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Tregua insuficiente

"Una tregua de 30 días no parece suficiente. Lo que se espera es la demostración de una verdadera voluntad de paz. Eso implica avanzar en los puntos que obstaculizan la negociación, para lo cual hay que construir confianza en vez de destruirla a punta de terrorismo y arrogancia".

9 de julio de 2015 Por:

"Una tregua de 30 días no parece suficiente. Lo que se espera es la demostración de una verdadera voluntad de paz. Eso implica avanzar en los puntos que obstaculizan la negociación, para lo cual hay que construir confianza en vez de destruirla a punta de terrorismo y arrogancia".

Un cese al fuego desde el próximo 20 de julio por 30 días es la respuesta de las Farc al pedido de los países garantes y acompañantes de los diálogos en La Habana, que reclamaron del Gobierno y la guerrilla gestos para ‘desescalar’ el conflicto.El pedido de los cuatro países que acompañan la negociación es producto de la crisis que vive ese esfuerzo por terminar el conflicto. Una crisis que se expresa en la falta de resultados concretos en el último año y en el creciente rechazo que se expresa en las encuestas. Es eso y no el terrorismo lo que ha llevado al Gobierno a expresar la posibilidad de levantarse de la mesa, lo cual significa el fin de otro intento por finalizar de manera civilizada lo que se ha llamado el conflicto.Lo que está claro es que en los cuatro años que lleva el proceso, las Farc no han demostrado sinceridad en el deseo de lograr un acuerdo. Pretendiendo igualarse al Estado, sus integrantes han dado todas las muestras posibles de negarse a aceptar sus responsabilidades en las tragedias que han causado a miles de familias. Y han insistido en que sus actos terroristas sean equiparables a la acción legítima de las autoridades. Eso es lo que ocasiona el rechazo de la Nación.Ahora aparece otro cese unilateral de fuego, que no incluye detener los delitos como el narcotráfico o la extorsión a sectores como el petrolero o el campesinado. Esa propuesta es acompañada del reclamo para que se pacte un cese bilateral, es decir, que se detenga la acción de las autoridades, mientras son grupos y sectores simpatizantes de las Farc quienes verificarán su realización.De cumplir su propuesta, las Farc producirán un hecho que, si bien aporta tranquilidad, no salva las negociaciones de la crisis en que se encuentra por causa de la demora en producir resultados. Y de la protesta de la Nación al terrorismo cobarde que han usado en los últimos dos meses, tratando de amedrentar a los colombianos y de presionar al Gobierno para que acepte un cese bilateral antes de que se firme el acuerdo definitivo. Lo que está claro es que el grupo armado ilegal sólo ha ganado en rechazo por sus acciones demenciales contra oleoductos y torres de energía, que golpean en forma directa al pueblo. Y que el Gobierno Nacional no puede ceder en la extorsión para que detenga el accionar de la Fuerza Pública contra quienes delinquen en múltiples formas y crean zozobra entre los colombianos. No es con terrorismo como se obligará al país a aceptar la impunidad de quienes han cometido delitos de lesa humanidad, o un cese bilateral que como prometió el presidente Juan Manuel Santos, sólo se producirá con la firma del acuerdo definitivo. Cada ataque artero sólo conduce al rechazo y a la exigencia de respuestas, afectando el respaldo a los esfuerzos por acabar la violencia de manera civilizada. Por eso, una tregua de 30 días no parece suficiente. Lo que se espera es la demostración de una verdadera voluntad de paz. Eso implica avanzar en los puntos que obstaculizan la negociación, para lo cual hay que construir confianza en vez de destruirla a punta de terrorismo y arrogancia.

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