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Otra guerra olvidada

También cuentan los altos costos de la guerra para la OTAN. En el caso de Francia, suma a la fecha la no despreciable cantidad de 224 millones de dólares. Una suma que acrecienta los problemas de las economías de la Unión Europea que aún se debate en medio de las consecuencias de la pasada crisis financiera internacional. Todos quisieran ver que la guerra en Libia acabara pronto pues la ilusión de que el cruel dictador caería apenas interviniera la OTAN se ha desvanecido con el paso de los meses.

1 de agosto de 2011 Por:

También cuentan los altos costos de la guerra para la OTAN. En el caso de Francia, suma a la fecha la no despreciable cantidad de 224 millones de dólares. Una suma que acrecienta los problemas de las economías de la Unión Europea que aún se debate en medio de las consecuencias de la pasada crisis financiera internacional. Todos quisieran ver que la guerra en Libia acabara pronto pues la ilusión de que el cruel dictador caería apenas interviniera la OTAN se ha desvanecido con el paso de los meses.

El asesinato del general Abdel Fatah Younes, anterior Ministro del Interior del gobierno de Gadaffi en Libia y quien se pasó al bando de los rebeldes haciéndose cargo de profesionalizar a los combatientes de la oposición, ha llamado la atención sobre la realidad de las fuerzas que conforman el Consejo Nacional de Transición, entidad que agrupa a los rebeldes de Libia.No se ha descartado que el asesinato de Younes, un dirigente de gran influencia en el Consejo Nacional de Transición y gran obstáculo para los radicales islámicos, haya sido fraguado en el seno de una de las agrupaciones fundamentalistas que pretenden “pescar en río revuelto”. Younes era partidario de la unidad de Libia, una aspiración que no comparten algunos de los grupos rebeldes, sobre todo aquellos de raíces tribales en la región de Bengasi y en el sur del país, territorios en los que el propio Gadaffi nunca pudo asentar su autoridad.Para muchos de esos grupos la lucha contra Tripoli, o La Tripolitania, es una guerra milenaria que sólo terminará con la separación de estos pueblos. La Cirenaica, como se conoce a la región de Bengasi desde la antigua Grecia, siempre ha tenido aspiraciones separatistas que se han acrecentado en medio de la violencia y descontrol actuales.Tal vez eso ayude a explicar también ciertos esfuerzos de algunas potencias, entre las que se destacan Francia, Turquía y Rusia, por conciliar con Gadaffi para poner fin a los enfrentamientos. De acuerdo con el portavoz del gobierno de Gadaffi, su hijo Shaif al-Islam, ellos han iniciado conversaciones con diplomáticos franceses al respecto. Y Francia ha aceptado que ocurrieron “contactos”, aunque no negociaciones formales.También cuentan los altos costos de la guerra para la OTAN. En el caso de Francia, suma a la fecha la no despreciable cantidad de 224 millones de dólares. Una suma que acrecienta los problemas de las economías de la Unión Europea que aún se debate en medio de las consecuencias de la pasada crisis financiera internacional. Todos quisieran ver que la guerra en Libia acabara pronto pues la ilusión de que el cruel dictador caería apenas interviniera la OTAN se ha desvanecido con el paso de los meses.Y ello no parece posible, pues aunque el régimen libio se encuentra aislado, y 30 naciones, las más importantes del mundo, han reconocido al Consejo Nacional de Transición como gobierno legítimo de Libia, la verdad es que la población, o mejor, las tribus de la Tripolitania, aún continúan apoyando a la dictadura, y las lealtades regionales los lleva a enfrentar con entusiasmo a los rebeldes de la Cirenaica.Y como es usual, la ONU ha demostrado de nuevo su inutilidad para hacer frente a este tipo de conflictos, mientras los pueblos sufren y las guerras se prolongan. Si bien es cierto que no hay negociación posible que no implique el retiro de Gadaffi y el desmantelamiento del régimen dictatorial, las vacilaciones al respecto sólo llevarán a que esta guerra cruel pase a engrosar la lista de las “guerras olvidadas” del planeta.

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