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Sequía en el Amazonas

27 de septiembre de 2010 Por:

Y aunque no todos lo sepan, los expertos señalan que la causa indudable es la deforestación de la selva, pues “el 50% de las lluvias las produce la propia transpiración de la selva”.

Cuando se inauguró el muelle Victoria Regia, en Leticia, nadie imaginó que en septiembre de 2010 se quedaría sin las aguas del Amazonas para dar paso a un deprimente espectáculo de lodo, basuras y tierra en el que se enseñorean los gallinazos.Se trata de la mayor sequía en la historia de la cuenca amazónica, que ya dura 5 meses y ha convertido a imponentes ríos en riachuelos rodeados de extensas playas de arena y barro reseco. Aracaí, en el Brasil, es una población que quedó aislada en medio de la selva pues su río se transformó en una quebrada en la que no pueden navegar ni siquiera las canoas de los pescadores. Y la mortandad de los peces ha dejado sin alimento a los habitantes, generando además una situación de grave insalubridad. El gobierno brasilero ha tenido que llevar ayuda aerotransportada, consistente en alimentos, productos de primera necesidad, drogas y personal médico. Se teme el surgimiento de epidemias de malaria, fiebre amarilla y cólera.Iquitos, en el Perú, pasa por una situación similar. Este puerto ha quedado semiaislado y comienza a temerse una oleada de refugiados por causa climática, al tiempo que aumenta la escasez de alimentos y medicinas. Las canoas tardan el doble de días en sus recorridos y los precios en los productos de primera necesidad han alcanzado cifras escandalosas. Todos coinciden en que la primera causa de esta catástrofe en la región más húmeda del planeta estriba en la disminución de las lluvias en los ríos Ucayali, Huallaga y Marañón, en el Perú, y en el Negro y sus afluentes en Brasil y Colombia. Y aunque no todos lo sepan, los expertos señalan que la causa indudable es la deforestación de la selva, pues “el 50% de las lluvias las produce la propia transpiración de la selva”. Los peruanos anotan que las quemas y la minería ilegal son dos actividades que afectan gravemente al bosque y disminuyen la humedad del ambiente.Los datos conocidos apoyan estos diagnósticos. En las últimas décadas se ha perdido el 20% de la vegetación arbórea y en el Brasil se reportan más de 200 mil incendios amazónicos por año. Más de 3 mil madereras se han asentado en las cuencas de los grandes ríos y en sus cabeceras otros deforestan para cavar socavones y lavar aguas auríferas. Aún el propio gobierno brasileño contribuye a la depredación, al aprobar la construcción de la tercera hidroeléctrica más grande del mundo, llamada Belo Monte, en el río Xigú, que inundará 500 mil hectáreas de selva y desplazará a más de 50 mil pobladores, entre campesinos e indígenas. Y todo esto es más grave debido al calentamiento global. Los científicos han determinado que el aumento de la temperatura en el mar Atlántico, que se encuentra un grado más alto que su promedio histórico, arroja masas de aire caliente sobre la cuenca amazónica, prolongando la sequía y haciéndola más intensa.Aunque parezca remoto, el fenómeno de la sequía en el pulmón del planeta es la noticia más grave que pueda recibir un ciudadano del siglo XXI. Significa que las peores pesadillas anunciadas con insistencia por los ecologistas pueden hacerse realidad.

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