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Turquía, amenazada

"Las miradas del gobierno de Tayyip Erdogan apuntan al Estado Islámico como autor del atentado, aunque la oposición no descarta del todo otras hipótesis. Todo es confuso. En medio de la situación política y social más compleja de los últimos 40 años, Turquía tiene hoy más de un frente abierto dentro y fuera de sus fronteras".

13 de octubre de 2015 Por:

"Las miradas del gobierno de Tayyip Erdogan apuntan al Estado Islámico como autor del atentado, aunque la oposición no descarta del todo otras hipótesis. Todo es confuso. En medio de la situación política y social más compleja de los últimos 40 años, Turquía tiene hoy más de un frente abierto dentro y fuera de sus fronteras".

Si el atentado terrorista en Ankara que mató a un centenar de personas, es el más grave en la historia reciente de Turquía, sus consecuencias en el escenario internacional no serán menores.Hoy, mientras el mundo mira horrorizado la carnicería que dejó la explosión que afectó la manifestación por la paz, está claro que la nación puente entre Occidente y Oriente Medio ha sido involucrada de lleno en la cadena de conflictos que incendian un vecindario al que no es ajena la nación turca. Por el contrario, allí está su existencia cultural e histórica. En consecuencia, a ese país no le va a quedar fácil escapar a la trágica coyuntura, ni de su obligación de participar de su solución.Las miradas del gobierno de Tayyip Erdogan apuntan al Estado Islámico como autor del atentado, aunque la oposición no descarta del todo otras hipótesis. Todo es confuso. En medio de la situación política y social más compleja de los últimos 40 años, Turquía tiene hoy más de un frente abierto dentro y fuera de sus fronteras.Para comenzar, está la amenaza yihadista, aguijoneada tras la decisión del gobierno de facilitar su territorio para la flota militar conjunta que lucha contra el EI. El precio de esa determinación no se ha hecho esperar. En julio pasado, en Suruç, cerca de la frontera con Siria, ese grupo ya había mostrado sus garras en otro ataque suicida que produjo 33 muertos. Al parecer, el de Ankara demostraría hasta dónde está dispuesto a llegar el EI en su propósito de desestabilizar a Turquía.Los enemigos internos no son de menor cuidado. Uno, la guerrilla del PKK, cercana a la causa kurda y el más grande de los grupos levantados en armas, al que se suman DHKP-C y MLKP, de extrema izquierda. A ese coctel se le agregan cerca de dos millones de refugiados sirios que usan a Turquía como la plataforma para llegar a Europa y una economía cada vez débil, aparte del irresoluto conflicto con el pueblo kurdo. Así se entiende por qué la preocupación crece en el mundo occidental.Claro está, en una tormenta de ese calibre el llamado a poner la cara es el gobierno. Solo que el presidente Erdogan parece no estar a la altura de las circunstancias. Las próximas elecciones legislativas, que se celebrarán en tres semanas, dirán qué respaldo tiene en la nación turca.Y una sombra más se advierte en el horizonte: el temido ‘Estado profundo’, como lo llaman los turcos, podría estar de vuelta. Con sus elementos más reconocidos: el ultranacionalismo de derecha, la guerra sucia y el fin justifica todos los medios, entre ellos los peores. En resumen, una estructura paramilitar que podría terminar garantizando que Erdogan no sólo se quede huérfano de fronteras para adentro sino a merced de quienes quieren hacer presa de extremismos a la sociedad turca.La solución de Oriente Medio pasa necesariamente por Turquía, hoy, contra la pared. Y a suerte de la nación no puede ser la de Erdogan. Como la de Occidente tampoco se puede dejar al capricho de los radicalismos que amenazan ya la estabilidad de una Nación comprometida en la apertura hacia la diversidad.

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