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Para volver a creer

Ayer fue publicada la última encuesta realizada por la firma Invamer Gallup, que cada dos meses mide la opinión de los colombianos sobre la situación nacional desde muchos puntos de vista y su concepto sobre las instituciones del país. A pesar de ser una muestra realizada con instrumentos estadísticos que puede ser objeto de debate, la de febrero debe ser mirada con cuidado.

2 de marzo de 2017 Por: Editorial .

Ayer fue publicada la última encuesta realizada por la firma Invamer Gallup, que cada dos meses mide la opinión de los colombianos sobre la situación nacional desde muchos puntos de vista y su concepto sobre las instituciones del país. A pesar de ser una muestra realizada con instrumentos estadísticos que puede ser objeto de debate, la de febrero debe ser mirada con cuidado.

Sin entrar en detalles sobre la extensa gama de resultados reflejados en la encuesta, estos sí dejan muchas preocupaciones. La más importante es el descrédito al que han llegado la inmensa mayoría de las instituciones, así como el descenso en la favorabilidad de otras que tradicionalmente gozaban del respeto y el apoyo de la Nación, según el mismo estudio.

Y no es difícil encontrar las causas de esos resultados. Aunque se cite la reforma tributaria como la gran razón, en primer lugar está la corrupción y la ausencia de ética que desangra al sector oficial y a la actividad privada. Los escándalos sobre Reficar, lo ocurrido con la firma Odebrecht, las denuncias continuas sobre peculados, contratos leoninos y favorecimientos en todos los niveles de la Administración del Estado se suman a los descubrimientos de entramados que roban con descaro el ahorro público, usando desde pirámides hasta sofisticados instrumentos como los créditos de libranza o Interbolsa que abusan de la confianza para cometer fechorías afrentosas.

Frente a ello, el Estado parece impotente para defender el interés público. Mientras la capacidad de control y prevención se diluye en una espesa red de superintendencias, oficinas de control, zares anticorrupción, Procuradurías, Personerías o Contralorías, la Justicia parece incapaz de investigar y sancionar a los autores de los latrocinios. Todo ello sin incluir la debilidad para perseguir delitos como el narcotráfico, el peor enemigo de la paz y la tranquilidad en Colombia.

El otro aspecto de igual relevancia, es el desánimo sobre la situación del país. Si bien las circunstancias cambiaron desde la caída en los ingresos petroleros y mineros, no es menos cierto que el sector público no ha reducido sus gastos en proporciones similares ni ha sido ágil en motivar la actividad privada.

De la suma de los factores descritos nace el mal ambiente que muestra la encuesta. ¿Qué hacer para recuperar el rumbo? Lo primero es reconocer que llegó la hora de las rectificaciones. El ciudadano del común tiene grandes dudas, está molesto por lo que ocurre, la inmensa mayoría no cree ni en los partidos, ni en el Legislativo, el Ejecutivo o el Poder Judicial y cada vez está más desmotivado por lo que sucede.

Por supuesto, eso se refleja en la encuesta y no puede decirse que es la verdad absoluta. Pero está mostrando una situación que debe ser atendida cuanto antes, no con debates superficiales, con propuestas oportunistas o cálculos electorales, sino con decisiones de fondo y actitudes que demuestren el propósito de enmienda necesario para recuperar la confianza en las instituciones y la fe en el progreso que demandan los colombianos para volver a creer.

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