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"...nada parece haber cambiado en el sistema electoral, no obstante los grandes cuestionamientos que se le hacen a causa de los fraudes e interferencias indebidas que desvían o falsean la voluntad popular".

3 de marzo de 2011 Por:

"...nada parece haber cambiado en el sistema electoral, no obstante los grandes cuestionamientos que se le hacen a causa de los fraudes e interferencias indebidas que desvían o falsean la voluntad popular".

Dentro de ocho meses, los colombianos que gozan del derecho a elegir y ser elegidos regresarán a las urnas para escoger, entre otros, a los gobernadores, los alcaldes, los concejos y las asambleas que administrarán sus departamentos y municipios en los siguientes cuatro años. Pero nada parece haber cambiado en el sistema electoral, no obstante los grandes cuestionamientos que se le hacen a causa de los fraudes e interferencias indebidas que desvían o falsean la voluntad popular. O mejor, algo cambió para peor: ahora, y en virtud de la purificación del censo electoral que planteó la última de las reformas políticas, sólo podrán votar 15 millones de ciudadanos más los que se inscriban. Es decir, quien no haya votado en los últimos comicios perderá su derecho a elegir.Así se pretende resolver la montaña de inquietudes que sobre la incertidumbre del censo electoral existen en Colombia desde tiempos inmemoriales. Nada de perseguir y castigar a los promotores de la trampa que hace ganadores, como ordena el código penal. Ni de sancionar como corresponde a los jurados y funcionarios que se prestan a la maniobra, o de castigar a los gobernantes que usan el erario y la nómina para conseguir adeptos, como ocurrió en el Valle en las elecciones de marzo de 2010. Ahora mismo se conocen las dificultades que experimenta en el Congreso de la República el estatuto anticorrupción presentado por el Gobierno Nacional en la legislación pasada, sobre todo en la propuesta de impedir que los contratistas del Estado financien las campañas de quienes tendrán en sus manos la posibilidad de entregarles contratos y el poder de control político sobre esas actuaciones en caso de ser elegidos. Quiere ello decir que, de fracasar, será imposible impedir la interferencia del ánimo de lucro en el acto de elegir gobernantes, esenciales a la democracia.Y mucho menos, de hacer el esfuerzo para impedir el fraude y modernizar el sistema electoral mediante la tecnología. Aunque aún expresa esperanzas sobre la posibilidad de que el Gobierno le entregue los recursos necesarios para aplicar la huella electrónica en los comicios de octubre, al señor Registrador Nacional del Estado Civil se le escuchan decepciones por la imposibilidad de llegar al voto electrónico, el más eficaz instrumento para impedir ese fraude rampante que ronda cada elección en Colombia, quitándole legitimidad al proceso y llenando de dudas la escogencia de dignatarios y la composición de los cuerpos colegiados que deben cuidar el ejercicio del gobierno.En otros términos, y salvo algunas decisiones tomadas por el Consejo Nacional Electoral como insistir en los Tribunales de Garantías Regionales para atender denuncias y vigilar las elecciones, o las declaraciones de su Presidente sobre el control a la propaganda política, todo continuará igual. Incluso, las autoridades han advertido sobre la intención de las Bandas Criminales, de la guerrilla y el narcotráfico, de influir en los comicios de octubre próximo. Es decir, más de lo mismo, mientras el país espera que se acabe la corrupción y el fraude que falsifican la voluntad popular.

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