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Todo cambia, nada cambia

Con un mensaje en el que invita a dejar la indiferencia frente a la guerra y sus víctimas, Antonio Guterres comenzó su periodo como secretario general de la Organización de Naciones Unidas. Ni su discurso ni el llamado a hacer un compromiso por la paz han logrado conmover al mundo.

6 de enero de 2017 Por:

Con un mensaje en el que invita a dejar la indiferencia frente a la guerra y sus víctimas, Antonio Guterres comenzó su periodo como secretario general de la Organización de Naciones Unidas. Ni su discurso ni el llamado a hacer un compromiso por la paz han logrado conmover al mundo.

Con un mensaje en el que invita a dejar la indiferencia frente a la guerra y sus víctimas, Antonio Guterres comenzó su periodo como secretario general de la Organización de Naciones Unidas. Ni su discurso ni el llamado a hacer un compromiso por la paz han logrado conmover al mundo.Esa es la señal de la intrascendencia a la que ha llegado el organismo creado para evitar los conflictos entre naciones y mediar en los enfrentamientos internos. Las guerras se siguen extendiendo, son aún más crueles, mientras se recurre al terror para maximizar el daño y el temor.Los ejemplos abundan. Siria lleva cinco años enfrascada en un conflicto que deja trescientos mil muertos, en el que los métodos del régimen de Bashar Al Assad aupado por el gobierno ruso así como por los rebeldes opositores, arrasan los derechos humanos. La toma atroz de Alepo, los millones de desplazados que se han generado y los miles de seres humanos que han perdido la vida en medio de esa huida son testimonio del infierno sirio.El mundo también ve cómo el terrorismo extiende sus redes, impotente para hacerle frente a organizaciones fundamentalistas como Boko Haram o el Estado Islámico que atacan en cualquier parte en nombre de su religión. Mientras tanto la violencia sigue ensañada con Afganistán o Iraq, Europa convive con el miedo por los ataques de los extremistas y el narcotráfico sigue poniendo tantas o más víctimas que las guerras.Son males que crecen mientras la ONU naufraga en medio del poder de veto al que recurren los cinco países miembros permanentes de su Consejo de Seguridad, que actúan no en función de preservar la defensa del Planeta sino de sus propios intereses. A todo ello tendrá que hacerle frente Antonio Guterres, quien en su mensaje inicial se hizo la pregunta que a él como al resto de la humanidad les pesa en la conciencia: ¿Qué hacer para ayudar a los millones de víctimas que sufren con estas guerras interminables?La llegada de Guterres fue posible por el beneplácito de Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña. Sus credenciales, entre las que se cuentan haber sido Primer Ministro de Portugal y Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, lo hacen un profundo conocedor del organismo, lo cual garantizará que no produzca sobresaltos.Como sus antecesores, mantendrá la enorme burocracia y planteará asuntos como las metas del milenio, así no se concreten porque no les interesan a las potencias. Pero el objetivo fundacional de la ONU no podrá cumplirse. Si acaso, como ocurrió cuando Estados Unidos no vetó la resolución que condenaba los asentamientos israelíes en Palestina, la ONU se usará para la política interna, como la confrontación entre Barack Obama y Donald Trump, presidentes saliente y entrante de la Nación sede del organismo.Todo cambia pero nada cambia con la llegada del nuevo Secretario General de la ONU. Las expectativas de transformación son utópicas y el mundo seguirá en las mismas porque, fuera de la frondosa nómina, ya poco queda de la Organización que debería preservar la concordia entre las naciones.

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