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Populismo y experiencia

"Pisando los límites entre las propuestas audaces y aquellas que despiertan los peores sentimientos, Donald Trump, el hasta ahora precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano arrasó en la contienda por la nominación. Se perfila así uno de los más apasionantes debates electorales de los últimos tiempos en el país más poderoso del Planeta".

6 de mayo de 2016 Por:

"Pisando los límites entre las propuestas audaces y aquellas que despiertan los peores sentimientos, Donald Trump, el hasta ahora precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano arrasó en la contienda por la nominación. Se perfila así uno de los más apasionantes debates electorales de los últimos tiempos en el país más poderoso del Planeta".

Pisando los límites entre las propuestas audaces y aquellas que despiertan los peores sentimientos, Donald Trump, el hasta ahora precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano arrasó en la contienda por la nominación. Se perfila así uno de los más apasionantes debates electorales de los últimos tiempos en el país más poderoso del Planeta. Pasó lo que muchos se negaron a reconocer cuando el empresario inició su carrera por la nominación. Sus exóticas y ruidosas expresiones, llenas de descalificaciones y amenazas contra lo que él definía como la forma de recuperar la importancia de los Estados Unidos, fueron desacreditadas por los analistas.Esas manifestaciones lo llevaron a ganar una contienda donde, es necesario aceptarlo, el número de sus competidores y la falta de un mensaje convincente lo hicieron ganador inobjetable, al retirarse el último de sus contrincantes el pasado martes. Tan grande ha sido su triunfo que ni siquiera las maniobras por atravesársele en la convención de su partido fueron posibles. Es el populismo, esta vez de la más rancia derecha y que apela a sentimientos como la xenofobia, la misoginia o el delirio de grandeza. Es la protesta de muchos ciudadanos silenciosos contra una política vacía, que no promete nada, que le teme a los cambios y se distancia de los electores, a quienes considera rebaños cautivos. Y es el uso inteligente y sagaz de los medios de comunicación estadounidenses, la mayoría de los cuales se empeñan en descalificar a quien toda su vida ha demostrado un instinto particular por el ‘marketing’ ahora aplicado a la política. Ahora sólo falta el formalismo de una convención que proclame a Trump como el candidato de los republicanos a la Presidencia de los Estados Unidos. Hacia allá se dirigen todos sus jefes, en especial los congresistas, muchos de los cuales declararon hace un tiempo su rechazo a quien según ellos desconoce los principios y la filosofía de su partido. No puede olvidarse que el empresario es cada vez más una carta con posibilidades de triunfo, en unas elecciones en las cuales también se renovará la composición del Parlamento. Frente a ellos estará la señora Hilary Clinton, que ya casi aseguró su candidatura por el partido Demócrata. Su prolija y extensa trayectoria hace pensar que el electorado prefiere la experiencia y la política correcta, aunque los jóvenes demócratas han acogido el mensaje socialista de Bernie Sanders, un profesor que estremece aún la campaña con propuestas audaces. Meses antes de las convenciones y antes de terminar las elecciones primarias de los partidos, puede decirse que entre esas dos opciones está el próximo presidente de los Estados Unidos. Es decir, entre el populismo de Trump y la tradición que encarna la señora Clinton. Será la confrontación distinta, una experiencia apasionante para un país que no está acostumbrado a que sus decisiones sean movidas mediante la apelación a las pasiones y las propuestas de grandeza que en nuestra América Latina han causado daños y fracasos memorables.

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