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Proclamas descaradas

"Así, la ronda número veintiuno, que debería ser para analizar lo concerniente al narcotráfico, no muestra ningún avance conocido. A cambio, lo que se recibe son proclamas que van desde la despenalización del criminal negocio hasta el establecimiento de una comisión en la cual estará la guerrilla. Es un esfuerzo claro para evitar responder por su vinculación en una actividad que ha engrosado sus arcas a costa de miles de colombianos y de millones de consumidores en el mundo".

27 de febrero de 2014 Por:

"Así, la ronda número veintiuno, que debería ser para analizar lo concerniente al narcotráfico, no muestra ningún avance conocido. A cambio, lo que se recibe son proclamas que van desde la despenalización del criminal negocio hasta el establecimiento de una comisión en la cual estará la guerrilla. Es un esfuerzo claro para evitar responder por su vinculación en una actividad que ha engrosado sus arcas a costa de miles de colombianos y de millones de consumidores en el mundo".

De nuevo, el escenario abierto por el diálogo en La Habana es aprovechado en forma hábil por las Farc para hacer su protagonismo y evadir su compromiso en la búsqueda de una salida para terminar el conflicto. Y crece el escepticismo entre los colombianos, al conocer el discurso de quienes pretenden evadir sus responsabilidades mediante la descalificación de las instituciones democráticas y las proclamas que dan a entender la creación de un orden nuevo donde la guerrilla ejerce de veedora y ejecutora de políticas que no han sido acordadas. Se cumple así uno de los principales y quizás el único propósito de la guerrilla. Es que durante los 18 meses que lleva el proceso, éste ha sido apenas un vehículo de propaganda, donde las Farc aprovechan al máximo el espacio que les han brindado tanto el Gobierno como los países garantes y acompañantes, para tratar de limpiar su imagen. Y para tratar de convertirse en voceras de la protesta social y críticas del acontecer nacional, como si su trayectoria criminal hubiera sido borrada por el estatus que les otorga el haber entablado un diálogo con el Estado. Así, la ronda número veintiuno, que debería ser para analizar lo concerniente al narcotráfico, no muestra ningún avance conocido. A cambio, lo que se recibe son proclamas que van desde la despenalización del criminal negocio hasta el establecimiento de una comisión en la cual estará la guerrilla. Es un esfuerzo claro para evitar responder por su vinculación en una actividad que ha engrosado sus arcas a costa de miles de colombianos y de millones de consumidores en el mundo. Y la ofensiva se dirige entonces hacia otros asuntos, sin duda más jugosos para desviar la atención. Es el caso de los escándalos que han afectado a la Fuerza Pública, de la destitución del Alcalde de Bogotá o del atentado contra la candidata de la Unión Patriótica. No importa que éste haya sido cometido por el ELN, o que Gustavo Petro haya sido sancionado por no cumplir sus obligaciones. Ni se debe considerar que el Estado esté actuando para combatir la corrupción denunciada en el Ejército. Lo que les importa a las Farc es aprovechar el ‘papayazo’ para mostrarse como redentoras de Colombia, como si el país ignorara sus macabras andanzas. Por eso, el jefe de la delegación oficial debió salir a contestar las consignas diarias de los negociadores de la guerrilla: “Nuestros problemas los resolverán nuestras instituciones, en democracia. Los inaceptables señalamientos de las Farc con su dedo acusador en nada contribuyen a los esfuerzos de paz y por el contrario, nos alejan de este propósito”, dijo el doctor Humberto De la Calle. “No aceptamos que desde este espacio donde buscamos construir un acuerdo de paz que lleve a la reconciliación de los colombianos, las Farc se presenten como los jueces de las instituciones de Colombia y en particular de nuestras Fuerzas Militares”.Así están pues las cosas en La Habana. Es de esperar que haya un cambio y la mesa de diálogo produzca algo más que las proclamas amenazantes y descaradas de las Farc, para que los colombianos recuperen la confianza y el interés en la negociación.

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