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Ucrania decide

lo sucedido el sábado en el parlamento, con la figura de la exprimer Ministra recién liberada, sentada en silla de ruedas, dirigiéndose a sus simpatizantes en la plaza central de Kiev, parece simbolizar el desenlace de diez años de luchas. Una batalla que ha dejado profundas heridas en la sociedad ucraniana, y que les han demostrado cuanta crueldad anida en el alma de los nuevos zares rusos, que han tratado a toda costa de impedir que Ucrania y otra serie de repúblicas exsoviéticas firmen un acuerdo de cooperación con la Unión Europea.

24 de febrero de 2014 Por:

lo sucedido el sábado en el parlamento, con la figura de la exprimer Ministra recién liberada, sentada en silla de ruedas, dirigiéndose a sus simpatizantes en la plaza central de Kiev, parece simbolizar el desenlace de diez años de luchas. Una batalla que ha dejado profundas heridas en la sociedad ucraniana, y que les han demostrado cuanta crueldad anida en el alma de los nuevos zares rusos, que han tratado a toda costa de impedir que Ucrania y otra serie de repúblicas exsoviéticas firmen un acuerdo de cooperación con la Unión Europea.

El sábado pasado fue histórico para Ucrania. El Parlamento ordenó la destitución del presidente Viktor Yanukóvich y la liberación de la exprimera ministra Yulia Tymoshenko.La liberación de Tymoshenko fue desde el principio una demanda de la oposición que la considera una especie de talismán. Sus seguidores llevan tiempo esperando que pueda regresar a la primera línea de la política, luego de que fuera una figura clave de la Revolución Naranja en el 2004.Esta revolución es el nombre por el que se conoce a una campaña de protestas, huelgas, mítines y otras acciones políticas que tuvieron lugar como reacción al resultado de las elecciones presidenciales de 2004. En ellas, sus participantes denunciaron un fraude a favor del candidato progubernamental Víktor Yanukóvich. Y salieron a la calle para aclamar al líder prooccidental Víktor Yúshchenko, logrando que se repitiese el proceso electoral.Así, lo sucedido el sábado en el parlamento, con la figura de la exprimer Ministra recién liberada, sentada en silla de ruedas, dirigiéndose a sus simpatizantes en la plaza central de Kiev, parece simbolizar el desenlace de diez años de luchas. Una batalla que ha dejado profundas heridas en la sociedad ucraniana, y que les han demostrado cuanta crueldad anida en el alma de los nuevos zares rusos, que han tratado a toda costa de impedir que Ucrania y otra serie de repúblicas exsoviéticas firmen un acuerdo de cooperación con la Unión Europea.También es un recordatorio de que no bastan los triunfos en las urnas o las decisiones tomadas en el marco legal de una república. Puttin y los gobernantes rusos no reconocen la soberanía de Ucrania, ni del resto de las exrepúblicas soviéticas, y están dispuestos a utilizar todos los recursos a su alcance para mantener a mandatarios sumisos en el poder. Como el depuesto Yanukóvich, quien después de huir declaró que la destitución “es un golpe de estado”. Para confirmarlo, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, afirmó que la oposición está dirigida por extremistas armados, cuyas acciones presentan un desafío a la soberanía ucraniana. Esta declaración venida de donde proviene entraña una seria amenaza para la libertad de la nación que reclama la posibilidad de definir su propio futuro.De allí que la exministra recién liberada no dudó en decirles a sus seguidores que el trabajo aún no está completo. "Hasta que terminen este trabajo y hasta que viajemos hasta el final, nadie tiene el derecho de irse", dijo. Estados Unidos también reaccionó a las amenazas: una declaración de la Casa Blanca expresó que los sucesos de este sábado podrían acercar a Ucrania a un cambio constitucional y que el pueblo ucraniano debe determinar su propio futuro.A su vez el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania urgió a ambas partes en la crisis a comenzar a construir una relación de confianza. Y el canciller británico aseguró que Reino Unido respaldará a un nuevo gobierno en Ucrania, una vez que esté constituido. Lo cierto es que al pueblo ucraniano no se le puede dejar solo y a merced de su ambicioso y totalitario vecino.

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