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Quién manda en Venezuela

Más allá de que sea cierta la intentona de tumbar al gobierno, en la que según el todopoderoso Diosdado Cabello reúne a militares retirados, mandos medios en activo, opositores, un empresario y un solitario avión Tucano, el hecho avisa sobre cuánto del futuro inmediato del vecino país pasará por la voluntad de las Fuerzas Armadas de Venezuela.

16 de febrero de 2015 Por:

Más allá de que sea cierta la intentona de tumbar al gobierno, en la que según el todopoderoso Diosdado Cabello reúne a militares retirados, mandos medios en activo, opositores, un empresario y un solitario avión Tucano, el hecho avisa sobre cuánto del futuro inmediato del vecino país pasará por la voluntad de las Fuerzas Armadas de Venezuela.

El supuesto plan de golpe de Estado que denunció el gobierno del presidente Nicolás Maduro no es un hecho aislado. Por el contrario, es un eslabón más en la serie de sucesos que alertan sobre el riesgo de que Venezuela camine a un inevitable desenlace, en el que esa nación podría resultar aún más afectada de todo lo ya padecido en los últimos tiempos.Más allá de que sea cierta la intentona de tumbar al gobierno, en la que según el todopoderoso Diosdado Cabello reúne a militares retirados, mandos medios en activo, opositores, un empresario y un solitario avión Tucano, el hecho avisa sobre cuánto del futuro inmediato del vecino país pasará por la voluntad de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Al fin y al cabo han sido los militares el factor decisivo de la permanencia del chavismo en el poder. Además, son parte de su esencia desde el frustrado golpe del 4 de febrero de 1992 cuando Hugo Chávez intentó tomarse el poder, hecho que lo catapultó a la escena política y terminó por llevarlo al Palacio de Miraflores. Y luego no han dejado de serlo hasta la fecha. Por su respaldo a la causa bolivariana, con innumerables violaciones a los derechos humanos como lo denuncian la oposición y diversos Estados, al igual que organizaciones como Human Rights Watch, la Fuerza Pública la que detenta buena parte del poder en Venezuela.Así se definió desde un principio, cuando Hugo Chávez elevó el estatus de ese cuerpo en el seno de la sociedad de su país mediante prebendas cada vez más costosas. Y promovió la llegada de la ideología de Cuba, que rápidamente tomó el control, mientras recibían prebendas sin límites. A cambio, Venezuela se convirtió en un país invadido por la violencia y el paramiltarismo oficial.Insaciables, algunos altos y mandos medios, sabedores de lo que representan para la estabilidad del gobierno, se han enriquecido a costa de escandalosos reajuste salariales hasta del 75% en un año y de bonificaciones. Y de participar de negocios al margen de la ley, incluido el narcotráfico, como lo develan cada día más testimonios de exfuncionarios del gobierno. Es la corrupción que destruye los principios más elementales de un ejército.Con Nicolás Maduro esa situación ha llegado al límite o está muy cerca de él. Sin flujo de caja tras la caída de los precios del petróleo y con temores de traición que lo han llevado a retirar a personajes poderosos que no están de acuerdo con el rumbo de su gobierno. Por eso, el presidente de Venezuela camina sobre la delgada línea de tener como uno de sus principales soportes a los militares, demasiado poderosos y siempre volátiles en su actuar.Empeñado en buscar los males en una oposición fragmentada, y ahora encarcelada, y en un supuesto complot internacional, Maduro olvida que las mismas garantías que le niega a millones de sus compatriotas podrían convertirse en su propio talón de Aquiles por cuenta de unas Fuerzas Armadas que deciden más de lo que les señala la propia Constitución. Esa sería la peor de las salidas de las pocas que le quedan a la convulsa situación del vecino.

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