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Posconflicto ambiental

"Esta es la hora de la verdad, en la que comienza a comprobarse la voluntad real de las Farc, así como su compromiso de cumplir con lo pactado y resarcir los perjuicios que le causaron a una nación y a su medio ambiente".

27 de agosto de 2016 Por:

"Esta es la hora de la verdad, en la que comienza a comprobarse la voluntad real de las Farc, así como su compromiso de cumplir con lo pactado y resarcir los perjuicios que le causaron a una nación y a su medio ambiente".

El acuerdo alcanzado entre el Gobierno Nacional y las Farc obliga a iniciar el camino de la reconciliación, enmendar los daños ocasionados por el conflicto y reparar a quienes lo padecieron. El medio ambiente es una de esas víctimas a la espera de respuestas.Cincuenta años de enfrentamientos, terrorismo, negocios ilegales y tozudez le han dejado marcas indelebles y destrucciones enormes a los recursos naturales del país. Los suelos y las aguas han sido contaminados por 4,1 millones de barriles de petróleo que se derramaron en tres décadas de voladuras a los oleoductos. También son 205 toneladas de mercurio las vertidas a los ríos por la minería ilegal, un negocio del que ha sido partícipe activo las Farc. Así mismo, 608.000 hectáreas de bosques se arrasaron en 20 años para sembrar coca, un 76% de ellas ubicadas en zonas de influencias de la guerrilla.Y en medio de esas tragedias ambientales han estado las comunidades. Ellas han visto cómo sus entornos se afectaron o fueron destruidos, sus riquezas naturales fueron usurpadas, se les obligó a huir o son sometidas al gobierno del terror utilizado por los grupos armados ilegales para mantener su poder y conservar sus negocios criminales. Desandar ese camino tortuoso, devolverle a la naturaleza sus riquezas, así como asegurar su conservación y garantizar su desarrollo sostenible son los retos ambientales para la era del posconflicto, a la que entramos por cuenta de los acuerdos logrados en La Habana.Ahora la cuestión es cómo se realizará esa reparación y cómo asumirán las Farc su responsabilidad en la destrucción causada por sus acciones y qué hará para enmendar los daños, en muchos casos irremediables. Aunque de manera somera, en lo pactado en la mesa de La Habana quedó escrito que la reforma rural integral deberá velar por la protección del medio ambiente, garantizar que el uso de los suelos y recursos naturales sea sostenible y que se capacite a las comunidades para que se conviertan en garantes de su conservación.Lo que no está claro es de dónde saldrán los $10 billones que, según Planeación Nacional, se deberán invertir en los próximos 15 años para hacer la recuperación ambiental del desastre natural que dejó las Farc, así como para adelantar la pedagogía que garantice su protección a futuro. ¿Cuánto de ese monto aportará la organización guerrillera para asegurar que a Colombia se le devuelvan sus bosques, se limpien sus ríos y suelos, se cierren los boquetes abiertos por la minería en sus páramos y se construya una historia diferente para la Nación? Lograr la paz ambiental que se espera en esta era de posconflicto, será posible también si se fortalece la institucionalidad, se desarrollan modelos económicos y productivos sostenibles y se ejerce la autoridad, sobre todo en los territorios que por años quedaron al garete de la protección estatal. Esta es la hora de la verdad, en la que comienza a comprobarse la voluntad real de las Farc, así como su compromiso de cumplir con lo pactado y resarcir los perjuicios que le causaron a una nación y a su medio ambiente.

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