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Por la senda de los sueños

Sobra decir que ya mismo deben reaccionar las salas de cine de todo el país y exhibir ‘El abrazo de la serpiente’ por doquier. Pero también y principalmente, debe ser el llamado para el público, para aquellos que solo apoyan el cine nacional cuando media una validación externa, para aquellos que prefieren la película pirata del semáforo al reconocimiento del esfuerzo del talento nacional.

15 de enero de 2016 Por:

Sobra decir que ya mismo deben reaccionar las salas de cine de todo el país y exhibir ‘El abrazo de la serpiente’ por doquier. Pero también y principalmente, debe ser el llamado para el público, para aquellos que solo apoyan el cine nacional cuando media una validación externa, para aquellos que prefieren la película pirata del semáforo al reconocimiento del esfuerzo del talento nacional.

Cuando ‘El abrazo de la serpiente’ se estrenó en Colombia, en mayo de 2015, solo permaneció dos semanas en la cartelera nacional pues no era rentable exhibir por más tiempo un filme colombiano (primero), en blanco y negro (segundo), contemplativo (tercero) y, para colmo de males, sin el gancho del humor ni los personajes caricaturescos a los que el gran público suele responder en taquilla. Ayer, cuando se conocía la noticia sobre la nominación al Óscar de la película de Ciro Guerra, el filme tan solo era exhibido en dos salas de Cali. Es decir, ni siquiera la promesa de una eventual nominación al premio más importante del cine mundial se convirtió en antídoto contra la incredulidad. Y estamos hablando de una ciudad con tradición cinéfila... ¿Qué podrán decir otras regiones de Colombia? Por fortuna hay soñadores como Ciro Guerra, y como tantos otros, que desoyen la voz desalentadora de las taquillas y persisten de forma terca y valiente por un tipo de cine que visibiliza las otras historias, las que pocos quieren contar, las que están escritas al margen de la página. Por fortuna hay quijotes que cultivan el preciosismo de las imágenes en un mundo que prefiere ser bombardeado por estímulos primarios. Sobra decir que ya mismo deben reaccionar las salas de cine de todo el país y exhibir ‘El abrazo de la serpiente’ por doquier. Pero también y principalmente, debe ser el llamado para el público, para aquellos que solo apoyan el cine nacional cuando media una validación externa, para aquellos que prefieren la película pirata del semáforo al reconocimiento del esfuerzo del talento nacional. En el caso de ‘El abrazo de la serpiente’, hay que reconocer no un hecho aislado sino un proceso juicioso que ha rendido frutos. Reconocer, por ejemplo, el oxígeno que le dio la Ley del Cine a la producción nacional, los estímulos del Fondo Para el Desarrollo Cinematográfico y la vía libre a las sinergias con otros países. También hay que reconocer el apoyo de los canales privados a la producción cinematográfica, porque aunque no todo el cine que se haga sea objeto de premio, cada iniciativa nutre a generaciones enteras de productores, directores de fotografía, técnicos, músicos, guionistas, actores y demás talentos que requiere una industria para ser sólida y viable. Ya tenemos el ejemplo de México, que este año tiene a tres nominados al Óscar entre ellos al director de la película en habla inglesa más opcionada. La nominación de ‘El abrazo de la serpiente’ pasará, llegue o no el anhelado y merecido premio. Pero lo más importante es que abrirá la mente de nuevas generaciones que verán en el arte una forma de hacer país. Eso de hacer cine en Colombia era un “embeleco” costoso y una quijotada, decía un columnista en los años 90. No era solo su sentir, sino el de muchos, y por fortuna estaban completamente equivocados. Hoy el nombre del país resuena por todo el mundo, por cuenta de la magia de la amazonía retratada de forma poética por un guerrero del cine. Gracias a Ciro Guerra y a su equipo de soñadores.

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