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Un paro dañino

"...el esquema no aguanta más porque está generando inequidades que atentan contra el equilibrio de la economía, además de restarle competitividad a los productos que se transportan por tierra. De ahí que el decreto que eliminó las tarifas y adoptó la libertad vigilada para, en teoría, evitar los abusos contra los transportadores, parece ser una salida sensata aunque dolorosa".

4 de febrero de 2011 Por:

"...el esquema no aguanta más porque está generando inequidades que atentan contra el equilibrio de la economía, además de restarle competitividad a los productos que se transportan por tierra. De ahí que el decreto que eliminó las tarifas y adoptó la libertad vigilada para, en teoría, evitar los abusos contra los transportadores, parece ser una salida sensata aunque dolorosa".

De nuevo, el país está bajo la amenaza de un paro camionero que, de prolongarse, causará daños importantes a la economía. Y otra vez la necesidad de modernizar el negocio para conjurar la continua presión de quienes tienen en sus manos la potestad de impedir el transporte de carga, gracias a la cantidad de afiliados.En principio, el paro se produce por la decisión del Gobierno de eliminar las franjas de precios que han regido en el negocio del transporte, como una forma de sostener a los transportadores. El fondo de todo está en que, según expertos, en Colombia existe una capacidad de transporte superior en el 40% a la demanda. Por su parte, los gobiernos han tratado de evitar conflictos manteniendo tarifas artificiales que no responden a la realidad del mercado, además de ofrecer programas de chatarrización y otras formas de colaborar con los transportadores, en especial las pequeñas empresas.Pero el esquema no aguanta más porque está generando inequidades que atentan contra el equilibrio de la economía, además de restarle competitividad a los productos que se transportan por tierra. De ahí que el decreto que eliminó las tarifas y adoptó la libertad vigilada para, en teoría, evitar los abusos contra los transportadores, parece ser una salida sensata aunque dolorosa. Además, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha ofrecido continuar con programas que incentivan la eliminación de vehículos para reducir la sobreoferta y con mecanismos que permitan mejorar la rentabilidad de los transportadores a través de la modernización del parque automotor.Pero, frente a esas posibilidades, la respuesta son las medidas de fuerza como el paro de 150.000 camiones que, sin duda, causará un serio traumatismo a todos los colombianos, desde los grandes productores hasta el último de los consumidores. No sobra recordar que el paro del 2008 dejó pérdidas por más de US $ 170 millones, afectando también el bolsillo de las familias colombianas por la vía de la escasez de productos perecederos y su consiguiente encarecimiento. Por eso hay que rechazar el paro. Más aún cuando el mismo presidente Santos ha ofrecido dialogar con los transportadores para encontrar salidas que los beneficie a ellos sin perjudicar al país. Es la posibilidad de encontrar un acuerdo que permita el gano-ganas. Y es la forma más oportuna de discutir en forma pública los problemas que afectan al transporte en Colombia, como el exagerado fiscalismo que aumenta cada mes el precio del combustible o el gran inconveniente para la competitividad que significa el tener que pagar los peajes más caros del mundo.Por eso, los dirigentes del paro que se inició ayer deben reflexionar antes de que su insistencia en las vías de hecho le cierre las puertas al diálogo, la única forma de encontrar salidas satisfactorias para todos. Que no le cierren las puertas a la propuesta de negociar presentada por el Gobierno, porque ello significará de nuevo ganarse el rechazo de los colombianos, quienes nunca aceptarán que se les obligue a aceptar decisiones que han sido presionadas por la fuerza y el daño que les causa.

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