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Seguridad nuclear

"En tiempos revueltos, la Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington le midió el pulso a una posibilidad que hoy quita el sueño: ¿Qué tan sólido es el sistema de protección con que se guardan el material y la tecnología susceptibles de dar a luz bombas atómicas de carácter devastador?"

4 de abril de 2016 Por:

"En tiempos revueltos, la Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington le midió el pulso a una posibilidad que hoy quita el sueño: ¿Qué tan sólido es el sistema de protección con que se guardan el material y la tecnología susceptibles de dar a luz bombas atómicas de carácter devastador?"

En tiempos revueltos, la Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington le midió el pulso a una posibilidad que hoy quita el sueño: ¿Qué tan sólido es el sistema de protección con que se guardan el material y la tecnología susceptibles de dar a luz bombas atómicas de carácter devastador? Y, ¿cómo evitar que ellas terminen en manos de grupos terroristas?Los interrogantes tienen plena validez. Según datos compartidos por el presidente Barack Obama ante sus homólogos y representantes de casi medio centenar de Estados presentes en la Cumbre, los extremistas ya están en carrera para conseguir armamento nuclear y de destrucción masiva. Al Qaeda ha hecho intentos por adquirir materias primas y el Estado Islámico tiene antecedentes de uso de gas mostaza en Siria e Iraq, lo que ratifica el alcance de sus procedimientos criminales. Un tercer capítulo consiste en averiguar si en realidad expertos belgas que en algún momento trabajaron en plantas nucleares de ese país terminaron por engrosar las filas del EI.Cerrar tantas puertas no será fácil. De lo que se trata es de controlar material nuclear que está al cuidado de militares y de civiles, ya sea en cuarteles, en laboratorios de investigación o en hospitales. Eso, en cifras oficiales de los Estados Unidos suma unas dos mil toneladas en todo el Planeta, es decir, el potencial para fabricar 100 mil máquinas de muerte. Para conseguir que un recurso de tales dimensiones ande solo bajo control de actores estatales se requiere unidad y voluntad política. La primera de esas condiciones tiene ya una fractura. Rusia no asistió a esta cumbre para no ponerse, palabras más palabras menos, a las órdenes de los Estados Unidos, cuando, dice Moscú, las dos potencias comparten el control del 90% de ese tipo de armas. Sobre la decisión de poner freno a la carrera nuclear, las noticias son menos malas. Hay una relativa tendencia a la baja en los últimos años a la producción de material nuclear. Y aunque tres toneladas de uranio y plutonio que salieron de la oferta significan poco más del 0,15 por ciento, los 260 acuerdos sobre el tema firmados entre naciones desde 2010 hasta la fecha o el pacto en construcción con Irán, representan adelantos.Quizás no de la proporción que se fijó el propio Obama cuando en 2009 apostó por un mundo sin armas nucleares. Una ilusión que el Presidente ha ido aterrizando con el tiempo, como consta en los dictados del Congreso de su país, amigo de bajar la intensidad en la producción pero no la guardia. El mismo riesgo que ayer se llamó Guerra Fría y Teherán, hoy es Estado Islámico y Corea del Norte. E Irán, constante amenaza a pesar de haber firmado un acuerdo para no construirlas.En términos prácticos, la cuarta Cumbre de Seguridad Nuclear vuelve a ser, como en las tres oportunidades anteriores, un avance en la búsqueda de consensos para buscar salidas conjuntas a un problema de las proporciones de la carrera nuclear. Solo que esta vez sus efectos deben ser más inmediatos. El poco tiempo y los enemigos de la paz mundial que atentan en Europa así lo están exigiendo.

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