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Razones para dudar

Si no se presenta la decisión de echar reversa en las liberaciones, parecida a la que ocurrió hace un mes, empezará el show que acostumbran las Farc, incluidos los llamados al Gobierno Nacional para que decrete una tregua “bilateral”.

28 de febrero de 2012 Por:

Si no se presenta la decisión de echar reversa en las liberaciones, parecida a la que ocurrió hace un mes, empezará el show que acostumbran las Farc, incluidos los llamados al Gobierno Nacional para que decrete una tregua “bilateral”.

Mientras anuncian la entrega de los policías y soldados que aún están en su poder, las Farc atacan con explosivos y por enésima vez a Caldono en el Cauca. ¿Habrá razones entonces para creer en su pregonada voluntad de adelantar negociaciones para terminar con la violencia con la que han azotado a Colombia durante décadas?El pasado domingo, la guerrilla expidió un comunicado informando sobre su decisión de liberar a los diez servidores públicos que mantiene secuestrados, algunos por más de diez años. Y expresan su voluntad de terminar con el secuestro extorsivo, además de su “admiración para con los soldados y policías en nuestro poder”. Es decir, ahora tratan de congraciarse con quienes han sido las víctimas de su crueldad. Pero nada dicen sobre los 452 civiles que según la fundación País Libre aún tienen secuestrados, algunos de los cuales pagaron tres y más veces su rescate y aún no se sabe de ellos. Como no se refieren a los demás soldados y policías que desaparecieron y de quienes esas familias que ahora dicen admirar aún están pendientes. Ni una palabra para saber si están vivos, o dónde están sus restos. Al parecer, basta con el anuncio, de por sí dudoso, de la liberación, para olvidar las atrocidades que cometieron los secuestradores. No de otra manera se explica la frase del comunicado: “Es hora de que se comience a aclarar quiénes y con qué propósito secuestran hoy en Colombia”. Sin duda, el aviso de las Farc lleva alegría a los parientes y allegados de los diez soldados y policías víctimas de sus atropellos al darles una esperanza sobre su pronta liberación. Pero para el resto de los colombianos sólo significa la prolongación de un proceso anunciado desde noviembre del 2011. Es decir, otro esfuerzo propagandístico que aprovecha el interés de la Nación y del mundo por la suerte de esos seres humanos, que ninguna referencia hace sobre la indeterminada cantidad de personas que padecieron el mismo suplicio y cuya suerte se ignora. Si no se presenta la decisión de echar reversa en las liberaciones, parecida a la que ocurrió hace un mes, empezará el show que acostumbran las Farc, incluidos los llamados al Gobierno Nacional para que decrete una tregua “bilateral”. Es la forma por demás despreciable como usan a las víctimas para conseguir la audiencia que les niegan sus fechorías contra los Derechos Humanos de miles de personas. Ahora, las Farc piden que se estudie la posibilidad de “una salida distinta”, sin asumir antes las responsabilidades que les corresponden en sus 50 años de violencia. Y sin aclarar a qué clase de crímenes recurrirán para conseguir las “otras formas de financiación o de presión política” de que hablan en su boletín. Es decir, la amenaza en vez de atender el pedido del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional para que informen sobre sus víctimas civiles. Difícil pedir a los colombianos que acepten un proceso de diálogo con tregua, cuando quienes pretenden esa negociación atacan a la población como sucede en Caldono, a la vez que anuncian otras formas de criminalidad para financiar sus actividades.

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