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Mantener el cauce

"Aunque la decisión del Gobierno tranquiliza por ahora, sería deseable que se mantuviera en forma permanente. Es que el presidente Juan Manuel Santos afirmó que la negociación estaría a cargo del Gobierno, por lo que no parece adecuado dar a entender que la mesa ha sido ampliada y que ahora podrán participar los partidos y los congresistas. Menos, cuando estamos a seis meses de unas elecciones en las cuales la negociación en Cuba será protagonista de primer orden".

17 de septiembre de 2013 Por:

"Aunque la decisión del Gobierno tranquiliza por ahora, sería deseable que se mantuviera en forma permanente. Es que el presidente Juan Manuel Santos afirmó que la negociación estaría a cargo del Gobierno, por lo que no parece adecuado dar a entender que la mesa ha sido ampliada y que ahora podrán participar los partidos y los congresistas. Menos, cuando estamos a seis meses de unas elecciones en las cuales la negociación en Cuba será protagonista de primer orden".

Luego de muchas especulaciones y preparativos el Gobierno Nacional actuó como correspondía y suspendió el viaje de una delegación de congresistas y de los partidos a La Habana para entrevistarse con las Farc. Con ello, además de cumplir su compromiso de garantizar la reserva de la negociación, evita que ellas se conviertan en un desfile que desvirtúa la razón por la cual se buscó un país distinto donde no hubiera oportunidad para el protagonismo.El viaje fue resultado de una invitación de la guerrilla, supuestamente para dialogar acerca del Marco Jurídico para la Paz. De acuerdo con las declaraciones de sus voceros, las Farc no están satisfechas con el hecho de que la norma con la cual se le da vía libre a la justicia transicional, fuera aprobada sin negociar con ellas. Debe deducirse entonces que ahora estarán más preocupadas con el fallo de la Corte Constitucional que declaró en forma expresa la imposibilidad de que se ofrezca impunidad total a quienes son acusados de delitos atroces y de lesa humanidad.También les preocupa a los guerrilleros que el Gobierno esté hablando de un posible referendo para consultar a los colombianos si están conformes o no con los acuerdos a que se llegue en La Habana. Y no les gusta que se ignore su solicitud de convocar a una Asamblea Constituyente en la cual ellos tendrían una amplia participación por derecho propio. Esa negativa significa que no se está hablando de una refundación del Estado de Derecho en Colombia, lo que brinda un poco de tranquilidad por cuanto da a entender que las negociaciones se mantienen dentro del cauce original de acordar la terminación del conflicto sin arriesgar la vigencia de las instituciones. Así empezó una semana más de diálogo para terminar el conflicto con la guerrilla más antigua del planeta. Aunque la decisión del Gobierno tranquiliza por ahora, sería deseable que se mantuviera en forma permanente. Es que el presidente Juan Manuel Santos afirmó que la negociación estaría a cargo del Gobierno, por lo que no parece adecuado dar a entender que la mesa ha sido ampliada y que ahora podrán participar los partidos y los congresistas. Menos, cuando estamos a seis meses de unas elecciones en las cuales la negociación en Cuba será protagonista de primer orden.Por lo demás, se puede notar la preocupación que muestran los sectores oficiales y algunos de sus aliados políticos por lograr un resultado rápido en la negociación. Eso explica que el orden del acuerdo que le dio origen haya sido alterado en varias ocasiones, saltando del punto segundo sobre participación en política de las Farc al sexto, que se refiere a los mecanismos de refrendación y consulta que sean adoptados en caso de lograrse el acuerdo. Siendo entendible ese propósito, no parece aconsejable que se acelere la negociación cuando existen tantos puntos por resolver. Y cuanto lo que hasta ahora ha sido planteado en materia de justicia y su acatamiento por las Farc o de su obligación de reconocer su responsabilidad y reparar a las víctimas de su violencia, no tiene una respuesta clara que satisfaga y tranquilice a los colombianos.

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