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Nace el Sudán del Sur

"Con todo por hacer y sin recursos de capital, seguramente el gobierno de Sudán del Sur deberá hipotecar al país para construir lo que se necesita y buscar un alero protector para defenderse de la amenaza que supone el ahora vecino Sudán del Norte".

13 de julio de 2011 Por:

"Con todo por hacer y sin recursos de capital, seguramente el gobierno de Sudán del Sur deberá hipotecar al país para construir lo que se necesita y buscar un alero protector para defenderse de la amenaza que supone el ahora vecino Sudán del Norte".

El pasado 9 de julio nació el Estado número 54 de África, producto de la escisión de Sudán, la nación más grande y una de las más antiguas del continente. Jartum, la capital sudanesa, es una ciudad de leyenda en la que se mezclan las tradiciones árabes con el animismo de los pueblos negros del África profunda. Pero también un territorio de expoliación e injusticia. La comunidad árabe, más próspera y cercana a Occidente, aprovechó las ventajas de la educación para someter a la población negra del Sur, llegando a extremos de horror como el que se ha vivido en la región de Darfur. Allí, paramilitares árabes tolerados por el Gobierno, han cometido genocidio y desplazado a cuatro millones de personas de sus lugares de origen, produciendo la tragedia humanitaria más grande de la actualidad.Sin duda, la incapacidad o indiferencia del gobierno del presidente Omar al-Bashir, que se ha mostrado tolerante con los atropellos, lo mismo que el enorme sufrimiento del pueblo de Darfur, se encuentran en la base de la escisión de Sudán. Y también cuentan a la hora de explicar las dudas que surgen sobre el futuro de la nueva república de Sudán del Sur.Las dos regiones de Sudán están claramente definidas por la pertenencia étnica y religiosa de su población y por las diferencias geográficas entre los hoy dos países, visible incluso desde el espacio, como lo muestran las imágenes satelitales de la Nasa. Los estados norteños son un desierto interrumpido sólo por el fértil corredor del Nilo. El Sudán sureño está cubierto de praderas, pantanos y bosques tropicales.Adicionalmente la mayor parte de la riqueza petrolera del país también se ubica en el Sur. Pero al mismo tiempo, este territorio fértil y rico es la región más atrasada del viejo Sudán. La nueva capital, Juba, es una ciudad que no cuenta con infraestructura básica, ni de energía eléctrica, ni de agua potable, ni de saneamiento básico. En realidad es una aldea africana sumida en la pobreza. Todo falta en Sudán del Sur, carreteras, hospitales, escuelas, aeropuertos. Es un país por hacer, desde su infraestructura hasta sus instituciones.Así las cosas, el nuevo Estado parece presa fácil de las corporaciones multinacionales y de los países ávidos de petróleo y de recursos naturales. Con todo por hacer y sin recursos de capital, seguramente el gobierno de Sudán del Sur deberá hipotecar al país para construir lo que se necesita y buscar un alero protector para defenderse de la amenaza que supone el ahora vecino Sudán del Norte. Se ha visto a China muy activa, enviando centenares de miles de banderas de la nueva república a las autoridades sursudanesas.De hecho, ya el gobierno de Sudán del Norte invadió e incendió el poblado de Abyei que, según los acuerdos de paz, pertenece a Sudán del Sur, generando un pretexto para una nueva guerra civil. La comunidad internacional deberá estar atenta para que la débil y joven república no perezca antes de nacer, o termine siendo expoliada por los depredadores del mercado internacional de materias primas.

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