no es el momento para repetir el error de las múltiples candidaturas y las alianzas que han llevado al desastre que hoy padece el Valle. Ahora hay una nueva oportunidad para romper con los vicios que además de atentar contra el patrimonio público han estigmatizado a nuestra región y a su clase política.

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