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Perú, la recta final

"Alternativas para Perú como las que encarnan Keiko, la hija del polémico Alberto Fujimori, y Kuczynski, uno de los arquitectos del éxito económico, se enmarcan entre lo populista y lo estrictamente técnico. Pareciera haber un concepto muy particular del ejercicio democrático que se limita al veredicto de las urnas y ya está".

25 de abril de 2016 Por:

"Alternativas para Perú como las que encarnan Keiko, la hija del polémico Alberto Fujimori, y Kuczynski, uno de los arquitectos del éxito económico, se enmarcan entre lo populista y lo estrictamente técnico. Pareciera haber un concepto muy particular del ejercicio democrático que se limita al veredicto de las urnas y ya está".

Luego de una en apariencia fácil victoria de Keiko Fujimori en la primera vuelta, las encuestas marcan una relativa paridad entre la candidata y el exministro Pedro Pablo Kuczynski. ¿Cuáles son las cartas que aún pueden inclinar la balanza en las elecciones presidenciales de Perú?La respuesta comienza por otra pregunta: ¿Qué se juegan los peruanos el 5 de junio próximo? Estabilidad económica parecería ser la prioridad. Perú es más que una excepción en América Latina. Su crecimiento anual del 3,7 % supera a grandes del tamaño de Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México. Y las cosas apuntan a un nuevo incremento en 2017 que marcaría 4,1%, mayor mérito en tiempos difíciles. Lo más importante de esos indicadores es que no son fotografía del momento. En lo que va de este siglo, ese país logró pasar de la oscuridad a que la sometieron el terrorismo, el desbarajuste de sus finanzas y el autoritarismo, a un modelo en el que, con claras políticas de Estado y disciplina en todos los órdenes, la casa comenzó a ponerse en orden. Así lo confirman hoy la confianza de los organismos internacionales, la inversión extranjera y la apertura de nuevos mercados.Por supuesto, aún falta mucho. Perú sigue siendo escenario de una profunda brecha en el que diferencias que pasan por lo étnico son evidentes. Pero no se puede negar el progreso.A pesar de ello, la actual campaña presidencial ha estado marcada por la profunda insatisfacción que despierta su clase política. Los peruanos, por encima de las cifras de relativa bonanza, tampoco escapan a ese fenómeno regional de descreimiento en las colectividades políticas. Está visto, pesa más en ellos los nombres, el caudillismo y el populismo. Y como bien lo dicen, no es que haya crisis en los partidos, es que, en la práctica, no hay partidos.En consecuencia, alternativas como las que encarnan Keiko, la hija del polémico Alberto Fujimori, y Kuczynski, uno de los arquitectos del éxito económico, se enmarcan entre lo populista y lo estrictamente técnico. Pareciera haber un concepto muy particular del ejercicio democrático que se limita al veredicto de las urnas y ya está.Ambos candidatos han llegado con el favor popular a esta instancia definitiva. Keiko, cabalgando sobre Fuerza Popular, su partido, y el Plan Perú que concibe grandes obras y consecuente generación de empleo, más seguridad en las calles. Sin olvidar los derechos humanos, fórmula con la que busca deslindarse de la imagen de su padre.Y Kuczynski, del también novedoso Peruanos por el Cambio (PPK) dispuesto, dice, a que Perú no pierda el rumbo, promete tres millones de nuevos puestos en cinco años y lucha frontal contra la corrupción, otro de los males de la política regional.Pero sea quien gane, el quinto presidente elegido en esta era post Alberto Fujimori, afrontará dos grandes retos. Uno, mantener el curso actual de su economía para brindar mayor bienestar a una ciudadanía ávida de más equidad. Y dos, robustecer las instituciones desde la participación colectiva, por encima de los personalismos, ese inevitable camino a arbitrariedades que Perú ya vivió y ha prometido no olvidar.

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