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Paños de agua tibia

"No es difícil descubrir cuál es la causa de semejante guerra a la que están expuestos los habitantes de Buenaventura. Es que el tener el puerto más importante de Colombia lo hace apetecible para cualquiera de las organizaciones criminales empeñadas en el narcotráfico. Además, las condiciones de vida de la ciudad, donde existe un desempleo superior al 60%, se constituye en caldo de cultivo ideal para el microtráfico..."

30 de octubre de 2012 Por:

"No es difícil descubrir cuál es la causa de semejante guerra a la que están expuestos los habitantes de Buenaventura. Es que el tener el puerto más importante de Colombia lo hace apetecible para cualquiera de las organizaciones criminales empeñadas en el narcotráfico. Además, las condiciones de vida de la ciudad, donde existe un desempleo superior al 60%, se constituye en caldo de cultivo ideal para el microtráfico..."

Pese a la denuncia de las autoridades eclesiásticas y al pedido de ayuda constante de la comunidad, las noticias que llegan desde Buenaventura siguen siendo las mismas de hace un año: los grupos de delincuencia tienen a su ciudad como objetivo principal. Y la respuesta vuelve a ser también idéntica. Ayer, El País habló de las muertes que ha producido la llegada de la Banda Criminal conocida como ‘Los Urabeños’ y la estela que va dejando: 33 asesinatos en 23 días. Todos ellos con distintas marcas de su ambición, como quiera que van desde el descuartizamiento hasta las balaceras donde caen varias personas y amenazan a la comunidad. Sin ningún problema, ya se sabe que la banda se ha apoderado de la mitad de los barrios que conforman la ciudad, mientras sus rivales, ‘La Empresa’, mantiene su control por el resto. No es difícil descubrir cuál es la causa de semejante guerra a la que están expuestos los habitantes de Buenaventura. Es que el tener el puerto más importante de Colombia lo hace apetecible para cualquiera de las organizaciones criminales empeñadas en el narcotráfico. Además, las condiciones de vida de la ciudad, donde existe un desempleo superior al 60%, se constituye en caldo de cultivo ideal para el microtráfico y para el establecimiento de las extorsiones por mil pesos o más, que se cobran a la economía informal y de subsistencia que existe en la segunda ciudad del Valle. Si sirve de consuelo, hay que decir que hasta el 6 de octubre pasado las autoridades daban un parte de tranquilidad, hablando de una reducción del 72% en los homicidios que se cometían en Buenaventura. Hoy se está descubriendo que tal tranquilidad se debía a una especie de acuerdo de los dueños de la violencia, la llamada ‘Empresa’. Y que a desafiar su dominio llegó la tenebrosa banda que también se ha hecho presente en Tuluá, en El Dovio y otras cuantas ciudades del Departamento. Lo que demuestra una vez más la amenaza que padecen los vallecaucanos desde hace muchos años. Pero lo que se vive en Buenaventura es una verdadera guerra que tiene otras implicaciones. Es que, como lo denunció en agosto de 2011 su obispo, monseñor Héctor Epalza, “ a uno le da pesar que Buenaventura esté sumida en la crisis porque nadie hace nada a favor de la gente”. Y, al parecer, continúa el silencio que genera el miedo a las retaliaciones. Es la constante que por décadas ha golpeado a una población que carece de oportunidades de trabajo, de educación o de posibilidades de desarrollo.Sin duda, las obras que se realizan en el dragado del canal de acceso y el impulso que han tomado los muelles y las empresas portuarias son demostraciones de la inversión pública y privada en Buenaventura. Pero hace muchos años está claro que eso no es suficiente. Y que la actividad de la delincuencia seguirá primando en la región Pacífica mientras la Nación no acepte que allí se demanda un verdadero propósito de combatir la miseria y de aprovechar sus ventajas comparativas, en vez de aplicar paños de agua tibia y de seguir tratando sus problemas como un mero asunto de orden público.

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