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¿Potencia o mito?

"Colombia no puede seguir pensando que es una potencia hídrica mundial y que el agua es inagotable, si no educa a su población en las responsabilidades que le compete. Y sin tomar las medidas para detener el deterioro de su medio ambiente, además de imponer una cultura del buen uso y cuidado del agua. Aún hay tiempo para evitar que esa riqueza se convierta en un mito".

9 de agosto de 2014 Por:

"Colombia no puede seguir pensando que es una potencia hídrica mundial y que el agua es inagotable, si no educa a su población en las responsabilidades que le compete. Y sin tomar las medidas para detener el deterioro de su medio ambiente, además de imponer una cultura del buen uso y cuidado del agua. Aún hay tiempo para evitar que esa riqueza se convierta en un mito".

“La riqueza hídrica de Colombia puede volverse un mito”. La advertencia de José Luis Gómez, director ejecutivo de la organización ambiental Fondo Acción, es cada vez más real y cobra vigencia con las penurias que padece el país por el fenómeno de El Niño. El país que se vanagloria de ser una de las potencias en fuentes de agua del Planeta hoy sufre de sed, que no se le puede atribuir sólo al intenso verano. Con la teoría de que por la abundancia de recursos hídricos Colombia tiene agua de sobra, poco se ha hecho por educar a la gente sobre su protección y uso responsable. El deterioro de los manantiales y ríos es evidente, así como el desperdicio del líquido tratado.Cali es ejemplo de ello. A la ciudad la recorren siete ríos, todos con daños ambientales, con sus cuencas destruidas y en riesgo de desaparecer. La contaminación del Cauca, de donde se abastece la ciudad, es de tal magnitud que ha elevado los costos de potabilización del agua y lleva a que se suspenda el servicio cuando cae un aguacero en los afluentes pues el nivel del oxígeno del río llega a cero lo que hace imposible su tratamiento. Mientras tanto el documento del Consejo Nacional de Política Social y Económica firmado hace cinco años, que garantizaba los recursos para la recuperación del Cauca, duerme el sueño de los justos porque la Nación no honra su compromiso.El problema en Cali no es sólo de carácter ambiental. La responsabilidad también recae en una ciudadanía que desconoce la cultura del ahorro y del buen uso de sus servicios. Las pérdidas en acueducto llegan al 50%, es decir que de 22 millones de metros cúbicos de agua potable que produce Emcali al mes, 10,5 millones se pierden por desperdicio o robo. Un grifo que no se podrá cerrar mientras no se eduque a la población en la protección de sus recursos hídricos y el Estado no tome las decisiones que se requieren.Todo ello se repite en el resto del país y está llevando a que la riqueza de agua de Colombia vaya camino a convertirse en un mito. Los daños en los ecosistemas donde nacen los manantiales, la deforestación, la contaminación de los ríos -incluidos los de las selvas que los conduce a una muerte lenta como la que causa el mercurio proveniente de la minería ilegal- se traducen en un mayor impacto de los fenómenos climáticos. Por eso se presentan tragedias como la que vive la Guajira por la falta de agua potable; o sequías como la de Paz de Ariporo en Casanare que ocasionó la muerte de 20.000 animales silvestres o las miles de cabezas de ganado que se han sacrificado en la Costa Atlántica por la escasez de pastos debido al verano. Y serán más y con mayor frecuencia en la medida en que los recursos naturales nacionales disminuyan. Colombia no puede seguir pensando que es una potencia hídrica mundial y que el agua es inagotable, si no educa a su población en las responsabilidades que le compete. Y sin tomar las medidas para detener el deterioro de su medio ambiente, además de imponer una cultura del buen uso y cuidado del agua. Aún hay tiempo para evitar que esa riqueza se convierta en un mito.

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