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Solidaridad con Tumaco

"Es que Tumaco ha sido cercada por todas las formas posibles de delincuencia, desplazando con ello los esfuerzos por crear una economía sana, libre de narcotráfico y generadora de riqueza y progreso".

22 de octubre de 2013 Por:

"Es que Tumaco ha sido cercada por todas las formas posibles de delincuencia, desplazando con ello los esfuerzos por crear una economía sana, libre de narcotráfico y generadora de riqueza y progreso".

Tres semanas completan los doscientos mil habitantes de Tumaco padeciendo el apagón producido por las voladuras de torres que soportan la red de energía, realizadas por las Farc como demostración de poder. Y mientras la pobreza sigue azotando a una región rica en recursos pero sitiada por el crimen, las soluciones no llegan o se diluyen en la desesperanza. Por supuesto, es casi imposible impedir que unos pocos individuos se internen en la selva y pongan explosivos que destruyan las torres, generando el desconcierto y la protesta de quienes son víctimas del terrorismo. Es a eso a lo que le apuestan las Farc, disminuidas de manera importante por la Fuerza Pública en su capacidad de acción y necesitadas de demostraciones de poder para ponerlas sobre la mesa de negociación que delibera en La Habana, Cuba. Pero el asunto viene de mucho más atrás. Es que Tumaco ha sido cercada por todas las formas posibles de delincuencia, desplazando con ello los esfuerzos por crear una economía sana, libre de narcotráfico y generadora de riqueza y progreso. Como le ha ocurrido a Buenaventura, su posición geográfica y la enorme riqueza que la circundan han sido aprovechadas para convertirla en epicentro del negocio ilícito de las drogas. Y, como si fuera poco, desde los más humildes comerciantes hasta las empresas lícitas que aún se atreven a invertir en cultivos de palma o en el aprovechamiento de la pesca, son objeto de chantajes y extorsiones. El cuadro es de por sí estremecedor, pero también es muy antiguo y conocido por las autoridades nacionales. Sin embargo no aparecen las soluciones para rescatar la región de la tenaza del crimen constituida por la alianza de la guerrilla, las bandas criminales y la delincuencia común que encuentra en Tumaco el ambiente ideal para sentar sus reales. Hoy se sabe que existe un gran cabecilla perteneciente a las Farc, quien manda a todos los delincuentes de la zona y ordena los ataques y las voladuras mientras recauda las ganancias que le dejan la extorsión y el control sobre todos los aspectos de la producción y venta de drogas ilícitas, tanto para el consumo interno como para la exportación.Por eso, el regreso de la energía apenas duro tres días, después de trece de tinieblas, donde los pescadores y las pocas fuentes de trabajo, así como el suministro de agua potable para la población o la atención de los hospitales, sufrieron el apagón que ordenaron las Farc. Ahora vuelven a lo mismo, mientras la guerrilla no asume su responsabilidad por el daño que sus atentados cobardes a la infraestructura eléctrica le causan a una comunidad empobrecida por la violencia a la cual es sometida sin compasión.De nuevo, Tumaco reclama la solidaridad nacional que la rescate de la tragedia a la cual parece condenada. Ya se sabe que las Farc no terminarán su barbarie contra esa ciudad y sus habitantes. Como ha ocurrido en innumerables ocasiones durante los últimos años, ese pedazo de Colombia necesita del apoyo permanente y decidido para romper el cerco que le han tendido el abandono estatal, la violencia y la pobreza.

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