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Para seguir adelante

La solicitud de amparo bajo la ley 550 de 1999 que presentó Metrocali y fue aceptada por la Superintendencia de Puertos y Transporte es una oportunidad para enfrentar las dificultades.

15 de octubre de 2019 Por: Editorial .

Antes que una declaración que pone en peligro la continuidad del Sistema de Transporte Masivo de Cali, la solicitud de amparo bajo la ley 550 de 1999 que presentó Metrocali y fue aceptada por la Superintendencia de Puertos y Transporte es una oportunidad para enfrentar las dificultades. Es el momento para organizar sus pasivos y seguir adelante, con su misión, garantizar el trasnporte público para la ciudad.

Las dificultades se originan en la obligación nacida del laudo que condenó a la empresa a pagar a uno de los operadores del MÍO y a una entidad financiera la suma de $162.850 millones más intereses, originado en incumplimientos acumulados en los años que lleva de existencia el Sistema. Una suma respetable que Metrocali no ha podido cancelar, como lo demuestra su mora de más de noventa días, que supera el 5% de los pasivos totales de la entidad y con lo cual se cumplen los requisitos para acudir a la llamada Ley de Insolvencia.

Esa solicitud, autorizada por la Junta directiva de la entidad y presentada desde el 28 de septiembre pasado, fue aprobada por la Superintendencia, la cual ya designó un promotor encargado de revisar los pasivos, la solvencia de la empresa y sus posibilidades para honrar las obligaciones. En el caso de Metrocali, las informaciones indican que tiene esa capacidad, dependiendo de la posibilidad de programar el pago de la deuda en un plazo y no de contado como estaba obligada después del fallo de la referencia.

Ello implica que Metrocali mantendrá su estructura administrativa y sus facultades para dirigir el MÍO, así como la gestión de los proyectos que tiene a su cargo. Y aunque también implicará limitaciones en su autonomía de gestión como una empresa independiente, no significa que se declare su parálisis o liquidación.

Ahora hay que esperar los resultados de la labor que cumpla el agente interventor, profesional calificado que tiene las características para desempeñar su gestión y permitir que se solucionen los inconvenientes que atraviesa la entidad a la cual se le ha confiado el desarrollo, la construcción y la administración del MÍO. Cabe aclarar que ella existe desde el nacimiento mismo del sistema y no es una institución influenciada por la política o invadida por el clientelismo.

Por ahora, hay que enfrentar la natural desconfianza que surge de la intervención que significa el acudir a un mecanismo creado para amparar tanto a la entidad que lo solicite como a sus acreedores, bajo el entendido de que es viable. Y seguir adelante, haciendo lo que sea necesario para mejorar su servicio, para construir las obras que aún están pendientes como la Troncal de Oriente, y para mantener el control sobre la operación de tal manera que se dé satisfacción a sus miles de usuarios.

Con todo y sus dificultades, el MÍO es ante todo una solución válida para la movilidad de Cali, para la seguridad de los caleños y para el desarrollo urbano de una ciudad que cuenta con más de dos millones de habitantes. Ese ha sido el norte de Metrocali y debe seguir siéndolo, para lo cual se requiere la comprensión y la colaboración de sus acreedores.

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