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Se les cayó la pintura

Ante el mal proceder, y sobre todo por sus pocos resultados, los caleños se preguntan de dónde salieron, cómo los seleccionaron, y qué beneficios le han dejado a la ciudad. Durante su vigencia ha corrido el rumor de que el programa de Guardas Cívicos ha servido para saciar la voracidad burocrática de algunos Concejales y algunos miembros del Gobierno local. Es decir, el criterio de selección para la gran mayoría del personal elegido parece pasar por la recomendación política.

6 de agosto de 2011 Por:

Ante el mal proceder, y sobre todo por sus pocos resultados, los caleños se preguntan de dónde salieron, cómo los seleccionaron, y qué beneficios le han dejado a la ciudad. Durante su vigencia ha corrido el rumor de que el programa de Guardas Cívicos ha servido para saciar la voracidad burocrática de algunos Concejales y algunos miembros del Gobierno local. Es decir, el criterio de selección para la gran mayoría del personal elegido parece pasar por la recomendación política.

A falta de cinco meses para que concluya el mandato de Jorge Iván Ospina, el programa de Guardas Cívicos, una de sus grandes propuestas, hace agua.La iniciativa, que surgió de la convicción que tiene el Alcalde sobre la importancia de invertir recursos públicos para educar a los ciudadanos y mejorar la convivencia, no arroja los resultados esperados y se diluye entre escándalos por el mal comportamiento de los seleccionados. Cerca de $50.000 millones invertidos en tres años deberían haber producido un cambio en la sociedad caleña.Pero no ha sido así. Y por el contrario, un día se ven pintando aceras, otros dirigiendo el tránsito y las más de las veces conversando entre ellos, lo que no ha contribuido al objetivo para el cual fueron creados y en el cual se han invertido recursos de importancia. Las conductas inapropiadas denunciadas esta semana, se han venido presentado durante los tres años que lleva funcionando el programa, pero no se habían dado a conocer a la opinión pública. Abuso de poder y maltrato a los ciudadanos, falta de compromiso en horarios y labores, riñas internas y hasta consumo de licor, están entre las faltas que produjeron las sanciones.Ante el mal proceder, y sobre todo por sus pocos resultados, los caleños se preguntan de dónde salieron, cómo los seleccionaron, y qué beneficios le han dejado a la ciudad. Durante su vigencia ha corrido el rumor de que el programa de Guardas Cívicos ha servido para saciar la voracidad burocrática de algunos Concejales y algunos miembros del Gobierno local. Es decir, el criterio de selección para la gran mayoría del personal elegido parece pasar por la recomendación política.Y así como nunca fue posible encontrar un destino claro a las más de 1.000 personas que conforman los Guardas, su preparación no fue idónea. De hecho, los convenios que firmó el Municipio para la capacitación de los guardas son investigados por los organismos de control.La Administración no ha divulgado los resultados del programa, a pesar de que en el contrato los guardas se comprometen a presentar un informe mensual de actividades. Asumiendo que hayan cumplido con ese compromiso, la información debe hacerse pública para conocer con certeza qué han estado haciendo. Porque hasta ahora los caleños los ven como ‘toderos’, pintando calles, limpiando paredes, dirigiendo a los peatones, pero sobre todo, mirando el paisaje.Tampoco informa la Alcaldía qué castigo impuso a los miembros de la guardia cívica que destituyó, tal y como lo indica el contrato, donde dice que se sancionará con multas por cada día de atraso en las labores asignadas y hasta con un 10% del valor estimado de las obligaciones incumplidas.Alguien afirmó que de buenas intenciones está empedrado el infierno. Eso sirve para resumir la labor de los Guardas Cívicos creados por el alcalde Ospina. Una experiencia que no debe continuar ante el enorme costo que le significaron a la ciudad y sus precarios resultados.

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